Polis y ladrones

De los 13 policías (mossos, UDEF...), que este martes tenían que comparecer, al final solo se ha requerido a siete, y de estos tan solo uno ha declarado extensamente; a los otros seis, los letrados se los han ventilado en menos que volaba un billete de 500 euros en el Palau. A la policía se la llama mucho para nada en todas partes.

Lo que sí ha quedado claro durante esta menguante sucesión de agentes es que ya no hay polis como los de antes. Ha cambiado la moda y ahora se lleva el policía estilo Vic Mackey. Quizá este haya sido el modelo con que el policía español se ha hecho definitivamente internacional, es decir, moderno; pues, por remontarnos a la noche de los tiempos, cuando Starsky y Hutch estaban en la cresta de la ola, aquí lo que seguía viéndose en la calle era el estilo Plinio. Y cuando tuvimos los primeros polis parecidos a Serpico resultó que la película ya era de la década anterior. Hoy día, quizá la diferencia cinematográfica más significativa entre el policía americano y el ibérico es que al nuestro aún se le sigue sacando con camisa de manga corta.

Y ahora, un asunto de manga ancha. Después de los policías ha comparecido Andreu Viloca, que ha sido el último tesorero de CDC y de la Fundació Trias Fargas. Su intervención también ha resultado extraordinariamente breve (13 minutos), y cuando el abogado de la acusación popular, Àlex Solà, le ha preguntado por los préstamos de la Fundació a Convergència, el defensor de Viloca, Javier Melero, ha protestado y ha dicho que a ese tema no iba a contestar su representado, pues es objeto de investigación en el 'caso Vendrell', donde Viloca está imputado.

Pero CDC y la Fundació Trias Fargas han cambiado de nombre y ya pertenecen al pasado. Son pura mitología en el más textual de los sentidos, pues recuerdan la astucia del romano Caco, que robó el ganado de Hércules tirando de las colas de las reses para que pareciese que andaban hacia atrás. (Ah, de su nombre procede el sinónimo de ladrón, pero esto ya es etimología).