EL PULSO SOBERANISTA

El abrazo del oso a los 'comuns'

El 'president' Carles Puigdemont, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, tras la cumbre por el referéndum.

El 'president' Carles Puigdemont, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, tras la cumbre por el referéndum. / periodico

ROGER PASCUAL / BARCELONA

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La foto de familia de la cumbre del Pacte Nacional pel Referèndum fue solo un leve paréntesis en la 'yenka' soberanista entre los 'comuns' y el independentismo. En el 2017, el del referéndum promete volver a ser uno de los bailes estrella en Catalunya. Y ni los primeros creen que un RUI pueda tener más efectividad que la consulta del 9-N, ni los segundos ven posible pactar una con el Estado español. Junts pel Sí y la CUP vislumbraron esa cita a la que acudió Ada Colau como el primer paso hacia el abrazo del oso que le quieren dar a la alcaldesa de Barcelona en pleno proceso de construcción de la confluencia de izquierdas.

De los creadores del #pressingCUP llega ahora el #pressingcomuns. Si hace un año Junts pel Sí apostaba por la presión para intentar lograr (infructuosamente) la investidura de Artur Mas, ahora quiere repetir la jugada con la formación que ganó las dos elecciones generales en Catalunya haciendo bandera del referéndum pactado, que los independentistas consideraban "una pantalla pasada". La estrategia de acoso y derribo la apuntalaron Oriol Junqueras Anna Gabriel al final de la macrorreunión, al pedir que cuando se constate que el acuerdo con el Gobierno español no es posible, los 'comuns' se pongan de su lado "cuando alguien intente impedir el derecho a voto".

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El mismo mensaje que han lanzado desde entonces representantes del PDECat, ERC y la CUP. El último, el propio 'president' Carles Puigdemont, que obvió mentar el RUI tras la cumbre y que en su discurso de fin de año ya prometió que para el 2017 un referéndum “legal y vinculante”. La presión a los 'comuns' para legitimar la senda unilteral irá in crescendo, especialmente en un primer trimestre en el que la CUP ya ha dicho que apretará para dar por finiquitadas lo antes posible las opciones de acuerdo con el Estado, justo en el momento en el que En Comú Podem debe afrontar su proceso de confluencia, que cristalizará en la asamblea fundacional del 1 de abril.

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Viendo venir la trampa de lejos, como un meteorito que amenaza el andamiaje de la nueva 'casa gran' de la izquierda alternativa, los 'comuns' se preparan para zafarse. En primera instancia, todos sus portavoces han sacado punta al hecho de que los independentistas vuelvan al barco del referéndum tras haberse mofado de ellos por seguir defendiendo uno pactado contra viento en marea. Xavier Domènech esta semana ha dado un paso más dejando claro que no darán su aval a un referéndum si este no desprende "efectividad" jurídica, si no interpela a la mayoría y si no arrastra reconocimiento internacional.

TRES DUDAS

“Nunca hemos dicho que la única vía tenga que ser el pacto con el Estado”, explican desde En Comú Podem, que seguirá arguyendo que otro 9-N sería legítimo pero inútil. En este juego de nervios, los 'comuns' no quieren aventurar pasos hasta que el tridente independentista mueva ficha. "Que nos digan cómo lo van a hacer: ¿algún Estado lo reconocerá? ¿después del referéndum Catalunya será independiente si gana el 'sí'? ¿cómo se hace que la gente del 'no' vote?", reflexionan fuentes de la coalición. Tres exigencias que irán reiterando como un mantra.

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El independentismo asiste con curiosidad a las cabriolas dialécticas que realizan los 'comuns' en pos de mantener su calculada ambigüedad. Para los secesionistas, la maniobra envolvente es un 'win-win'. Pase lo que pase, creen, ganan. En el peor de los escenarios, si tras enfangarse con los secesionistas en defensa del referéndum pactado, habida cuenta de que nadie cree que ese acuerdo es posible a corto y medio plazo, los 'comuns' se bajan del autobús, los independentistas consideran que Colau y los demás habrán quedado en evidencia.

Y, como apunta un líder secesionista, "no se trata de lo que vote la alcaldesa, sino de lo que voten los que a ella votan". El objetivo, finalmente, es que, de la misma manera que el recorte del Estatut hizo que muchos federalistas de toda la vida abrazaran el independentismo, ahora, entre la imposibilidad de Podemos para gobernar España (a corto y medio plazo) y la 'yenka' de los 'comuns', otro porcentaje se adhiera al 'sí', informa Xabi Barrena.