La depuradora de CDC

El dirigente convergente Jordi Turull conversa con militantes, en el congreso fundacional del nuevo partido, este sábado, 9 de juliol.

El dirigente convergente Jordi Turull conversa con militantes, en el congreso fundacional del nuevo partido, este sábado, 9 de juliol. / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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Siempre bien agarrado al timón, Artur Mas gusta y se gusta empleando símiles marineros en sus disertaciones. En el primer discurso, el viernes, del congreso fundacional del partido antes conocido como CDC (PACcCDC) era imposible esquivar la comparación entre el lugar fundacional de Convergència y el de su herederal presente congreso. Si en 1974 los convergentes eligieron Montserrat, que rebosa “espiritualidad y catalanismo”, según explicó Mas, para el PACcCDC se ha optado por el área Fòrum. “El proyecto” convergente, desarrolló el líder nacionalista, “ha amarrado en el Mare Nostrum, pero  no se quedará quieto, zarpará hacia Ítaca”.

Más allá de que en el Port Fòrum solo amarran barcos recreativos, con lo que pude darse la imagen de que los que van a Ítaca navegarán en un yate (algo que excluye a la CUP) cabe reseñar que Mas olvidó que el emplazamiento elegido para el congreso contiene una singularidad. El Centre de Convencions Internacional de Barcelona, del barcelonés Josep Lluís Mateo, se ha construido, como quien dice, encima de una de las mayores depuradoras de aguas residuales de Europa. Que encima de la estación donde se tratan las aguas negras de la mitad de la población del área metropolitana (1,6 millones de personas) sea un lugar de ocio y congresos supone, sin duda, obra de infraestructura homérica. Y que el PACcCDC nazca justamente aquí puede dar, también, lugar a ulteriores lecturas, si uno piensa en los casos de corrupción.

La depuradora, sino visible, sí es bien olfateable en estos días de congreso, en función de por donde sopla el viento. Y no en el interior del espléndido CCIB, que bien parece una terminal de aeropuerto, sino en el exterior, donde los asociados del PACcCDC salen a fumar y/o conspirar y/o quejarse. Vaya en descargo de los que hicieron la obra que conseguir que los residuos de 1,6 millones de personas sean tratadas a 15 metros bajo los pies de los congresitas y que en ningún momento lo huelan sería más propio de un milagro que de un proyecto.

Las pausas para el pitillo nunca habían estado tan concurridas de gente que odia el tabaco. Pero el partido, y a sobre todo Catalunya, merecen sacrificios. Como dijo uno de los 1600 asistentes a la ponencia 2, donde se presumía el mayor percal, “un congreso es un lugar donde gente que nunca creerías que tomarían café juntos, toman café juntos. Sin que a ninguno de los dos les guste el café”. Hablar, negociar, buscar apoyos, soslayar diferencias del pasado en pos de una unión temporal contra un enemigo común, por ejemplo, la dirección del partido.

MODELO 'PASEO COSTA BRAVA'

Sea en la cafetería o bien en el exterior, las conspiraciones en estos dos primeros días han competido duramente con las críticas hacia el asunto del nombre del partido. Cualquier corrillo se convertía en una enumeración de posibles nombres, primero en serio, como “Junts per Catalunya”, y, paulatinamente derivando a la mofa, befa, chirigota y regodeo, tipo “Partido de Tonto el que lo Lea” o “Se vende Opel Corsa”.

El principal contraste entre el congreso y el mundo exterior es sin duda la vestimenta. Los ‘outfits’ vistos entre los asociados del PACcCDC son exactamente los mismos que la de los hibernados militantes convergentes. Sigue triunfando mucho el modelo ‘paseo por la tarde en la Costa Brava’, entre la población masculina, que se compone de vaqueros, zapatillas (ya no tienen porque ser náuticas) y, sobre todo, camisa blanca. Entre los más jóvenes, y algún cuarentón ‘apeterpanado’, se va extendiendo el pantalón corto, eso sí, de pernera estrecha, siquiera para diferenciarse del ‘outfit’ cupero.

La gente que circula por delante del CCIB, ajena al ajetreo político, viste bañador y emplea para desplazarse zigzagueantes entre los congresistas algun 'gadget' con ruedas. Aunque pocos se asustan. Después  de lo de ‘Catalans Convergents’ el listón para dejarlos sin habla está muy alto.