LOS PROBLEMAS

El complicado ejercicio de votar

Resultados del referéndum de Catalunya: Votantes en el Ateneu de Igualada.

Resultados del referéndum de Catalunya: Votantes en el Ateneu de Igualada. / periodico

Carlos Márquez Daniel / Júlia Regué / Barcelona

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"Yo ya he votado, yo ya he votado, yo ya he votado". Andreu tendrá unos 80 años y fue de los primeros en depositar su papeleta en la urna del referéndum. Fue repitiendo la frase mientras pasaba, sonriente, ante los centenares de personas que hacían cola. No era por dar envidia. Era ilusión. Votó pocos minutos después de las nueve de la mañana en la Agència de Residus de Catalunya, en el barrio barcelonés de Tres Torres. "Estoy emocionado. Si fuera más joven me quedaría a pasar el día, pero a mi edad no sería prudente...", explicó Andreu, antes de girar la esquina para volver a casa.

A pesar de las cargas en muchos colegios, otros se salvaron de la presión policial y permitieron que los electores depositaran su papeleta. El portavoz del Govern, Jordi Turull, aseguró a primera hora que el 73% de mesas electorales del referéndum estaba funcionando con normalidad, cifra que después aumentó pese a las cargas policiales. "Dijimos que el pueblo de Catalunya votaría y se está pudiendo votar", manifestó en rueda de prensa. Turull lamentó que las mesas electorales sufrieron "ataques informáticos", pero informó de que tenían un teléfono para solicitar asistencia.

En el colegio electoral de Tres Torres estaba previsto que pasaran entre 10.000 y 12.000 personas, según explicó uno de los organizadores. Había 12 mesas, pero tres de ellas tenían a primera hora problemas con los ordenadores. Un joven salió al exterior y preguntó si había algún informático (también pidió bolis para marcar la papeleta). Cuatro personas levantaron la mano y se metieron dentro del edificio de la Generalitat entre aplausos.

Resistencia pacífica

No fue fácil organizar la cola, ya que había gente que llevaba más de tres horas esperando. Se notó (y se agradeció) que fuera uno de esos días en los que la gente sale de casa cargada de paciencia. Primero votaron los mayores y las personas con discapacidad. En la sala había observadores internacionales, interventores, ciudadanos y prensa. Se permitió participar a todos los que presentaran el DNI, aunque ese no fuera su colegio electoral asignado. Entre los votantes, un matrimonio y su hijo, que votaba por primera vez y al que fotografiaron antes de depositar la papeleta. "Es un poco raro que me estrene con este referéndum, pero también es algo que no olvidaré nunca". 

Los organizadores solicitaron a todos los que votaran que no se marcharan, ya que, alertaron, "en cualquier momento podría venir la policía y se debería ejercer un resistencia pacífica para proteger las urnas". Mientras, un sonoro "viva España" salía de un balcón. Todo tranquilo. En la cercana escuela Orlandai, no obstante, la mañana empezó con la imposibilidad de votar por problemas informáticos. 

'Votarem', votarem', 'votarem'

Ni un minuto antes. A las nueve de la mañana los responsables de organizar la votación en la escuela La Llacuna de Poblenou, convertida en uno de los 2.315 colegios electorales, abría las puertas. A vivos gritos de "votarem'"coreados por un grupo de unas 300 personas que se había mantendio desde las cinco de la mañana bajo la lluvia para custodiar el local, cortaron las cadenas de seguridad que ellos mismos habían fijado para evitar el precinto del espacio.

Pero una vez blindadas las urnas del Govern, y con los vocales y presidentes de mesas instalados, la conexión a internet empezó a fallar. No solo el acceso al censo, sino cualquier consulta 'on line'. Los apoderados de la ANC y Òmnium atribuyeron el bloqueo informático a la Guardia Civil, aunque a diferencia de otros colegios, en este no apareció el anuncio de la intervención oficial en sus pantallas.

Con las colas ya formadas, los organizadores repartieron sillas para los más mayores y e hicieron un llamamiento a la calma y a la paciencia. Una hora y media más tarde, la conexión se restableció y los primeros votantes depositaron las papeletas en la urna aclamados por familiares, amigos y vecinos. Centenares de personas esperaban su turno en un clima en el que se respiraba alivio y también tensión por el temor a que llegara la policía.