EL ONZE DE SETEMBRE

El independentismo empuja hacia el referéndum del 1-O

Xabi Barrena / Fidel Masreal / BARCELONA

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Una vez más, y van seis desde que en el 2012 se dio el pistoletazo de las ‘diades’ independentistas, el centro de Barcelona rebosó con más de un millón de personas, según la Guàrdia Urbana y los organizadores -la ANC, Òmnium y la Associació de Municipis per la Independència-, mientras que la Delegación del Gobierno lo rebajó a 350.000. A 20 días mal contados del referéndum unilateral convocado por el Govern, el independentismo mostró su inquebrantable voluntad y decisión de votar el futuro de Catalunya el próximo 1-O.

Como siempre, fue un acto festivo, familiar e, incluso, con mucho humor en las pancartas y en la interpretación final del ‘Passi-ho bé i Moltes gràcies’ que se entonó en Valls el pasado fin de semana cuando la Guardia Civil abandonó las instalaciones de ‘El Vallenc’ en busca de material impreso del referéndum. La batalla se centra ahora en la praxis, es decir, en si va a ser posible que se vote, tanto por la acción del Estado como por la inacción de aquellos alcaldes que se mantienen fieles a la legalidad constitucional.

Fuentes del Gobierno dijeron no querer entrar “en guerras de cifras” pero destacaron que “ha sido la Diada menos numerosa de los últimos años”. “La mayoría de los catalanes han renunciado a participar como coartada de un proceso legal y liderado por el sector más radical de la política”, aseguran estas voces.

"Esto no hay quien lo pare"

Entre los participantes, una gran convicción en que habrá urnas: "Esto no hay quien lo pare", "si lo impiden será propio de una dictadura e inaceptable a nivel europeo", "no se puede impedir una democracia", "si intentan impedirlo nos encontrarán a nosotros en la calle", son sólo algunas de las respuestas espontáneas de los manifestantes al ser preguntados durante la concentración.

Justo en el 40º aniversario de la gran manifestación del grito 'Llibertat, amnistia i Estatut d'autonomia', esta vez el mensaje más coreado fue el de "'votarem'". A lo largo del paseo de Gràcia y de la calle de Aragó (las dos vías elegidas para formar una cruz de gentío en forma de signo sumatorio) recorrió cierto sentimiento de expectación por la cercanía de la fecha clave y de esprint final.

El éxito de la cita empujó a 'president' Carles Puigdemont a reiterar su conocido discurso: "¿Qué tenemos que hacer para que se entienda que el pueblo de Catalunya quiere votar?". Una vez más, y van varias en los últimos días, el  'president' fue contundente contra el Estado. "Ha faltado política y ha sobrado judicialización, polícía y cloacas", espetó tras la finalización del acto, si bien abierto a la negociación de la consulta "hasta el último minuto".

"Ahora no fallaremos nosotros"

Se apuesta por realizar un último esprint, pero, ¿en qué sentido? En la firme defensa del propio referéndum, en la calle, en la llamada movilización continua. Las palabras del presidente de la ANC, Jordi Sànchez, no dieron lugar a equívoco.“Hace un año pedimos al ‘president’ Carles Puigdemont y a la presidenta Carme Forcadell que no nos fallaran. Como tampoco nos ha fallado el Govern. Ahora no fallaremos nosotros, la gente”, sentenció.

La acción del Estado para detener el referéndum fue también protagonista de su intervención. Y lo fue para darle casi una pátina revolucionaria a la manifestación: “Nos declaramos insumisos a aquellos tribunales que solo tienen como misión la defender la indivisible unidad de su patria”. Y eso que el TC ha dejado para el martes la suspensión de la ley de transitoriedad jurídica, quizá por no encender más los ánimos.

Más cambios respecto otros años. Los antiguos puentes que se tendían al espacio de los ‘comuns’ en esta ocasión han brillado por su ausencia. Sànchez, incluso, metió (y nombró) al diputado de Catalunya Sí que es Pot Joan Coscubiela en el saco del “unionismo”, junto con Inés Arrimadas, Xavier García Albiol y Miquel Iceta

Colau, entre dos aguas

No es ajena a esta tensión con los ‘comuns’ la ya clásica ambigüedad de Ada Colau con el asunto del referéndum. Sobre la alcaldesa, que ora participa en la Diada, ora se monta un acto propio en Can Zam con Pablo Iglesias, se posan ahora todas las miradas. "Nada entre dos aguas", se quejaban los manifestantes. El futuro de el ‘procés’ y de Catalunya y España pasan por las respuestas a las siguientes preguntas: ¿Se podrá votar en Barcelona? ¿En qué condiciones? La capital es la capital.

En ese acto en Santa Coloma, ante 1.000 personas y junto con el líder de Podemos, la alcaldesa reiteró que el consistorio de la capital catalana hará "todo lo que sea posible" para que los barceloneses puedan votar el 1 de octubre.Y, dolida por las críticas, ha aseverado que no piensa “aceptar lecciones de desobediencia civil de Convergència”.

Tras el éxito de la manifestación, sin embargo, todas las voces del independentismo le reclamaron que “tomara nota” de la muchedumbre que de nuevo llenó el centro de Barcelona. Otra alcaldesa, la de  L’Hospitalet, se rebeló contra lo que entiende que es una presión asfixiante hacia los ediles y, en una conversación informal con el ‘president’ Puigdemont le pidió que los “deje tranquilos”.