Rajoy echa a andar con un C's al acecho y un PP incandescente

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GEMMA ROBLES / PATRICIA MARTÍN / MADRID

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Mariano Rajoy afronta la primera semana del recién elegido Gobierno con un ‘pseudosocio’ que espera gestos programáticos inmediatos, Albert Rivera; un debilitado PSOE que no está para cesiones pactistas gratuitas, siquiera baratas, y un PP que todavía debe encajar las declaraciones de María Dolores de Cospedal del viernes, cuando dijo que continuará de secretaria general pese a ocupar un ministerio de Estado como el de Defensa, incluso después de que se haya celebrado el congreso de su partido.

Los populares son conscientes de que su jefe le va dar a su organización una vuelta de tuerca también ideológica que se llevaba aplazando mucho tiempo: es cuestión de una o dos semanas que se convoque la Junta Directiva Nacional en la que se le pondrá fecha al evento y nombre a los encargados de montar su congreso a principios del 2017. Y en la sede de la madrileña calle Génova dicen ser conscientes ya de que la regeneración democrática y la modernización de los estatutos internos, además de una indisimulada lucha por el poder en la que debiera ser la última legislatura de Rajoy, marcarán ese cónclave. Y sus prolegómenos.

Las palabras de Cospedal advirtiendo de que simultaneará la secretaría general con el ministerio revelan, salvo que el presidente salga a la palestra a apuntar lo contrario en próximas fechas, un pacto implícito con Rajoy en este sentido (obviamente en clave de compensaciones entre sus más cercanos, una vez que Soraya Sáenz de Santamaría ha vuelto a ser ungida como número dos del Ejecutivo), pero suponen además dar por sentado lo que ocurrirá en el máximo órgano decisorio de los populares, que lleva ni más ni menos que cinco años sin reunirse, antes de que los delegados voten.

Precisamente los cargos conservadores ya auguran que el debate sobre el método de elección de los líderes de partido será tema estrella en el cónclave de enero o febrero –seguir con los compromisarios y las dificultades para enfrentarse a la candidatura oficial o abrir la puerta a las primarias- junto a otros debates ligados a la lucha contra la corrupción, por aquello de buscar un cambio de imagen con el juicio de la Gürtel en marcha y para que Ciudadanos no monopolice, en exclusiva, ese terreno. En todo caso se da por sentado que junto a las cuestiones de fondo, habrá ajustes de carácter orgánico en la cúpula en un momento en que Rajoy quiere una organización política movilizada y fuerte para apuntalar a un Gobierno débil. Aun más sin tener claro cuánto podrá durar esta legislatura y si se verá obligado a adelantar elecciones en cualquier momento a partir de mayo, mes en el que se cumplirá el plazo constitucional para poder volver a forzar otras generales.

SIN 100 DÍAS DE TREGUA

El presidente deberá simultanear esos preparativos del congreso del PP con la intensa agenda que le espera a él, a su grupo parlamentario y a su recién estrenado Ejecutivo, al que la oposición ya ha avisado de que no dará los tradicionales cien días de tregua después de un año de bloqueo. Así, el PSOE, Ciudadanos y el Partit Demòcrata ya han solicitado la comparecencia de todos los ministros en el Parlamento para que expliquen sus proyectos y aconsejan que se aproveche la intervención para aclarar sobre qué y hasta dónde están dispuestos a pactar, un verbo que Rajoy ha pedido que sus colaboradores interioricen, pero sin confundirlo con “derogar”.

Rajoy ha conversado este sábado con Rivera, quien le ha transmitido, según fuentes de Ciudadanos, su disposición a negociar los presupuestos generales del Estado y el techo del gasto. Queda pendiente otro diálogo, con el responsable de la gestora socialista, Javier Fernández. Sobre el tapete, más allá de la cuentas, están la financiación autonómica, los compromisos con Bruselas, la reforma para garantizar la sostenibilidad de las pensiones, un impulso a las medidas proempleo y un cambio en la ley de Educación, entre otras cuestiones, informa Pilar Santos. Es voluntad del jefe del Ejecutivo citarse asimismo en breve con los agentes sociales y convocar una conferencia de presidentes en el Senado, para chequear la salud del estado autonómico, principalmente  de sus arcas.

Además, en La Moncloa deben contar con que el líder de Ciudadanos va a exigir al líder popular reuniones periódicas para evaluar el cumplimiento del acuerdo de investidura de 150 medidas, tal como adelantó este diario el miércoles. Estos son los primeros asuntos que el presidente pondrá sobre la mesa, haciendo hueco para una agenda internacional prácticamente bloqueada desde diciembre pasado y que, parece, se iniciará con un viaje a Marrakech para participar en la cumbre del clima y una visita a Berlín para hablar del 'brexit' en una cumbre en la que estarán, además de Angela Merkel, Barack Obama y la primera ministra británica.