DE VUELTA A LAS URNAS

¿Y si el voto es tozudo?

Fotografía facilitada por la Zarzuela del rey Felipe VI con el presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, en su despacho para firmar el decreto de disolución de las Cortes y de convocatoria de las elecciones generales del 26 de junio.

Fotografía facilitada por la Zarzuela del rey Felipe VI con el presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, en su despacho para firmar el decreto de disolución de las Cortes y de convocatoria de las elecciones generales del 26 de junio. / periodico

GEMMA ROBLES / MADRID

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Si no fuera porque la experiencia dicta que en dos meses pueden pasar tantas cosas como vueltas puede dar el panorama político y que el CIS que se hizo público este martesCIS -sin intención de voto pero con conclusiones valiosas- queda lejos de la próxima cita con las urnas, los políticos tendrían motivos para agobiarse. Y los ciudadanos que se sienten hastiados de la incapacidad de sus representantes para alcanzar pactos fructíferos, también. Según el último estudio del centro de investigaciones sociológicas, los españoles, tozudos o convencidos de estar en el acierto, según se mire, hubieran votado en su gran mayoría –el 78,4%- lo mismo que el 20-D aún sabiendo de antemano que el resultado iba a ser tan sumamente complejo.

Sólo el 5,3% de los encuestados (6.000 entrevistas realizadas entre el 7de enero y el 19 de marzo) hubiera elegido una papeleta diferente si hubiera contado con información privilegiada a la hora de ejercer el sufragio y el 8% se habría abstenido. Estando sobre la mesa semejantes ingredientes, aquellos que no fueron capaces de digerir el resultado de diciembre no deberían ser excesivamente optimistas pensando en que esta vez el menú será más de su agrado. Por si acaso.

Cierto es que en apenas unos días se difundirá otra encuesta realizada en el mes de abril (en plena resaca de los ‘Papeles de Panamá’), esta ya sí con intención de voto, que servirá para que los partidos puedan situarse mejor en un momento de tanto desconcierto y definir sus campañas. Por el momento, todas las organizaciones van tomando las primeras decisiones electorales aprovechando que el jefe del Estado, en la mañana de este martes, hizo historia firmando un decreto por el que quedaban disueltas las Cortes. Ese mismo documento con la rúbrica de Felipe VI sirve para convocar de nuevo elecciones generales, habida cuenta de que un presidente en funciones como lo es desde diciembre Mariano Rajoy no tiene potestad constitucional para poder hacerlo.

SIN PEREGRINACIÓN AL SUR

Los candidatos, por lo tanto, gozarán de una segunda oportunidad en junio. Cuentan ahora con más experiencia; se conocen mejor los unos a los otros y saben cómo se las gasta cada cuál a la hora de negociar o de dejar de hacerlo. Algunos conocen también el amargo sabor del veto y se disponen a emprender la nueva carrera con cierta ventaja desmoscópica –parecer ser el caso de Rajoy-, pero con determinadas amenazas en la mochila: Albert Rivera, de Ciudadanos, insiste en que no facilitará que el todavía presidente repita en La Moncloa por no haber sabido “limpiar su casa” de corrupción. Este martes llegó a decir que si Rajoy se mantuviera en el poder haría las delicias de “separatistas y populistas”, por lo que apuesta por “un nuevo Gobierno” y no una reedición del actual.

Esto, en cuanto a lo que vislumbra el aspirante que parte como favorito en el franco de centro-derecha. Pero tampoco parece tenerlo mejor el centro-izquierda, si no logra la mayoría absoluta: El equipo de Pedro Sánchez ya ha confirmado que mantendrá su estrategia de no pactar con el PP, pase lo que pase (el tiempo dirá si la abstención se incluye en ese pack). Los conservadores, ante esto, se disponen a buscar el acercamiento con otros sectores socialistas supuestamente más proclives a cuadrar el círculo a partir del 27 de junio en clave bipartidista. Así lo subrayó públicamente Dolores de Cospedal, mientras que otros cargos del partido reclaman no entrar en una confrontación directa con Ciudadanos, pese a los aspavientos de Rivera, por si tras las elecciones cambia de idea si suma con Rajoy.

CENTRARSE EN LA CAMPAÑA

A todo respondió el presidente del PP, en la reunión de su ejecutiva a puerta cerrada, en la que reclamó a los suyos que se vuelquen en la campaña y en ganar y se olviden del día después. Razón en el planteamiento de trabajo no le falta si quiere que no cunda el pesimismo en sus filas, dado que desde Andalucía salió a la palestra la socialista Susana Díaz para disipar dudas: ella avala la tesis de Sánchez de rechazar el acuerdo con los populares, “que han hecho mucho daño”. Por si algunos querían iniciar la peregrinación al sur a ponerle velas (políticas).    

Disueltas ya las Cortes, toca emprender otra vez el camino a las urnas. En los próximos días habrá debates sobre los gastos de campaña o se irán despejando nuevas fórmulas electorales como la que ultiman Podemos e IU que, según el mencionado CIS, cuenta con el líder mejor valorado, Alberto Garzón. Todos los aspirantes dicen ahora, en la línea de salida, que darán lo mejor de sí mismos para lograr la confianza ciudadana. Más les vale, si no quieren que a la posibilidad de un resultado similar al del 20-D se le sume el fantasma de la abstención. Que merodea.