LOS CONTACTOS ENTRE SOCIALISTAS Y MORADOS

PSOE y Podemos estrenan sintonía sin acordar aún cómo echar a Rajoy

García-Page y García Molina en el Palacio de Fuensalida, Toledo.

García-Page y García Molina en el Palacio de Fuensalida, Toledo. / periodico

Iolanda Mármol / Agencias / Madrid

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PSOE Podemos empiezan a cerrar las heridas abiertas tras el 20-D, conscientes al fin de que carecen de fuerza suficiente en solitario para desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa. El Gobierno bipartito que este jueves se formalizó en Castilla-La Mancha es el primer banco de pruebas de una nueva entente aparentemente voluntarista que carece aún de una fórmula consensuada para conquistar el Ejecutivo central.

Los morados reclaman la vía rápida, una moción de censura que sume también a los independentistas, opción que el PSOE descarta. ¿Es esta aparente voluntad de acuerdo la respuesta real a una izquierda que reclama unidad de acción contra el PP? ¿Convive ese pactismo con la fría lógica electoral para agradar al votante, ‘sorpassar’ al ‘adversario-amigo’ el 2020 y subalternizarlo en una coalición tras los comicios? La respuesta queda abierta a reflexiones.

Por el momento, la puesta de largo del Gobierno bipartito, que crea dos carteras para Podemos, levantó las críticas de PP y C's, que lo calificaron de "pacto de sillones" , a lo que Pablo Iglesias respondió en las redes que esa reacción es "histérica".

Extrapolable o no

PSOE y Podemos comparten pues, el objetivo de echar al PP, pero no la estrategia. El secretario de organización de Podemos, Pablo Echenique, opina que el acuerdo aviva una posible moción de censura en el Congreso que excluya a Ciudadanos y cuente con el respaldo de los partidos soberanistas. Considera que las legislativas del 2020 están “demasiado lejos” y reclama la vía rápida de la moción “en un futuro próximo”.

Su planteamiento llegó tras escuchar el discurso del presidente autonómico en la toma de posesión de los dos podemistas, que asumen la vicepresidencia segunda y una consejería. Emiliano García-Page acababa de advertir que el Gobierno bipartito no es “extrapolable” ni a comunidades ni a la arena estatal.

Sánchez prefiere anudar pactos con Iglesias en el Parlamento a lanzarse en una nueva moción de censura contra Rajoy. Esta estrategia le permite erosionar al presidente desde el Congreso sin desgastarse -renunció a su escaño- y dedicarse a rearmar un partido que emerge de un desgarro traumático para tenerlo preparado cara a las próximas contiendas electorales.

¿Pacto de ida y vuelta?

La primera, en 2019, las elecciones autonómicas y municipales. En esos comicios se medirá el éxito o fracaso del gobierno que este jueves se estrenó en Castilla-La Mancha y si esa fórmula de colaboración tiene contrapartida.

Iglesias podría reclamar la misma colaboración a los socialistas para los territorios en los que, eventualmente, Podemos supere al PSOE pero carezca de holgura suficiente para imponerse al PP.

Y si hay un territorio en el que los morados tengan esa expectativa es la Comunidad de Madrid. Una victoria sin mayorías de Íñigo Errejón -candidatura que no se ha oficializado todavía- requeriría de un apoyo socialista.

¿Es tan importante para Iglesias como para deshacer la línea política que defendió en Vistalegre 2 de no pactar con el PSOE? Lo es porque, encuestas en mano, el partido ha definido que el trampolín para el 2020 son las elecciones autonómicas, y que si no logran gobiernos en los territorios que les vistan de victoria, en las legislativas se pueden llevar, en palabras del propio Iglesias, “una hostia de proporciones bíblicas”.

El acuerdo que acercó a los líderes

El acuerdo es relevante no sólo porque configura el primer gobierno de coalición de dos fuerzas condenadas a entenderse, sino porque la urgencia del acuerdo ha servido para <strong>desencallar la relación</strong> entre Sánchez e Iglesias. El líder de Podemos tomó las riendas, preocupado por la amenaza de un adelanto electoral. Los morados se negaban a aprobar los Presupuestos de 2017, lo que hacía inviable la continuidad de la legislatura. Ante este horizonte, García-Page amagó con llamar a las urnas. Iglesias medió con Sánchez y ese diálogo ha permitido hacer más fluida la comunicación entre ambos.