Manos Limpias denuncia a Forcadell y a Puigdemont por prevaricación

La mayoría de los juristas expertos coinciden en que no prosperará porque no hay una fórmula de jura de cargo instaurada

Carles Puigdemont, en su toma posesión como 'president', junto a su antecesor, Artur Mas, y la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, el 12 de enero del 2016.

Carles Puigdemont, en su toma posesión como 'president', junto a su antecesor, Artur Mas, y la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, el 12 de enero del 2016.

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El sindicato Manos Limpias ha presentado este lunes ante la fiscalía general del Estado una denuncia por prevaricación contra la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y el president de la GeneralitatCarles Puigdemont, porque al prometer su cargo este último no hizo mención al acatamiento de la Constitución española ni fidelidad al ReyConstitución Rey

En su escrito, Manos Limpias asegura que no intenta "judicializar o criminalizar la acción política, pero cuando esta se ampara en sus privilegios y principio de autoridad con presunción de legalidad para cometer hechos punibles, estos no pueden quedar impunes". 

De esta forma, considera que Puigdemont y Forcadell "consensuaron antes del juramento la fórmula a adoptar" para no acatar la Constitución ni prometer fidelidad al Rey. Así Puigdemont lo hizo de manera consciente, y Forcadell le ayudó a hacerlo y por eso es denunciada como cooperadora necesaria.

Por último, no descarta la conexión del delito de prevaricación con otros, como el de desobediencia a las resoluciones judiciales o promover la sedición y el ultraje a España. Por todo eso, pide a la fiscalía que tome declaración a los denunciados y a los responsables de los grupos del PPPSOE Ciudadanos, además de aportar el vídeo del acto de toma de posesión de Puigdemont.

El la línea, la abogacía del estado anunció la pasada semana estudiar la impugnación de la toma de posesión de Puigdemont, y entonces como ahora, la mayoría de las expertos juristas coinciden en que la denuncia probablemente no tenga más trascendencia, pues no existe una normativa ni ley que regule el discurso de toma de posesión, ni la fórmula de juramento o promesa.