Objetivo: salvar la negociación

Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso de los Diputados.

Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso de los Diputados. / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Poco más de 24 horas antes de que los negociadores del PSOE, Podemos y C’s se reúnan por vez primera para abordar un pacto de investiduraPablo Iglesias y Albert Rivera pusieron este miércoles de manifiesto sus profundas desconfianzas mutuas. El primero acusó al segundo en el Congreso de ser “intolerante”. Rivera contestó recordando los supuestos pagos de Venezuela e Irán a la fuerza morada. Y así siguieron, con ataques sobre la presunta tendencia de Iglesias a “colocar” a su entorno (“novias, familiares y amigos”) en puestos de confianza y los pasados vínculos de C’s con fuerzas cercanas a la ultraderecha. Visto desde fuera, las posibilidades de un entendimiento a tres bandas parecen escasas. Pero los socialistas tienen otra visión, pese a que la revelación de que Pedro Sánchez mantuvo el 15 de marzo un encuentro secreto con el vicepresidente del Govern y líder de ERC, Oriol Junqueras, ha contribuido a enrarecer el ambiente. Con C’s y dentro del propio PSOE.

La idea de los socialistas pasa por que la primera toma de contacto, en la que participarán cerca de 20 personas, sirva para fijar el procedimiento de las próximas conversaciones. Es decir, para salvar la negociación. En relación a esos contactos posteriores, el PSOE propondrá que haya dos mesas de diálogo: una económica y social y la otra de reformas políticas en la que al final se hablaría de la crisis territorial y de reformas como la de la Constitución.

“Allí vamos a discutir sobre qué vamos a discutir”, explican sobre la cita de este jueves fuentes del PSOE, que quieren trazar las materias sobre las que se puede ampliar el acuerdo previo con C’s. Sánchez habló el pasado sábado de “fiscalidad, emergencia social y reforma laboral”. Un miembro de su equipo negociador señala que para atraer a Podemos deben ofrecer “seis o siete cosas”, porque Iglesias “tiene que vender a los suyos que nos ha arrancado compromisos”. 

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La verdadera negociación comenzará después, lejos de las cámaras y en formatos más reducidos. “El fin de semana vamos a pasar a la clandestinidad”, continúan en el PSOE, que fija el sábado y domingo como los días verdaderamente relevantes para calibrar si la piscina de las negociaciones contiene agua para alcanzar un pacto.

LA DISTANCIA PREVIA

Las posiciones de Podemos y C’s se anticipan difíciles de conjugar. El partido morado insiste en que los socialistas deben renegar de su acuerdo con Rivera y elaborar otro con las fuerzas de izquierda para llegar a un Gobierno de coalición. Aun así, Iglesias ha suavizado su actitud: ha aceptado sentarse con el partido naranja, ya no reclama la vicepresidencia para sí mismo y está elaborando un nuevo documento con propuestas que rebajarían las enviadas al PSOE a mediados de febrero.

C’s también ha cedido, tolerando que Podemos se sume a la negociación, pero al mismo tiempo ha caldeado el clima, apostando por un Ejecutivo con los socialistas y reclamando a Iglesias su apoyo incondicional al pacto con Sánchez. “No vamos a abrir un nuevo periodo de negociaciones en el que el acuerdo se abra en canal”, dijo su número dos, José Manuel Villegas, en referencia a Podemos.

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Los socialistas no otorgan gran trascendencia a los últimos mensajes de C’s, un partido que, recuerdan, se nutre de votantes “conservadores”, para los que una alianza con Podemos resultaría difícil de asimilar. “Ellos están marcando el territorio antes de la negociación; es normal”, dice uno de los negociadores del PSOE, partido que junto a los naranjas está ampliando ligeramente el pacto previo a través de las propuestas de diversos colectivos. Lo novedad de aspirar a entrar en el Gobierno, continúa el dirigente, es “sobre todo un mensaje a Podemos: ‘Si vosotros queréis ministerios, nosotros también’”. Y en ese sentido, concluye, puede servir para que ni uno ni otro entren en el Ejecutivo, ya que la apuesta del PSOE sigue siendo que este sea monocolor, apoyado por las otras dos fuerzas.

DUROS REPROCHES

Aun así, Iglesias y Rivera protagonizaron un durísimo enfrentamiento en el hemiciclo, con cruzados reproches sobre Venezuela e Irán, la antigua propuesta de C’s de dejar a los simpapeles sin tarjeta sanitaria y la implicación de uno y otro en la defensa de los derechos humanos. Puede ser solo parte de la escenificación, pero la cita del jueves servirá para medir la voluntad de entendimiento de morados y naranjas.

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Mientras tanto, la desconocida reunión de Sánchez y Junqueras, desvelada por 8tv, aumentó la tensión. No solo con C’s, que pidió “explicaciones” y criticó el “secretismo” de la cita, sino también dentro del PSOE. Sánchez no informó del encuentro con el líder republicano a los principales barones de su partido, lo que contribuyó a elevar la desconfianza sobre las posibles cesiones que pueda hacer en materia territorial. Al término del pleno, con gesto contrariado, Sánchez se vio forzado a explicar que todo entraba dentro de la “normalidad”. Cuando le preguntaron si había sondeado a ERC para que apoyara su investidura, un paso que se ha comprometido a no dar, contestó a la carrera: “Soy un político que dice dentro lo que dice fuera”.