LA ENCRUCIJADA DEL SOCIALISMO

Los escollos de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez

Pedro Sánchez / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Pocos obstáculos se interponen en el camino de Pedro Sánchez hasta el congreso del PSOE. El partido sigue dividido, sobre todo en sus altas esferas, pero en la base la fractura es menor de lo que se esperaba: el secretario general logró en las primarias de hace dos semanas más de la mitad de los votos, 10 puntos por encima de Susana Díaz. En parte porque temen que el flamante líder responda intentando forzar su relevo, y en parte porque las urnas socialistas han mostrado que la militancia no comparte sus tesis, los principales barones han renunciado a mantener el pulso. Al menos, a corto plazo.

El congreso, que tendrá lugar en Madrid entre el 16 y el 18 de junio, se presenta pacífico, con las listas de los cerca de mil delegados pactadas y reflejando la mayoría ‘sanchista’ en la organización, pero hay cuatro asuntos que los colaboradores del secretario general temen que susciten debate interno. Son estos: la plurinacionalidad, el relato sobre lo sucedido el pasado otoño (cuando Sánchez dimitió y el PSOE acabó absteniéndose ante el PP), las primarias abiertas y la relación con Podemos. Pese a que las enmiendas del equipo del secretario general suponen un cambio radical de la ponencia que dirigió la gestora, sus principales colaboradores no creen que, más allá de estas cuatro materias, vayan a provocar grandes tensiones.

SENSIBILIDADES TERRITORIALES DISTINTAS

La propuesta territorial de Sánchez, que en buena parte explica el masivo apoyo que recibió de los socialistas catalanes, es poco concreta. Defiende una “reforma constitucional federal, manteniendo que la soberanía reside en el conjunto del pueblo español” que “debe perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado”, frente a “un independentismo irredento que se ha potenciado a partir del argumento del agravio comparativo y el ‘no nos dejan decidir’”.

Sin embargo, puede levantar ampollas cuando se vote en el congreso del PSOE, un partido con sensibilidades territoriales dispares. Aun así, los colaboradores del secretario general, que cuando explicaban su proyecto durante la reciente campaña intentaban pasar de puntillas por esta iniciativa para no avivar la polémica, creen que saldrá adelante sin necesidad de cambios. Lo difícil, señalan, será alcanzar el consenso.

Donde sí anticipan que quizá haya que alterar sus enmiendas originales, en aras de la unidad, es en la explicación de lo ocurrido a finales del pasado año. La propuesta de Sánchez, que acusa al PSOE de “dejar el camino expedito al PP” con su abstención, es muy dura con los barones y la gestora. “Los acontecimientos que culminaron en las reuniones del comité federal de octubre de 2016, y la extralimitación en sus funciones de una gestora nombrada y mandatada de un modo que no se corresponde ni con las reglas, ni con la cultura socialista, ni con los criterios democráticos básicos habituales, han agravado una crisis interna que hay que cerrar cuanto antes”, señala el documento del líder.

“Tenemos que encontrar aquí una fórmula que nos permita a todos superar lo ocurrido”, señala uno de los autores del documento programático de Sánchez, que también anticipa reservas en las primarias abiertas a simpatizantes para los candidatos electorales, sobre todo en los municipios pequeños, donde estos procesos pueden verse alterados por “los intereses de algún cacique”, según temen amplios sectores del PSOE, que abogan por poner límites a un mecanismo que hasta ahora los socialistas solo han utilizado una vez, en el 2014, cuando el ahora presidente autonómico Ximo Puig fue elegido aspirante a la Generalitat valenciana.

ALIANZA A LA PORTUGUESA

También se anticipa potencialmente espinosa, por último, la cuestión de los vínculos con Podemos. Partidario de una alianza de izquierdas como la portuguesa, el secretario general quiere estrechar los lazos con el partido de Pablo Iglesias, mientras que en Andalucía, gobernada por los socialistas gracias a un pacto con Ciudadanos, el enfrentamiento con los morados es absoluto. Pero Díaz no parece aquí muy dispuesta a dar la batalla dentro de un congreso que, salvo sorpresa, será de pura aclamación a Sánchez, con la militancia ocupando un papel central.