LA ENCRUCIJADA SOCIALISTA

La lentitud de la gestora del PSOE descoloca incluso a sus partidarios

Javier Fernández y Miquel Iceta, durante la reunión que mantuvieron en Madrid el pasado lunes.

Javier Fernández y Miquel Iceta, durante la reunión que mantuvieron en Madrid el pasado lunes. / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Susana Díaz, presidenta de Andalucía, favorita para convertirse en la próxima secretaria general del PSOE y dirigente con más poder en el partido, dijo este viernes que todo lo que haga la gestora le parecerá "bien". Es difícil encontrar a otros mandos socialistas con una opinión tan positiva. La dirección interina ha sido atacada por los afines a Pedro Sánchez desde que se constituyó, pero en los últimos tiempos son muchos los partidarios de la abstención ante el PP y detractores del exsecretario general que se sienten molestos con la lentitud con la que está encarando sus decisiones.

Ponen varios ejemplos. El principal, sobre las sanciones a los 15 diputados, siete de ellos del PSC, que el pasado 29 de octubre, durante la investidura de Mariano Rajoymantuvieron su 'no' al presidente del Gobierno. Han pasado tres semanas y la multa por haber roto la disciplina, que todo el PSOE considera que alcanzará los 600 euros, cantidad máxima establecida por su propia normativa, no ha sido impuesta. Los cambios de aquellos parlamentarios cercanos a Sánchez que, además de su escaño, ocupaban otras responsabilidades (presidentes de comisiones, portavoces y miembros de la dirección del grupo), no llegaron hasta este jueves, cuando la gestora se reunió por vez primera en un mes y relevó, con excepciones, a buena parte de los principales colaboradores del exsecretario general.

Es una maniobra arriesgada dentro de un colectivo de 84 parlamentarios confeccionado en su día entre los más fieles al dimitido líder, pero las críticas también se escuchan desde el otro bando. "Esto se debería haber resuelto a los pocos días de la votación de investidura con una multa, pero en su lugar nos hemos tirado todo este tiempo especulando sobre si iba a haber más o menos purga, ahondando por el camino en la fractura interna", argumenta un diputado partidario desde el principio de facilitar el Gobierno del PP.

"Para aprobar los cambios", explica un dirigente muy cercano a la gestora, "debía reunirse" este organismo, y si no se reunió, continúa, fue porque su presidente, Javier Fernández, que también es presidente de Asturias, tenía "compromisos institucionales". Primero, los premios Príncipe de Asturias. Después, el debate sobre el estado de la región, que en su territorio dura seis días.

CAPACIDAD OPERATIVA

En el fondo, la discusión que subyace entre los partidarios de la gestora (sus detractores niegan incluso legitimidad al organismo para tomar las decisiones que está tomando) es si está funcionando de forma operativa en un partido sumido en una profunda crisis y que no elegirá a su líder, en principio, hasta bien entrado el año que viene. "Cuando elegimos a Fernández, él dijo que no quería --explica uno de los dirigentes más cercanos al asturiano--. Su situación parlamentaria en su comunidad es muy endeble. 'Creo que no voy a poder', nos explicó. Pero en ese momento no le dimos mucha importancia, porque tenía que ser él. Nadie tiene su prestigio dentro del partido. Desde luego, no lo tienen los otros candidatos que se barajaron, como Abel Caballero, el alcalde de Vigo. Y ahora nos damos cuenta de que algo de razón tenía. Estamos tardando más de lo que corresponde en tomar las decisiones, sí. Pero se ha debido a la agenda de Fernández y en principio ya no va a volver a ocurrir".

Puede ser. Aun así, la lentitud de la gestora también se critica en otras decisiones para las que no ha hecho falta que se reunieran sus 10 integrantes, como el caso de la frustrada candidatura de Jorge Fernández Díaz, el polémico exministro del Interior, para presidir la Comisión de Exteriores en el Congreso. Los socialistas alegaron que no podían hacer nada para impedirlo, porque formaba parte del reparto pactado entre los grupos parlamentarios. Solo en el último momento cambiaron de criterio.

En el otro gran conflicto que tiene entre manos, el de su vínculo con el PSC, el PSOE, al menos, se ha impuesto un marco temporal para abordar el cambio en la relación. Las comisiones de los dos partidos tienen dos meses para intentar pactar una propuesta. Está por ver que se cumpla.