El PSOE asiste "perplejo" a la oferta de Iglesias y le acusa de no querer pactar

Patxi López y Pedro Sánchez, este lunes en el Congreso.

Patxi López y Pedro Sánchez, este lunes en el Congreso. / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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El PSOE ha sido exquisito en su trato con los grupos a los que quiere atraer para llevar a Pedro Sánchez a la Moncloa, elogiando su disposición al acuerdo, anteponiendo las propuestas coincidentes y restando hierro a las diferencias. También a la inversa. Pero la relación de los socialistas con Podemos es distinta. Hace solo unos días, justo después de que Sánchez fuese designado por el Rey candidato a la Presidencia del Gobierno, un miembro del equipo de negociadores del PSOE señalaba que tenía “muchas dudas” de que el partido morado quisiera una alianza para evitar otras elecciones. Este lunes, día en el que el presidente del Congreso, Patxi López, anunció que el primer debate de investidura será el 2 de marzodebate de investidura  2 de marzo, las sospechas se elevaron varios enteros.

Pablo Iglesias, autoproclamado vicepresidente en un hipotético Ejecutivo con los socialistas, compareció al mediodía para trasladar su contraoferta a Sánchez. El gesto suponía un cambio en el líder de Podemos, que había rechazado la negociación con el PSOE si este no abandonaba a Ciudadanos. El entorno de Sánchez se lo tomó con cierta esperanza. Escuchadas sus declaraciones, leído por encima el documento que ofreció, el PSOE, sin embargo, respondió con “perplejidad, preocupación y decepción”.

El acuerdo que propone Iglesias contiene medidas difíciles de asumir para los socialistas. Un aumento del gasto de 96.000 millones de euros, por ejemplo, pero sobre todo un “imprescindible” referéndum en Catalunya sobre la independencia. Esta iniciativa ata de pies y manos a Sánchez, ya que su partido aprobó una resolución en la que pedían a cualquier fuerza la “renuncia” a este tipo de consultas como “condición indispensable” para el “inicio del diálogo”.

LA FORMA

Aun así, no fue el contenido del documento el que provocó tanto malestar. Sánchez y los suyos son conscientes de que el referéndum es una de las grandes apuestas de Podemos y no puede aparcarla de un día para otro. Contaban con ello. Lo que no esperaban era la forma en la que Iglesias dio a conocer su propuesta. El líder de Podemos trasladó el organigrama de todo el Gobierno, con 15 ministerios, en el que la vicepresidencia que él ocuparía quedaría reforzada (idea a la que dedica seis de las 97 páginas del texto), y anunció que iniciaría una ronda de contactos para trasladar su planteamiento a los líderes políticos. Entre ellos, al propio Sánchez, a quien, dijo, estaría “encantado de recibir”.

Iglesias no había terminado su comparecencia cuando Antonio Hernando, portavoz parlamentario del PSOE, dijo en otra sala del Congreso: “Pablo, no sabes dónde estás. Hay un candidato que se llama Pedro Sánchez”. Hernando pasó entonces a señalar que en principio no habría ningún encuentro de los líderes de Podemos y el PSOE, pero que las comisiones negociadoras de ambos partidos (Iglesias aún no ha nombrado a la suya) podían citarse para evaluar sus respectivos documentos.

LA MEMORIA ECONÓMICA

Podemos asistió con sorpresa a la reacción del PSOE. Su líder confiaba en que, con un programa que incluye memoria económica para subrayar solvencia, ganaría credibilidad y volvería a sentarse esta semana con Sánchez. Sin embargo, fuentes del partido morado creen que la respuesta del secretario general socialista puede ir más en clave interna para calmar a sus barones. En cualquier caso, sostienen que la contraoferta les evita aparecer como causantes de unas nuevas elecciones, informa Iolanda Mármol.

El PSOE, en cambio, considera que mientras Podemos “ofrece a los medios un Gobierno de coalición sin consultarlo antes, ejerce vetos y se arroga responsabilidades que no tiene”, hay partidos que buscan el pacto. Partidos como IU, con cuyos dos diputados los socialistas, que cuentan con 90 escaños en la Cámara baja, suscribieron este lunes un acuerdo de mínimos con el que pretenden meter presión a la fuerza morada. También esperan sellar en los próximos días pactos similares, no definitivos, con el PNV, Ciudadanos y Compromís, que concurrió junto a Podemos en la Comunidad Valenciana.

EL PROGRAMA

“¿Qué va a hacer Podemos si hay acuerdo con Compromís? ¿Decir que no y continuar pretendiendo imponer el Gobierno con sus 65 diputados?”, explican fuentes socialistas. El panorama se presenta “complicado”, admiten, pero todavía creen posible una alianza. Tienen menos de tres semanas para lograrla. El 2 de marzo, Sánchez se someterá al debate de investidura. La votación, para la que se requiere mayoría absoluta, será un día después, pero si no lo consigue tendrá una segunda oportunidad el 5 de marzo. Aquí bastarían más votos a favor que en contra. Si fracasa, se abriría un plazo de dos meses para que otros aspirantes den el paso o el líder socialista lo vuelva a intentar. Si nadie sale elegido, se convocarían nuevas elecciones, que se celebrarían el 26 de junio. De darse este escenario, fuentes cercanas a Sánchez, que dan por casi seguro que repetiría como cabeza de lista, explican que el programa del PSOE sería el documento que han ofrecido a otras fuerzas para alcanzar el Gobierno.