LA RESACA DEL ONZE DE SETEMBRE

Rajoy desoye a Puigdemont y su propuesta de referéndum

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, este viernes en la Moncloa.

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, este viernes en la Moncloa. / periodico

PATRICIA MARTÍN / MADRID

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Dice un popular refrán español: ‘Al enemigo, ni agua’. Conocedor de esta máxima, Mariano Rajoy desoyó este lunes las manifestaciones de la Diada y la invitación pactista del president, Carles Puigdemont, a tantear de nuevo la posibilidad de celebrar un referéndum legal, a la escocesa, en Catalunya. Según anunció el domingo el jefe del Govern, el próximo 28 de septiembre, cuando se someta a la cuestión de confianza, planteará al Estado una consulta acordada. Eso sí, de confirmarse el previsible portazo del Gobierno, avisó de que antes de la próxima Diada habrá convocado “elecciones constituyentes” en Catalunya.

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Rajoy no hizo ni una sola mención al conflicto catalán y a las pretensiones independentistas de la Generalitat en un discurso en abierto a los medios de comunicación y ante su grupo parlamentario en el Congreso. Pese a que habló largo y tendido sobre la coyuntura política y hace solo dos semanas, en su discurso de investidura, consideró que el reto “más grave” que afronta España es el desafío rupturista, el jefe de los populares prefirió este lunes ahorrarse cualquier comentario sobre la exhibición de fuerza, por quinto año consecutivo, de los independentistas, y sobre los posibles nuevos pasos del Govern. No fue un descuido del dirigente popular, porque tampoco a la salida de la reunión quiso responder a las preguntas de la prensa sobre el asunto.

Fuentes gubernamentales aseguraron que detrás de la actitud silente del presidente no hay ninguna estrategia y se limitaron a señalar que este ya mostró su opinión el domingo mediante un tuit en el que pidió una “Diada con ‘seny’, libertad y respeto para todos los catalanes”. Pese al mutismo del presidente en funciones, su equipo sí salió en tromba contra Puigdemont.

CRÍTICAS AL “OPORTUNISMO”

La vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría acusó por ejemplo al jefe del Ejecutivo catalán de “oportunista” y de “tensar la cuerda” para satisfacer a la CUP y poder salir airoso de la cuestión de confianza. Y subrayó que la celebración de una consulta, además de  “ilegal”, “solo genera división y ruptura entre los catalanes”. Frente a ello, manifestó que el Gobierno se mantendrá “en la defensa del conjunto y en la búsqueda de un modelo de convivencia armónico para todos”.

En tono mucho más directo sobre los próximos pasos del Ejecutivo, el ministro de Justicia en funciones, Rafael Catalá, dejó claro que caerá “todo el peso de la ley” sobre quien convoque un referéndum de autodeterminación. Asimismo, avisó a Puigdemont de que “una consulta pactada” no existe en el ordenamiento jurídico y “nunca va a ser posible” con la actual Constitución, que consagra la soberanía nacional del conjunto de España e impide “que una parte [del territorio] decida lo que quiere ser”.

EL SOMETIMIENTO A LA LEY

El titular de Justicia recordó además al Govern su sometimiento a las leyes. A la espera de que el Tribunal Constitucional dirima en el contencioso contra la presidenta del Parlament, Catalá aclaró que el delito de desobediencia no conlleva pena de cárcel, pero advirtió a Carme Forcadell de que si cometió una “actividad ilícita, tendrá que asumir su responsabilidad, la que le corresponda según el delito”.

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Por último, el dirigente conservador consideró que la Diada, en la que participaron más de 800.000 personas, según datos oficiales, demuestra que el movimiento independentista “está muy presente” en Catalunya, pero también que en el último año “no ha habido ningún incremento singular” del sentimiento secesionista. Su correligionario José Manuel García Margallo apuntó, no obstante, que “cualquiera que fuera el número” de asistentes “siempre será excesivo cuando se trata de romper la unidad de España”. Y sin llegar a retractarse de haber ligado soberanismo y terrorismo, el ministro de Exteriores reconoció que “a veces habla demasiado” sobre el conflicto catalán, “para el gusto de los independentistas”.

LAS REACCIONES DE LA OPOSICIÓN

El PSOE, por contra, reconoció que las marchas multitudinarias demuestran que existe un “problema” político. Su portavoz parlamentario, Antonio Hernando, mostró un “respeto absoluto a los centenares de miles” de manifestantes e insistió en que la cuestión territorial debe tener una “solución a través del diálogo, la negociación y el acuerdo dentro de la ley y la Constitución”.

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Desde Podemos, su secretario de organización, Pablo Echenique, explicó que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y dirigentes En Comú Podem participaron en la manifestación para defender la que consideran “la única solución viable”: el referéndum. “No somos independentistas”, aclaró el podemista.

Por último, Albert Rivera recordó a Puigdemont que “no puede haber diálogo si no se respetan las reglas del juego”. El líder de Ciudadanos ironizó sobre la hoja de ruta del Govern marcada en la Diada y la tildó del “penultimátum, más o menos”, en referencia a que en el último lustro ya ha habido constantes avisos de una declaración unilateral de independencia.