Díaz y Sánchez enconan su pulso por el modelo territorial del PSOE

Julia Camacho / Sevilla

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El choque de trenes está servido de nuevo en el PSOE a cuenta del debate territorial. Andalucía, con la recién reelegida Susana Díaz a la cabeza, rechaza la plurinacionalidad aprobada por el 39º congreso federal al entender que el modelo asimétrico oculta una ruptura de la solidaridad interterritorial. Y así se lo dejó claro este domingo a Pedro Sánchez.

“Como secretaria general de los socialistas andaluces y como presidenta de la Junta, te pido que nunca me hagas elegir entre las dos lealtades, porque soy la presidenta de todos los andaluces”, le espetó. El secretario general no se achicó ante el pulso y recordó en su discurso que ambos hablan “el mismo idioma de igualdad y fraternidad”, pero que el socialismo andaluz, a través de la Fundación Alfonso Perales, ya habló de “nación de naciones” como vía a seguir para ahondar en el federalismo y superar el actual Estado autonómico.

Díaz y Sánchez llegaron juntos al salón donde se celebraba el cónclave pero sin siquiera mirarse y con la presidenta andaluza abrazada al secretario de las Juventudes Socialistas, Omar Anguita. Luego se irían cada uno por su cuenta. Los ‘sanchistas’ apenas lograron delegados en el cónclave, ni mucho menos estar presentes en una ejecutiva que fue ratificada con el apoyo del 91%. Pero quisieron hacerse oír y se plantaron en el 'hall' para recibir al líder con gritos de “Pedro, presidente”. Al finalizar, entonaron puño en alto ‘La internacional’ varias veces para acallar la música que el PSOE-A suele poner en sus reuniones.

Dentro del plenario, todo fueron abrazos y expresiones de apoyo mutuo para hacer ver que todos están a una. “Tienes la lealtad de todos los socialistas andaluces, la mía la primera”, dijo Díaz a Sánchez. “Mi secretaria general, mi presidenta de Andalucía”, correspondió el líder. Tanto uno como otro coincidieron en que se necesitan para lograr un partido fuerte que gane elecciones y derroque a la derecha, por lo que el líder socialista tendió la mano para cerrar rencillas. “La derecha mediática quiere un PSOE dividido, porque unido es imparable -aseveró Sánchez-, así que compañeros, sumemos en ese reto electoral común”.

La bandera blanquiverde

Pero entre ambos subyace un problema de fondo que va más allá de la falta de sintonía personal. Fracasado el intento de liderar al PSOE, a Díaz solo le queda Andalucía, por lo que ha optado por refugiarse en la bandera blanquiverde y, en pleno debate territorial, relanzar un nuevo 28 de Febrero. Ese fue el día del 1981 en que la región votó en referéndum “hacer historia y sumarse a las comunidades históricas” para no quedarse atrás. Ahora, el PSOE-A reivindica de nuevo la igualdad y batalla para evitar asimetrías territoriales y de financiación. Hasta la puesta en escena del congreso dejó claro el mensaje, con todo en color verde –en vez del rojo socialista—y una gran bandera de Andalucía presidiendo el escenario del cónclave en el Hotel Renacimiento. Todo simbolismo.  

Delante de Sánchez, Díaz aseguró que tendrá “la valentía” de levantar la voz dentro de su partido para reclamar esa igualdad y solidaridad, “que no caridad”, también en el reparto de la financiación. “Me siento andaluza y española, pero no le pido a los demás que se sientan como yo, que cada uno se sienta como le dé la gana”, proclamó. “Cuando las singularidades o la diversidad se imponen a otros que piensan de otra manera se daña la convivencia. Si además eso conlleva agravio, desequilibrios y desigualdades, se hace daño a la democracia”, advirtió.

El líder del PSOE no entró de lleno a responder pero ni mucho menos se apeó de sus planteamientos, y quiso aclarar que la plurinacionalidad, término que no mencionó, no merma la igualdad. “Estoy seguro de que los andaluces comparten que no puede defender España quien no entiende España de distintas maneras”, zanjó.

El pulso independentista

A renglón seguido, se refirió al pulso soberanista catalán y el eventual referéndum unilateral del 1 de octubre, criticando que el Gobierno de Mariano Rajoy esté ignorando “a los independentistas y a quienes no lo son”. “No queremos una votación que divida ni una Cataluna que se sitúe fuera de la legalidad, del Estatut y de la Constitución, sino concordia, negociación y un pacto con todos los pueblos de España”, subrayó. Y sentenció que “fuera de la ley no hay nada, pero también hace falta política”.