LA ESTRATEGIA DE LA FORMACIÓN MORADA

Podemos, moneda al aire

El 'caso Espinar' desata los nervios de pablistas y errejonistas. Ambas familias miden pros y contras del escándalo en la fase decisiva de las primarias en Madrid

Pablo Iglesias, en su escaño en el Congreso, a la espera de que comience el pleno.

Pablo Iglesias, en su escaño en el Congreso, a la espera de que comience el pleno. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Se llama calle de la Sonrisa, ironías del azar, el lugar de Alcobendas en el que Ramón Espinar compró el piso protegido y lo vendió 35.000 euros más caro en una operación convertida en escándalo, que sacude a Podemos en la campaña orgánica más decisiva desde la fundación del partido. El poder de la federación de Madrid, el corazón de los morados, está en juego, y con él, el equilibrio de fuerzas en el aparato estatal: los pablistas de Espinar se enfrentan a los errejonistas de Rita Maestre, el proceso de votaciones se ha abierto este sábado, y nadie en la cúpula es capaz de vaticinar, tras este impacto, quien ganará. El ‘caso Espinar’ ha lanzado las primarias como una moneda al aire y ambas candidaturas miran con desconcierto cada giro para tratar de intuir de qué lado caerá. Lo sabrán el viernes 11 de noviembre. Pero hasta entonces, solo hay elucubraciones, nervios y supervivencia.

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Los pablistas defienden que Espinar saldrá fortalecido porque, opinan, refuerza su perfil rebelde contra una conspiración de las élites. En conversaciones informales añaden que, si logran transmitir que es un ataque mediático, activarán más a los militantes duros y conseguirán vencer a Maestre, que les ganó en el primer asalto la semana pasada, en la votación de los documentos del proyecto. En pleno incendio, creen que han conseguido estatalizar la pugna y confían en el efecto arrastre de Pablo Iglesias. En efecto, el secretario general ha defendido con vehemencia a Espinar en una decisión arriesgada, porque en cierto modo, le ata a el resultado del 11-N. Dirigentes próximos al líder admiten que no fue una decisión cómoda, puesto que ambos tuvieron fuertes encontronazos en la universidad, la asociación Contrapoder y el programa televisivo ‘la Tuerka’. Tanto es así, que Iglesias no facilitó los primeros pasos de Espinar en Podemos.

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Sin embargo, el jefe podemista dejó el pasado al margen y apostó por el senador. Los suyos aseguraban hace apenas quince días que iban a arrasar y la derrota en la batalla de los documentos les dejó helados. Tanto como para que el cofundador Juan Carlos Monedero propusiese fortalecer la candidatura y unirse. La opción se descartó. 

MALESTAR ENTRE LOS ANTICAPITALISTAS

En contra, los pablistas tienen el malestar suscitado entre sus socios, Izquierda Anticapitalista, quienes firmaron un acuerdo para apoyar a Espinar que tensionó a las bases. Tras conocer el caso, sus corrientes más significativas han comenzado a desmarcarse, aunque el apoyo oficial se mantiene. Es un compromiso doloroso, máxime cuando Espinar ha reconocido que les ocultó el asunto y la investigación periodística en curso, mientras negociaba con ellos el pacto.

Los errejonistas temen que el fango también les perjudique. Opinan que puede desmovilizar a militantes que se sientan engañados cuando el eje potencial de su propuesta es reactivar las ilusiones con las que arrancó Podemos, en 2014. Según sus análisis, una baja participación les lastimaría. 

Mientras, la campaña sigue rodando por los platós de televisión y todos parecen desesperados por que termine cuanto antes, pendientes de si el escándalo del piso trasciende el nombre de una calle y se convierte, ahora sí, en la sonrisa del destino.