DE VUELTA A LAS URNAS

Guerrilla gráfica contra la propaganda

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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La vieja propaganda enlatada de los partidos políticos se tambalea. Las elecciones del 26-J pueden ser las últimas en las que los cuarteles generales sigan apostando por fórmulas de comunicación electoral que acuñaron en la transición pero han quedado obsoletas frente la irrupción de una contracampaña que surge desde abajo, con una irreverencia que dinamita los consensos sociales que han operado en las últimas cuatro décadas. Las banderolas y los mítines están en retroceso frente a una avalancha de nuevos formatos cargados de una sátira mordaz que visibiliza las contradicciones de los candidatos y arranca risas en un elector hastiado del lenguaje oficialista. Los contenidos de SiberiaMongolia o United Unknown que circulan por la red se propagan con mayor rapidez que cualquier propaganda, pero medir su influencia en el voto sigue siendo una tarea pendiente.

Lo que tienen claro los creadores es que estos formatos, donde el vídeo es protagonista, conectan con la población porque han sabido leer el cambio de paradigma de la sociedad, y aunque admiten que la fractura generacional limita sus contenidos a los menores de cuarenta años, opinan que en breve la guerrilla gráfica impondrá su hegemonía. De hecho, desde United Unknown opinan que esa brecha se va a ir cerrando y que cada vez gente de más edad consume sus productos, con guiños también al eletorado mayor, como el emblemático clip de Ben-Hur en el que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se se entrentan en la carera de cuádrigas. En cualquier caso, están convencidos de que lo que comenzó a hacerse evidente con las campañas que apoyaron a Ada Colau Manuela Carmena en el 2015 -ahora recogidas en el libro 'Y al final ganamos las elecciones'- marcará la conversación política en la contienda del 26-J. 

“Incluso para gente menos politizada esta es una forma de generar emoción, de ofrecer un relato que de sentido a una nueva realidad social, a través de la seducción del humor y de la risa”, explica Antonio Girón, uno de los creativos clave de la contracultura de la guerrilla madrileña. Estuvo impulsando la campaña de Carmena y para el 20-D inauguró Siberia, que nació tras detectar que el 15-M y el surgimiento de los nuevos partidos carecía de un correlato potente que pusiera en cuestión la cultura del 'establishment'.

CONTRA EL EDULCORANTE OFICIALISTA

Comparte esta visión otro de los referentes en la creación de esta contracultura, el creador y director de arte en Mongolia, Fernando Rapa. “Los candidatos, al afrontar una segunda campaña, entran en una fase de descomposición y de mercadería caduca en la nevera del escenario político. Lo que estaba diseñado para que dure equis tiempo se ha alargado y se les complica mantener su discurso por mucho tiempo”, afirma, convencido de la necesidad de desmontar esa imagen desde la sátira y la “crítica despiadada” con una campaña que amortigüe el edulcorante oficialista. Defiende las guerrillas como la defensa popular para contrarestar “la vitrina insoportable de mensajes cruzados” y desenmascarar la propaganda de los partidos. A su juicio, el mayor potencial de la guerrilla es atacar la línea de flotación del culto a la personalidad de los candidatos.

Los vídeos de Mariano Rajoy con un sobre en la mano, Artur Mas haciendo equilibrios entre dos trailers de la CUP y ERC, o el duelo en Ben-Hur entre Pedro Sánchez Pablo Iglesias son algunos de los ejemplos de una creatividad que hace envejecer a los mítines y las visitas de los candidatos al mercado. “El futuro pasa por ahí. Es un humor efectivo que evidencia que la propaganda es insoportable y lo único que han hecho los viejos partidos es contratar a un comunity manager. No ven que la brecha generacional es descomunal. Partidos como el PSOE morirán, sólo hace falta sentarse a esperar”, defiende Guillem Martínez, el periodista que analizó la cultura de la transición que, durante décadas dificultó la crítica contra determinados valores objetos de consenso, entre ellos, unos partidos políticos que, ahora, están en la diana.