LA INVESTIDURA IMPOSIBLE

El fracaso de los partidos finiquita la legislatura

El Rey recibe al presidente del Congreso, Patxi López, al término de su tercera ronda con los grupos

El Rey recibe al presidente del Congreso, Patxi López, al término de su tercera ronda con los grupos / periodico

GEMMA ROBLES / MADRID

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La décimo primera legislatura de la democracia española ya puede pasar a la historia como ‘la breve’. El jefe del Estado terminó la noche de este martes su tercera ronda de conversaciones con los grupos para constatar que no hay acuerdo. Ya no hay resquicios, ni puertas entornadas, ni últimas oportunidades. Los partidos han fracasado en su primer intento de plasmar la nueva política y el complicadísimo pero plural resultado del 20-D en un Ejecutivo. España tendrá que seguir con un presidente y un gobierno en funciones –el de Mariano Rajoy- al menos hasta el próximo mes de julio, después de que los ciudadanos hayan sido llamados a las urnas de nuevo el 26-J y se hayan constituido unas nuevas Cortes que permitan, de nuevo, celebrar un Pleno de investidura.

Ni siquiera la propuesta que Compromís cocinó casi en tiempo de descuento y que envió al PSOE, a Podemos y a otras organizaciones de izquierda en busca de un “milagro” in extremis, como admitió uno de sus impulsores, Joan Baldoví, sirvió para dar la vuelta a la situación. De hecho, sí algo logró fue evidenciar lo enconadas que estaban las posturas políticas y lo difícil que ha sido, es y se vislumbra que puede ser que algún día haya un acercamiento entre socialistas y Podemos, o entre los morados y los naranjas si el escenario político que se derive de las próximas generales es demasiado similar al actual.

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Tanto Pablo Iglesias como Albert Rivera desdeñaron el ‘acuerdo del Prado’‘acuerdo del Prado que los valencianos pusieron sobre la mesa –uno con más disimulo que otro-, mientras que la propia Mónica Oltra se echó metafóricamente las manos a la cabeza cuando se enteró de que la contraoferta del PSOE incluía, entre otras cosas, un gobierno de independientes liderado por Sánchez y se presencia de otros partidos. “¿Pero de qué van?”, llegó a decir al enterarse.

EL RELATO DE LA CULPA

¿De quién es la culpa por tanto de que esta legislatura, ‘la breve’, eche el cierre el 3 de mayo?. Depende de quién responda. Para el PP, ganador de los comicios de diciembre con 123 escaños, el responsable es el PSOE de Pedro Sánchez, empeñado en dar la espalda a una gran coalición. Para los socialistas, sin embargo, es Pablo Iglesias por no aceptar un acuerdo de “cambio y transversal” que incluyera a Ciudadanos y forzar elecciones. Para la organización de Albert Rivera es también Iglesias uno de los señalados, pero compartiendo responsabilidad con Mariano Rajoy por no haber facilitado con su abstención un Ejecutivo basado en el pacto que C’s rubricó con el PSOE.

Si la pregunta se dirige a Podemos o a otros grupos de izquierda como Compromís o IU, todos ellos coincidirán en subrayar la supuesta cerrazón de Sánchez a la hora de querer imponer su acuerdo con Rivera sobre cualquier otra posibilidad alternativa –porque jamás contemplaron la opción de que fueran complementarias- lo que cerró el camino de la izquierda con apoyo por activa o por pasiva de los independentistas catalanes. Eso sí, tanto Alberto Garzón como Mónica Oltra y otros dirigentes de sus respectivos partidos han afeado en ocasiones a Iglesias su actitud en todo este proceso, sus idas y venidas sobre líneas rojas como el referéndum o sus formas a la hora de levantarse de algunas mesas de negociación fotografiadas en los últimos meses.

RAJOY GANA TIEMPO

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Sin embargo, resulta más sencillo señalar quién gana algo con este espectáculo político sin final feliz: Rajoy, que sin apenas sacrificios como poco logra ganar tiempo para sí mismo y para un partido, el suyo, cuyo aislamiento ha sido más que notable en este proceso. Trató de acercarse al PSOE en diciembre, pero Sánchez y sus compañeros del comité federal se negaron. Eso hizo imposible transitar el camino de la gran coalición y llevó a Rajoy a tomar la arriesgada decisión de rechazar la oferta de investidura que le hizo Felipe VI.

Recibió críticas internas y externas, sí, pero evitó un desgaste al que sí se sometió el jefe de los socialistas. Él subraya que por responsabilidad y para poner en marcha “el reloj de la democracia”. Sólo las urnas podrán decir si la apuesta de Sánchez, además de desgaste, conlleva recompensa electoral. Y si los vetos mutuos de Iglesias –que prepara una alianza con IU además de con las confluencias- y de Rivera –que aspira a subir en escaños- habrán merecido la pena.