ANTE EL 1-O

Rajoy da por muerto el referéndum y llama a Puigdemont a volver a la ley

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Iolanda Mármol / Madrid

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El presidente del Gobierno da por desarticulado el 1-O tras la macrooperación en Catalunya para impedir la consulta y exige a la Generalitat que admita públicamente que el referéndum no va a celebrarse. Mariano Rajoy asumió este sábado desde Palma que las intervenciones policiales y la disolución de la sindicatura electoral han cortocircuitado inexorablemente la hoja de ruta independentista y que lo único que puede llevarse a cabo es un sucedaneo alque se refirió con cierto desdeén con el calificativo de "otra cosa".

“Ayer [por el viernes] dimitió la junta electoral para no pagar las multas que decidió el Tribunal Constitucional. No puede haber un referéndum sin organización, ni junta electoral. Podrá haber otra cosa”, zanjó. En su discurso ante los dirigentes provinciales del PP exigió al ‘president’ Carles Puigdemont que dé marcha atrás y reconozca que el 1-O ya no es posible.

“Lo más sensato y razonable es parar. Digan que no hay referéndum, que saben que no lo va a haber, y poner fin a esta situación”, exigió en múltiples ocasiones, en una llamada constante a la Generalitat para que deponga su determinación a llevar a cabo la consulta incluso en estas condiciones. 

Rajoy exhortó a los organizadores del 1-O a “terminar con los acosos” a alcaldes y medios de comunicación y pidió poner fin a las manifestaciones populares ante los juzgados que buscan, a su entender, “amedrentar a los jueces” para que no frenen el referéndum. “Dejen de acosar a la gente y vuelvan al camino de la ley”, reclamó, en una férrrea defensa de la legalidad y de la democracia en España, que calificó de "amable y tolerante".

El presidente cargó en su intervención contra el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que el pasado miércoles manifestó en los pasillos del Congreso de los Diputados que los 14 detenidos en la macrooperación policial en Catalunya son “presos políticos. "La libertad de expresión ampara a quien sea de derechas o de izquierdas, nacionalista o no, independentista e incluso antisistema (…) incluso ampara muchas tonterías como que en España hay presos políticos. Es una enorme falsedad”, reprochó. 

El presidente defedió la Constitución y puso en valor el pacto entre todas las fuerzas políticas que posibilitó la redacción de la Carta Magna como marco de convivencia en la Transición. Aunque alabó la heterogeneidad de aquel consenso no fue más allá y evitó pronunciarsesobre las expectativas de reforma constitucional que le plentean, en términos distintos, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos. Si el Gobierno tiene efectivamente esperanzas puestas en avanzar en dicha modificación tras el 1-O, no adelantó ese escenario.  Se limitó a poner en valor que el paso de la dictadura a la democracia fue "ejemplar".

Reforma de la financiación

Sí planteó el compromiso del PP en la reforma del modelo de financiación autonómica y en este ámbito pidó al PSOE que dé un paso adelante, presente propuestas y se implique en la negociación de un nuevo sistema de reparto a los territorios.

“El PSOE tiene que presentar sus propuestas. Conviene que nos pongamos de acuerdo todos. Hagamos un esfuerzo entre todos y no hagamos política con esto, no empecemos a decir que la culpa la tiene Madrid”, pidió. 

Rajoy insistió en que no tiene sentido que los territorios culpabilicen al Gobierno de la escasez de fondos y planteó que se dejen atrás los intereses "partidistas" para llegar a un acuerdo lo antes posible.