De Alfonso pone el ventilador en el Parlament

RAFA JULVE / BARCELONA

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«Si eso es conspirar, solo puedo decir que tire la primera piedra el que esté libre del pecado de conspiración». El director de la Oficina Antifrau de Catalunya (OAC), Daniel de Alfonso, puso este jueves el ventilador en el Parlament tras el estallido del 'Fernándezgate'Fernándezgate y lanzó repetidos avisos a todos los partidos recordándoles que él ha mantenido más de un centenar de reuniones con representantes «de todos los colores» en las que también se ha hablado de «temas sensibles», de cuestiones de índole similar a las que trató con el ministro.

De Alfonso mostró su rechazo a que lo destituyeran del cargo porque considera que no ha actuado con «negligencia», sino con «sobrediligencia», y atribuyó la difusión de la conversación con el titular de Interior al beneficio que algunos partidos quieren obtener a las puertas de unas elecciones generales. Su comparecencia en la comisión de Afers Institucionals, con ataques continuos a los partidos y frases del tipo «quieren apartar de la oficina a un incomodísimo director y evitar que se ponga en orden la lucha contra la corrupción», en lugar de hacer cambiar de opinión a algún grupo, algo que ya era difícil, no hizo más que ratificar los posicionamientos. Todos salvo el PP pidieron su revocación, que será aprobada en el pleno de la semana que viene aunque él avisara de que recurrirá ante la justicia. En la misma sesión, además, se aprobó solicitar la comparecencia en la Cámara de Jorge Fernández Díaz.

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TIRAR DE LA MANTA

Ciutadans y el PSC le instaron a tirar de la manta e ir a la fiscalía, mientras que JxSí, Catalunya Sí que es Pot y la CUP insistieron en atribuirle conductas antidemocráticas. Solo el PPC se alineó con su tesis de que todo responde a una maniobra electoral y registró una petición en la Cámara para que haga pública su agenda de reuniones. Lejos de amilanarse, el director de la OAC empezó su réplica con un dardo a los diputados. «Esperaba que sus intervenciones fueran mucho más caninas», les soltó con ironía. Con un estilo y un tono que recordó al de Jordi Pujol Ferrusola cuando compareció en el Parlament, De Alfonso defendió (en tercera persona) que no perderá «la dignidad» y que no es «soberbio ni vanidoso».

A partir de ahí, el responsable de Antifrau se fue encendiendo y lanzó un duro alegato contra la prensa por la filtración de unas conversaciones que se han «tergiversado» y «manipulado». Lo primordial es saber quién y por qué lo grabó y lo filtró –«sería de subnormales pensar que fui yo quien lo difundió»–, subrayó. Su línea de defensa, la de que es una víctima que actuó en el marco de sus competencias, fue calcada a la que volvió a emplear Fernández Díaz y que secundó Mariano Rajoy, a quien De Alfonso dijo no conocer ni saber tampoco si estaba al corriente de su charla con el ministro.

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MENSAJES DE ALIENTO

Las andanadas contra los distintos partidos fueron constantes, y lo cierto es que más de uno bajó la cabeza cuando el director de la OAC fue reprendiéndoles uno a uno. «Algún diputado de los que firman mi petición de cese me ha enviado SMS de aliento y apoyo», se despachó antes de subrayar que a él no hay quien le manipule. «En su día me dijeron que yo era el hombre de Artur Mas y yo soy de todos y no soy de nadie». «Yo no hago política».

Dirigentes del Junts pel Sí, miembros del Govern (incluidos consellers de Interior), representantes del PSC y de ICV-EUiA, el exlíder parlamentario de la CUP David Fernàndez... De Alfonso fue dando cargos y nombres de políticos con los que se ha reunido. También el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. «Me dijo que me apoyaría, pero que tenía que darles algo a cambio», aseveró. Horas después, el propio Rivera admitió aquel encuentro pero l­e quitó hierro.

El pim pam pum se prolongó dos horas y media. Aparte de llamar «demagogos» e «hipócritas» a algunos grupos, el director de la OAC extendió más las dudas al dejar caer que es víctima de espionaje («ayer mismo entraron en mi casa»). Solo buscó complicidades con la CUP al «coincidir» en la lucha contra la corrupción, pero Anna Gabriel le devolvió un revés diciéndole que están en las antípodas. Es más, aprovechando una de sus polémicas frases con el ministro, la de «les hemos destrozado el sistema sanitario», en el sentido de haber destapado pufos de gestión, la diputada anticapitalista le espetó que su partido tiene mucho más que ver en ello que una oficina cuya credibilidad se tambalea.