Malestar de Junts pel Sí con la exigencia de la CUP de desobedecer al 'Constitucional' catalán

El 'president' Carles Puigdemont y la diputada de la CUP Anna Gabriel, el pasado 5 de octubre, en el Parlament.

El 'president' Carles Puigdemont y la diputada de la CUP Anna Gabriel, el pasado 5 de octubre, en el Parlament. / periodico

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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La "cadena de confianzas" que el 'president' Puigdemont invitó a la CUP a compartir en el debate de política general pone a prueba periódicamente su resistencia ante las tensiones a las que la someten los actores del soberanismo: el PDECat, ERC y la CUP. Esta vez son los dos primeros los que no esconden su enojo respecto a la exigencia de los anticapitalistas de no tocar ni una coma de los presupuestos pese al aviso de inconstitucionalidad del Consell de Garantíes Estatutàries (CGE).

El Consell, conocido como el Constitucional catalán, ha avisado de que el presupuesto no se ajusta a la Constitución cuando incluye en una disposición adicional la voluntad de realizar un referéndum sobre la independencia. Esta advertencia ha generado, de nuevo, respuestas distintas en el seno de las fuerzas independentistas.

NO TOCAR EL PRESUPUESTO

Este sábado, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, se mostraba partidaria de estudiar con detenimiento la mejor respuesta al CGE, y por tanto no cerraba la puerta a modificar las cuentas en esa citada disposición adicional. Pocas horas después la CUP emitía un comunicado contundente en el que exigía no modificar en ningún caso las cuentas porque la celebración de un referéndum unilateral ha de comportar en algún momento actos de desobediencia. Es más, los anticapitalistas recuerdan a sus socios que el sí de la CUP a las cuentas se basaba sobre todo en que estas incluían la referencia explícita a la celebración de la consulta. La votación final de los presupuestos todavía no se ha producido.

Este comunicado de la CUP ha generado malestar en Esquerra, que lamenta que una vez más sus socios anticapitalistas planteen posiciones maximalistas y no basadas en estudiar racionalmente las mejores opciones. Avisan en Esquerra que sería un grave error mantener los presupuestos en el actual redactado a riesgo de que estos fueran impugnados por otra instancia judicial. ERC cree que en este momento no es necesario apelar a una desobediencia explícita porque modificar una disposición adicional de un presupuesto no equivale en ningún caso a renunciar al referéndum unilateral.

El pragmatismo en este caso es el argumento que también ha exhibido este domingo el 'conseller' de Territori y excoordinador general de Convergència, Josep Rull. En declaraciones a TV-3, Rull ha reclamado "guardar las formas" en todo el recorrido de la hoja de ruta soberanista para poder generar "confianza y tranquilidad". "Ni un paso atrás y ni un paso en falso. Como mejor lo ejecutemos, más amplia será la base que nos dará apoyo", ha opinado. No obstante, ha recalcado que "las formas también son muy importantes". "Las formas nos pueden ayudar. (...) Porque el objetivo no es solo el referéndum, el objetivo con mayúsculas es hacer el referéndum y ganarlo", ha añadido.

OTROS DESENCUENTROS

No es ni mucho menos la primera vez que la apuesta explícita de la CUP por ejercer la desobediencia choca con la estrategia de Esquerra y el PDECat. De hecho, la aprobacion de la polémica moción de la "desconexión", el 9 de noviembre del 2015 ya generó una evidente incomodidad en los sectores más moderados de Convergència. También fue controvertida la iniciativa de la CUP, meses más tarde, de presentar un texto ratificando esa aprobación del 9-N. La Mesa del Parlament dio largas a tal iniciativa, porque el Constitucional ya había anulado el polémico texto de la "desconexión", y finalmente la tramitó pero con condicionesJunts pel Sí afeó a la CUP su iniciativa.

Otros momentos de tensión han sido las recientes críticas de la CUP a la estrategia de defensa del 'expresident' Artur Mas, y las 'exconselleras' Joana Ortega e Irene Rigau en el juicio del 9-N. Los 'cupaires' creen que deberían haber reconocido que el proceso participativo del 2014 fue un ejercicio de desobediencia claro ante el Constitucional. Algo que Mas ha rechazado acusando a la CUP de practicar el "postureo".