Gélido encuentro entre Pedro Sánchez y Susana Díaz en la Feria de Abril

El líder socialista llegó y se marchó escoltado por su gente de confianza en la región

JULIA CAMACHO / SEVILLA

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“Buenas tardes, presidente”. La llegada de Pedro Sánchez a la Feria de Abril de Sevilla no pudo ser más triunfal. Apenas había traspasado la portada de 25.000 bombillas que da acceso al Real donde se ubican las casetas empezó un auténtico baño de masas entre gente que le asaltaba para hacerse fotos, felicitarle, piropearle o todo a la vez. Un caluroso recibimiento que se fue enfriando en cuanto se encontró con su compañera de filas, la secretaria general de los socialistas andaluces Susana Díaz.

El Real de la Feria suele ser un buen termómetro de la cercanía de las elecciones: cuando más cerca, más esfuerzos hacen los políticos de todo signo para multiplicarse en recepciones y visitas a casetas para aprovechar y predicar consignas electorales. En este caso, la jornada de ayer dio muestras de que todos los partidos tienen clara la repetición de elecciones el 26J y han activado ya a sus cuadros de cara a la cita con las urnas. En este contexto se enmarcó la presencia de Pedro Sánchez, que durante toda la jornada estuvo escoltado por uno de sus hombres fuertes en la región, el responsable de la Empresa Pública de Puertos de Andalucía Alfonso Gómez de Celis, y sin contar con la presencia de algún miembro de la ejecutiva regional.

Recién desembarcado del AVE,y con la excusa de no hacer declaraciones porque venía de una entrevista en una cadena nacional, el líder de los socialistas llegó arropado por los suyos, y se dirigió directo a la tradicional y multitudinaria recepción organizada en la caseta de la Cadena Ser. Una forma de marcar distancias con el PSOE andaluz, ya que la plana mayor del PSOE-A y el Gobierno regional se encontraba en esos momentos en otra caseta, la municipal, apenas a unos metros de distancia. Aunque se comentó que la visita del secretario general de los socialistas empezaría por la caseta del Ayuntamiento, todos los allí congregados le vieron pasar por la acera contraria perseguido por una nube de cámaras, simpatizantes que trataban de trasmitirle su situación personal para pedirle ayuda o simples curiosos, por lo que el alcalde de Sevilla Juan Espadas tuvo que marchar en su busca junto a otros alcaldes socialistas, como el de Torremolinos, José Ortíz, y el de Marbella, José Bernal.

Sentado en un extremo de la caseta desde el que podía ser visto por quienes paseaban a esa hora por la Feria, y entre plato y plato de jamón ibérico, queso y copa de fino, Sánchez era interrumpido continuamente por quienes paseaban por el Real. “Eres más guapo en persona”, le espetó una niña antes de fotografiarse con él mientras un hombre bromeaba con un “no te muevas, que no te voto!”. De forma amigable, el socialista departió con la responsable de UGT-A, Carmen Castilla, periodistas, la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez –con quien brindó--, e incluso el líder territorial de Ciudadanos, Juan Marín. Pero ni rastro de la todopoderosa presidenta andaluza, que se hizo esperar casi una hora.

Díaz, vestida de flamenca, llegó acompañada por los secretarios provinciales de Sevilla y Jaén, con su hijo en brazos y con una enorme sonrisa, intentando dar imagen de unidad y compañeros bien avenidos. Pero todo se quedó en el intento. Aunque se sentaron juntos, apenas cruzaron palabra más allá de las carantoñas que Sánchez hizo al bebé o algún comentario sobre las tapas que se servían. Cada uno se enzarzó en una conversación con el resto de invitados a su mesa, en un ambiente tan tenso que provocó la sorpresa y los posteriores comentarios entre algunos de los comensales del reducido grupo. “Mal rollo”, coincidieron. Díaz incluso cogió sin mirar el clavel blanco que le tendió Sánchez –regalo de una vendedora ambulante—y lo dejó de inmediato encima de la mesa. Tras una hora de reunión, cada uno salió de la caseta por su cuenta. Díaz se reunió con su familia y siguió con compromisos y visitas por la Feria, mientras Sánchez daba por cumplido el expediente y se marchaba de la Feria entre más selfies y abrazos.