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Mas reta a la fiscalía a demostrar las adjudicaciones irregulares de obras

FIDEL MASREAL / XABIER BARRENA / RAFA JULVE / BARCELONA

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La financiacion ilegal de Convergència no se podrá demostrar. Este es el mensaje de fondo con el que el 'expresident' Artur Mas ha tratado de nuevo de salir airoso de una comparecencia en el Parlament para hablar de las irregularidades de su expartido. En esta ocasión ante las revelaciones de Fèlix Millet y Jordi Montull respecto al 3% o el 4% que cobraba CDC a cambio de obras públicas mediante la intermediación del Palau de la Música. Y una vez más, la intervención, forzada por la oposición, se ha saldado con un Mas que solo se ha despeinado en un combate dialéctico con la CUP que va más allá de la corrupción y que tiene que ver con que los anticapitalistas le han reclamado que no represente al soberanismo en el exteriorsoberanismo.

La única y leve autocrítica en la sesión matinal de Mas, en respuesta a la líder de Ciutadans, Inés Arrimadas (que le había reprochado un aire de suficiencia), ha sido una frase casi dicha de pasada y de contenido protocolario: "No he dicho que todo sea falso; no he dicho que la financiación de CDC sea impoluta".

Solo al final de su segunda intervención se ha permitido también una leve disposición a asumir responsabilidades en el futuro: "Si el partido [PDECat] considera que he de asumir alguno tipo de responsablidad, déjenos que lo hablemos entre nosotros si llega el momento". 

Pero si por algo se ha caracterizado la comparecencia -al margen de la batalla con la CUP, que viene de antiguos rencores- ha sido por una cierta sensación de 'déjà vu'. De repetición. Mas no solo no adopta una posición humilde sino que sale al ataque y sostiene que las acusaciones contra su partido no tienen base porque el juez no quiere investigar las adjudicaciones de obras públicas a empresas donantes del partido.

"CUESTE LO QUE CUESTE"

"No analizan la obra pública porque saben que las adjudicaciones estan bien hechas y no hubo trato de favor, y si no lo hay ¿cómo ha de haber comisiones? Si tocaba el que quedaba mejor puntuado y nadie lo ha investigado será porque seguramente piensan que [las adjudicaciones] están bien hechas", ha argumentado, añadiendo que la fiscalía está intentando atribuir financiación ilegal a CDC "cueste lo que cueste, pese a quien pese".

Esta estrategia al ataque también la ha ejecutado a la hora de defender a su extesorero Daniel Osàcar (señalado por diversos indicios como participante en la trama) en comparación con la credibilidad que le merecen las acusaciones de Millet, Montull y la hija de este respecto a las irregularidades de Convergència con el Palau. Mas ha desacreditado a los exresponsables del Palau porque buscan rebajar su condena a toda costa y han cambiado de versión, ha dicho, después de haber mentido "a sus propias familias y a 'tutti quanti'".

AUTONOMÍA DE GESTIÓN

Por si acaso, Mas también se ha curado en salud  y -como en otras comparecencias sobre el caso- ha trazado un cortafuegos afirmando que los administradores económicos del partido tenían autonomía de gestión: "Yo no tenía una responsabilidad directa sobre la parte administrativa, financiera y jurídica del partido, las tareas de nuestro partido estaban repartidas y las que correspondían a cargos públicos eran las de hacer política".

En resumen, que para Mas, la comparecencia de este miércoles no era necesaria porque, ha afirmado con aplomo, no hay ninguna novedad. Sí, la oposición le ha afeado que sí hay novedades, como por ejemplo las confesiones de al menos dos empresarios, las anotaciones sobre CDC en el Palau, las revelaciones del juez de El Vendrell en el 'caso 3%'el posible papel del 'exconseller' Germà GordóGermà Gordó (citado a declarar también en el Parlament) y el testigo del exdirector general del Palau tras Millet, Joan Llinares, sobre una llamada telefónica directa que recibió del 'exconseller' Felip PuigFelip Puig.

Pero hasta el encontronazo con la CUP (que es de fondo y va más allá de la cuestión de la corrupción), nada parecía despeinar a Mas, que ha tenido la ventaja de contestar en bloque a todas las intervenciones, con lo que obviava algunas dudas planteadas por la oposición. Y también la suerte de contar con dos partidos con estrategias que le hacían poco o nulo efecto.

SILENCIO DE ERC

Por un lado, el PP, con una intervencion basada en el conficto soberanista y que casi ha obviado el 'caso Palau'. Por otro, el silencio de ERC en Junts pel Sí, donde habitan los republicanos. Esquerra, que ha hecho siempre bandera de su lucha implacable contra la corrupción, no ha tenido voz en la sesión. La intervención de JxSí ha corrido a cargo del convergente Jordi Turull, que no solo no ha pedido explicacion alguna a Mas, sino que se ha dedicado a enfocar el ventilador sobre el resto de grupos y lo ha hecho con tal vehemencia que el presidente de la comisión se ha encargado de llamarle la atención porque se estaba desviando de lo que se estaba dirimiendo.