EL PULSO INDEPENDENTISTA

Seducción en común cara al referéndum

Ada Colau  i Xavier Domenech

Ada Colau i Xavier Domenech / periodico

XABI BARRENA / FIDEL MASREAL / BARCELONA

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"Ada Colau, en un referéndum, es un voto, el suyo. <strong>Xavier Domènech</strong> tiene mucho tirón como candidato, pero al final, en un referéndum, el ciudadano responde por él mismo a la pregunta que se plantea". Este argumento, a falta de comprobar su veracidad, redobla su intensidad si se piensa que, ahora mismo, el independentismo no se halla en una campaña estricta por el 'sí', sino en una por lograr una alta participación que legitime el 1-O. Objetivo: seducir a los ‘comuns’.

En el cuartel general del independentismo se cruzan números y expectativas de voto. No se sufre por la movilización del independentismo, por mucho que hayan transcurrido cinco años. En el 9-N, 1,9 millones de personas votaron 'sí'. A estos hay que sumar unas 100.000 que, según una encuesta del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), son independentistas que no acudieron a votar por entender que la consulta participativa no era el referéndum prometido. El referéndum que ahora sí se pretende.

SE BUSCAN TRES MILLONES

Se contaron, además, unos 300.000 votos de las otras dos opciones, los opuestos a la independencia y los seguidores de la tercera vía. Así pues, unos 2,4 millones, dando por bueno el voto de los ciudadanos de entre 16 y 18 años. ¿Cómo llegar a una participación de tres millones de personas, el primer límite intuitivo que se ha trazado entre bastidores?

Habida cuenta de la fidelidad del voto independentista, se ensayará una campaña centrada en los electores del espacio político de izquierda, tratando de apelar a la participación de los 'comuns', podemistas e, incluso, socialistas. Ello pasa por dos grandes ideas fuerza.

La primera es que el referéndum catalán es el ariete con el que derribar el llamado 'régimen del 78'. Explicar a los que no tienen veleidades nacionalistas -ni españolas ni catalanas- que el actual Estado español es un desastre de corrupción, puertas giratorias y palcos del Bernabéu; con una justicia sometida al poder político y donde, incluso, se registran tics autoritarios.

Frente a esto, los 'indepes' proponen crear una especie de área geográfica 'constitución española-'free''  que atenderá los desvelos de este electorado progresista. Verbigracia, ya ha trascendido que en los primeros artículos de la ley de transitoriedad se fija la dación en pago y se protegen las pensiones. 

No es casual, en esta línea, el empeño de Gabriel Rufián en la comisión de investigación de la 'operación Cataluña', ni tampoco que ERC Podemos pidieran, sin éxito, el visionado del documental ‘Las cloacas de Interior’, producido por la multinacional catalana Mediapro, en la propia comisión. También se hiló fino en la moción de censura a Mariano Rajoy, donde Joan Tardà se abrazó a Pablo Iglesias con más vehemencia, por ejemplo, que la de Joan Baldoví (de Compromís). Por cierto, hay quien cree, en el PDECat, que el partido debería haber votado a favor de la moción de censura, si bien considera que la abstención también tiene motivos para ser defendida.

El otro eje central es un viejo conocido, probado varias veces con éxito en Catalunya. El inventor es el socialista José Zaragoza y con él el PSC alcanzó cotas estratosféricas en las elecciones al Congreso del 2008. Se trata del 'si tú no vas a votar, gana el PP'. 

'GÜRTEL', AZNAR Y RAJOY

En los próximos meses se van a repetir las imágenes de la 'trama Gürtel', entre otras decenas de casos de corrupción, con la ristra de ministros de José Maria Aznar ante la Audiencia Nacional. Y con la declaración del mismísimo Rajoy, en el mismo escenario, el próximo 26 de julio.

La 'ley mordaza', los recursos a las leyes catalanas sobre pobreza energética y la inflexibilidad territorial se irán sacando como muestra inequívoca de que el ADN del partido que sigue ganando con solvencia las elecciones en España es contrario a los intereses generales de los catalanes, según los secesionistas.

Este discurso ya lo utiliza usualmente la CUP e, incluso Podem, vía Albano-Dante Fachin, ya en el espacio político de los 'comuns', aunque, eso sí, sin conceder un valor vinculante al referéndum. Pero movilizar, moviliza. Que es lo que, ahora mismo, busca el independentismo.