LA JORNADA DEL 1-O

Una ola antidisturbios embiste contra los colegios de Catalunya

Guillem Sànchez / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los agentes antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y de la Guardia Civil han entrado este domingo en estampida en colegios electorales de toda Catalunya. Lo han hecho para -literalmente- arrancar por la fuerza las urnas de las manos de los voluntarios que las habían llevado a los centros de madrugada para poder votar en el referéndum unilateral de independencia.

Han logrado su objetivo en 92 puntos de votación. Pero no solamente se han marchado cargando las urnas de una consulta secesionista convocada por el Gobierno catalán y prohibida por la justicia española. Durante su intervención, los agentes también han dejado un rastro vergonzoso de ciudadanos heridos -de todas las edades- y, en muchos casos, también llorosos.

El balance de la Conselleria de Salut de la Generalitat cifra en 844 las personas que han requerido atenciones por parte del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM). Los partes médicos hablan de fracturas en brazosdedospiernas y mandíbulas. Dos han sido los casos más preocupantes: el de un hombre que ha sufrido una mutilación ocular y el de un anciano que ha sufrido un infarto por la tensión vivida instantes antes de una carga en el barrio de la Mariola de Lleida. Su estado es crítico tras ser trasladado en un helicóptero.

Por su parte, el Ministerio de Interior informó de que también hubo agentes heridos; en total, 33 (19, de la Policía Nacional, y 14, de la Guardia Civil).

Los 'piolines' siembran el terror 

El Gobierno de Mariano Rajoy no ha facilitado oficialmente el número exacto de los agentes antidisturbios que ha mobilizado en Catalunya. La presencia de estos efectivos -más de 4.000- se había convertido para los independentistas en una sombra intimidante, más cuando circularon vídeos que los despedían entre vítores de "a por ellos", que ha confirmado durante este domingo los peores pronósticos. Ha habido sorna en las redes sociales porque se alojaban en un crucero decorado con el personaje de Piolín. Pero al desembarcar, los agentes dejaron claro que se cobrarían todas las gracias. En total, han clausurado violentamente 92 de los colegios electorales del 1-O. Según los Mossos d’Esquadra, los policías catalanes han cerrado casi 200 centros, sin que se conozcan incidentes graves relacionados con estas actuaciones.

En el instituto Pau Claris la esperpéntica intervención de los agentes de la Policía Nacional ha dado lugar incluso a escenas en las que eran lanzadas mujeres por las escaleras. Y se han repartido tirones de pelo y patadas a personas que estaban tumbadas. Una mujer, Marta Torrejillas, ha denunciado que le han roto "todos los dedos" de la mano.

"Me pondré a llorar si lo cuento"

En el colegio Ramon Llull agentes de este mismo cuerpo policial han terminado hiriendo a un periodista, golpeándolo por la espalda con una porra en la cabeza, y expulsando del recinto a otro redactor -ambos de este diario- que lucía visiblemente un brazalete del Col·legi de Periodistes. En la escuela Pia Sant Antoni, tras destrozar la puerta y marcharse con las urnas, a una mujer con la mirada enrojecida le faltaba la voz para tratar de describir todo lo que sentía. "Me pondré a llorar si lo cuento", ha alcanzado a decir. Durante la maniobra de retirada de esta actuación, algunos ciudadanos han lanzado conos contra los agentes.  

En Sant Iscle de Vallalta (Maresme), mientras, la Guardia Civil ha roto un cordón de vecinos chocando contra ellos a la carrera. No ha sido esta la intervención más violenta; sí la más ilustrativa, la que define a miles de policías cargando contra los ciudadanos.