Rivera busca rentabilizar su pacto con PSOE y la corrupción que lastra a Rajoy

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en una reciente rueda de prensa

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en una reciente rueda de prensa / periodico

PATRICIA MARTÍN / MADRID

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Ciudadanos llegó al 20-D algo desinflado, por efecto de los últimos días de campaña, respecto a las grandes perspectivas que le auguraban las encuestas. Aún así logró 40 escaños la primera vez que se presentaba a unas elecciones generales y arrasó a UPD hasta hacerla desaparecer; le robó bastante voto al PP y algo a los socialistas. Albert Rivera no tuvo la llave de un gobierno como hubiera deseado --no llegaba a la mayoría sumando ni con los populares y sus 123 escaños ni con los socialistas y sus 90 sillones--, pero quiso arriesgar y poner en valor lo cosechado en las urnas: optó por pactar y apoyar la investidura del socialista Pedro Sánchez, aunque eso conllevase reticencias en sus seguidores más conservadores y traicionar la última promesa electoral que hizo, referida a que nunca apoyaría a PP o PSOE y solo se abstendría para investir a uno de sus líderes si el otro partido se sumaba a esa estrategia. Rivera, como el resto de aspirantes, piensa ya en el 26-J y apuesta por atraer a aquellos votantes populares que, sin embargo, rechazan que Mariano Rajoy.

Los últimos cuatro meses se los ha pasado Rivera, además de presentándose como potencial mediador entre socialistas y populares, cerrando los detalles de su (insuficiente) acuerdo con el PSOE y dirigiendo puñetazos dialécticos al hígado de Rajoy. Sin piedad. Echándole en cara la corrupción en sus filas. Ha pedido su cabeza política ya en innumerables ocasiones y, en las últimas 48 horas, ha lanzado un aviso de relevante lectura: tras los comicios de junio solo buscaría la alianza con los conservadores si al frente no está su actual líder. 

SACRIFICIOS Y NEGOCIACIÓN

El paso de las semanas dirá si su acercamiento al PSOE en tiempos en que el PP se encontraba cercado por escándalos como la 'Púnica', el 'caso Imelsa' o los 'papeles de Panamá'  y la estrategia que ahora emprende Rivera, que busca claramente abrir las puertas a los que no confían ya en Rajoy, da frutos. De momento los sondeos le son favorables y todos ellos marcan una tendencia ascendente.

Además, en la organización naranja se confía en sacar rédito al haber hecho sacrificios notables en pro de la gobernabilidad, como haber ofrecido concesiones ante los socialistas para diseñar 200 medidas que conformaron su pacto o haberse sentado a negociar, incluso, con Podemos (si bien aquella 'reunión a 18' acabó mal y con los de Iglesias apremiando a sus bases a sentenciar el pacto PSOE-C’s). Tampoco dejarán de hacer hincapié los dirigentes de C’s en precampaña y campaña que, pese haberse reunido ciertamente con los morados, “gracias” a su veto no están en un Gobierno de España.