Y si el arranque de campaña no era ya tenso... llega el CIS

El líder de PSOE, Pedro Sánchez, saludando al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en el Congreso

El líder de PSOE, Pedro Sánchez, saludando al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en el Congreso / periodico

GEMMA ROBLES / MADRID

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Faltan unas horas para que comience la campaña electoral. Pero los partidos llevan semanas sudando la camiseta, acumulando tensiones y reorientando sus estrategias con el paso de los días a fin de mantener sus posiciones en el podium o lograr subir algún relevante escalón. La medalla de plata parece, en estos momentos, la más disputada.Y la palabra ‘sorpasso’ se ha introducido con fuerza en el vocabulario político español. Podemos, tras su alianza con IU, anhela superar a los socialistas y colocarse como poco en el segundo puesto. Los responsables del PSOE se muestran dispuestos a echar el resto –dejando aparcadas sus cuitas internas- para evitarlo, mientras que el PP juega a debilitar a Pedro Sánchez a ver si así logra que acepte su mano tendida tras la cita con las urnas: oxígeno a cambio de una abstención en la investidura. Desde Ciudadanos, Albert Rivera, trata de hacerse un hueco y mantenerse a flote poniendo desde ya en valor sus futuros escaños.

En este caldeado ambiente llega el último CIS que se publicará antes de votar. Un macrosondeo previo a las próximas generales que incluye reparto de escaños por provincias y que, como suele ocurrir, supondrá un zarandeo para los aspirantes a La Moncloa en la jornada en que estrenan sus campañas. Se da por hecho que los populares seguirán colocados en primera posición, un lugar que no han abandonado en ninguna encuesta de las que se han realizado desde el 2011. Cuando Mariano Rajoy arrasó con mayoría absoluta.

La gran incógnita es qué partido se sitúa por detrás del PP y con cuánto margen. ¿El PSOE? ¿Unidos Podemos? El dato, sin duda, puede marcar el tono y la intensidad del arranque oficial de la contienda electoral, especialmente en el terreno de la izquierda. Además, habrá que ver en la letra pequeña del sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) cómo se ha resuelto esta vez el trabajo de campo, dado que se suelen iniciar las entrevistas en este tipo de encuestas aproximadamente un mes antes de su publicación. Cabe destacar que el ‘matrimonio’ de conveniencia entre Podemos e IU no se hizo oficial hasta el 9 de mayo, lo que puede haber complicado sin duda el trabajo ‘de cocina’.

PASTILLITAS, TILAS, COCHES Y CORBATAS

En todo caso, los populares están ayudando a echar leña al fuego. Públicamente sostienen que para ellos es una fatal noticia que los “radicales”, como califican a Podemos e IU, ocupen el liderazgo de la oposición, pero lo cierto es que no paran de darlo por hecho y de azuzar al PSOE con esa posibilidad. Al tiempo, en conversaciones informales admiten que su esperanza de seguir en el Gobierno pasa por lograr un pacto con los socialistas, que esperan alcanzar si Sánchez deja ocupar la secretaria general. Esa posiblidad a la que aspiran, obviamente, es más fácil si se ha producido un ‘sorpasso’ que están de algún modo alentando.

Mientras tanto, los del puño y la rosa y los ‘morados’ no pierden ocasión de sacudirse (dialéctica y electoralmente hablando).Así, el presidente de Aragón, Javier Lambán, se llevó la palma este miércoles asegurando: "los de Podemos nos quieren matar, directamente". También la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, salió al ataque al ironizar sobre la supuesta "mutación" de Iglesias para convertirse ahora en un socialdemócrata. "Yo no le compraría ni un coche de segunda mano", llegó a decir ella.

Aún más lejos fue el portavoz parlamentario, Antonio Hernando, que se preguntó en voz alta si alguien puede creer que uno pasa a la socialdemocracia sólo tomándose "una pastillita" o colocándose una corbata "estrechita", como últimamente ha vuelto a hacer el jefe de Podemos. El protagonista de estos ataques, Iglesias, prefirió ignorar el fondo del asunto (una estrategia en sí misma) y recomendó a los socialistas tomar "tila" y no dar imagen de "derrota y patetismo". Todo esto sin que se haya iniciado formalmente una campaña que se promete no apta para cardíacos.