Rajoy y Rivera dan un "primer paso" hacia la investidura

GEMMA ROBLES / PILAR SANTOS / MADRID

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Minutos antes de que se iniciase la reunión entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez del martes, un dirigente del PP cercano al presidente apuntaba ante un grupo de periodistas que sus expectativas se centraban en que la semana terminase con un “pequeño avance” hacia la investidura, pero gracias a un mínimo movimiento de Albert Rivera, no del líder socialista. Tuviera información privilegiada o notable capacidad de predicción, acertó. Y acertó porque la cita entre Rajoy y Sánchez fue tan infructuosa que salió a relucir el fantasma de las terceras elecciones, mientras que 24 horas después y al término del cara a cara entre el aspirante a la reelección y el jefe de Ciudadanos se admitía por ambas partes, bajo fórmulas retóricas diferentes, que se había dado “un primer paso hacia el desbloqueo político". Eso, pese a que los naranjas mantienen (de momento) su intención de abstenerse en una posible votación en el Congreso. 

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La novedad consiste en que Rajoy y Rivera han acordado abrir un canal de comunicación permanente entre ambos (y no entre equipos negociadores) para hablar de las novedades en este arduo camino hacia la investidura, sugerencias y, sobre todo, intercambiar datos, intenciones y puntos de vista sobre cuestiones como los objetivos de déficit y el techo de gasto. “Me voy de aquí [del Congreso, tras verse con el presidente de Ciudadanos] sabiendo que puedo negociar algo. Ayer [el martes, día de su entrevista con Sánchez] no había negociación”, sentenció un optimista líder del PP.

En este contexto, el jefe de Ciudadanos proclamó que él está dispuesto a dar un paso al frente y analizar con los populares ese techo de gasto que tanto urge y las Cuentas del Estado, además de reformas que puedan contar con su aval ideológico, para poder negociarlas el día siguiente mismo de la investidura. En lo que sí está dispuesto a inmiscuirse de inmediato es en colocar los mimbres de un pacto de Estado por la unión de España que él ansía desde el año pasado, y que populares y socialistas habían considerado innecesario en octubre y que, ahora, en un contexto de inmovilismo en el que hacen falta clavos ardiendo a los que aferrarse para sumar manos, parece que revive con el beneplácito del PP. Catalunya y la crisis secesionista se convierten en una clara opción de acercamiento entre constitucionalistas o, como poco, en una vía para intentarlo.

LA CLAVE CATALANA

“Le he planteado a Rajoy solemnizar un pacto por España y por la unión entre partidos constitucionalistas, para que al margen de quien gobierne, y de si está o no en funciones, tengan claro los españoles que vamos a seguir viviendo juntos y se van a respetar las reglas democráticas. Eso necesita la formalización solemne de un acuerdo de Estado”,– señaló Rivera. “Me ha dicho que lo ve con buenos ojos y que cree que sería necesario llevarlo a cabo”, continuó.

Es la segunda baza en clave catalana que el PP le concede a Ciudadanos en dos días (algo que a buen seguro no le hará excesiva gracia a Xavier García Albiol). Primero, se permitió a los naranjas hacerse con la ‘victoria’ de tumbar con solo dos diputados el grupo propio de CDC en la Mesa del Congreso, dado que los populares se abstuvieron pese a que podían haber votado en contra. Ahora, se bendice que impulsen ellos un acuerdo antisoberanista que hace unos meses se desdeñó y que servirá, además, para que Rivera tenga una senda por la que acercarse a Sánchez. 

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“Este es un principio de acuerdo”, puntualizó el líder naranja, confirmando que no tardará en llamar a su homólogo en el PSOE para sondearle sobre al asunto. “Si podemos ser útiles para cualquier negociación, para desatascar con el PSOE, para cualquier cosa, si es por el bien de España, aquí estamos. Si los demás partidos hicieran lo mismo, ya tendríamos Gobierno”, agregó.

TODAVÍA SIN FECHA PARA LA INVESTIDURA

Rivera coincidió con Rajoy en que o los socialistas viran como mínimo hacia la abstención o el país estará condenado a unas terceras elecciones, colocando así el foco de la presión sobre Sánchez. El líder conservador no quiso darle excesiva importancia al hecho de que Ciudadanos, al menos por ahora, mantenga su intención de abstenerse en la segunda votación de una hipotética investidura que, por cierto, el presidente en funciones sigue evitando confirmar que finalmente existirá.

¿Pero y si Ciudadanos no cambia su previsión de voto y por tanto el PSOE no se replantea moverse del ‘no’?, se le planteó por parte de la prensa al jefe de los conservadores. “Los días después de las elecciones de diciembre era evidente para mí que la mayoría de la Cámara votaría en mi contra. Ahora eso no es fácil, pero ya no es tan evidente que no pueda haber investidura”, concluyó.