Bescansa concilia en el hemiciclo

La diputada de Podemos lleva a su bebé al Congreso y abre el debate sobre lo complejo de compaginar el trabajo con la maternidad

Carolina Bescansa, con su bebé en brazos, en su escaño del Congreso.

Carolina Bescansa, con su bebé en brazos, en su escaño del Congreso. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / LAURA PUIG / MADRID / BARCELONA

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Es el primer bebé que entra en el hemiciclo del Congreso durante una sesión oficial. En las 10 legislaturas anteriores, ningún diputado había llevado a su hijo hasta el escaño, aunque sí hay precedentes en el Senado y las instituciones europeas. La decisión de Carolina Bescansa de acudir con Diego, de 6 meses, en los brazos, dejó una imagen inédita, levantó una polvareda de reacciones y metió en el Parlamento el debate sobre las acrobacias que anidan bajo el discurso de la conciliación

Para el partido de Pablo Iglesias el revuelo está fuera de toda lógica. Están acostumbrados a que la hija mayor de Bescansa -de 4 años- dance alrededor de su madre en los escenarios de los mítines, a verla en las ejecutivas o a sostener al bebé mientras ella interviene en una rueda de prensa. Incluso han cambiado algún pañal. Es probablemente el niño más pequeño que ha seguido los ajetreos de una campaña electoral en España.

Podemos defiende que la presencia del bebé en el hemiciclo o en cualquier espacio público hace visible la dificultad de compaginar la maternidad con la esfera laboral. Además, entiende que esta imagen simboliza las propuestas a favor de la conciliación que el partido ha llevado en su programa a las generales. Pero además del discurso reivindicativo, existe un hecho más contingente y tangible: la diputada está tratando de pasar de la lactancia materna al biberón desde hace una semana, sin éxito.

GUARDERÍA PÚBLICA

Bescansa dice ser la primera sorprendida por la oleada de reacciones. Está tramitando su excedencia como profesora en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) pero eligió desde el primer momento continuar al frente de la dirección de Podemos y apenas disfrutó de un par de semanas de libranza tras el parto, el 14 de julio pasado, fecha de la revolución francesa, coincidencia que a ella le gusta señalar.

Ahora ha conseguido una plaza en la guardería pública de Galapagar (Madrid) donde pensaba llevar a Diego, tras el destete. Tras la avalancha de comentarios recibidos en el hemiciclo, dijo que considerará utilizar la guardería que el Congreso pone al servicio de los diputados, pero es una decisión que aún no ha tomado y que quiere evaluar con calma, sin la tensión de los reproches. 

CRÍTICAS Y 'POSTUREO'

Como el comentario de la diputada del PP, Celia Villalobos, que se acercó a su escaño para informarla de la guardería que existe en la cámara.  Otras señorías repitieron este argumento y le explicaron que existen dispositivos telemáticos para votar a distancia. Carme Chacón, número uno del PSC, recordó que ella también ha sido madre -estaba embarazada cuando fue nombrada ministra de Defensa en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero-  y que la decisión de Bescansa le parece un mal ejemplo. "Yo he sido ministra dando el pecho a mi hijo y el crío se quedaba en el despacho, y cuando pasaban las tres horas, pedía un receso y salía a darle de mamar", señaló. 

estas críticas se sumaron algunos colectivos, e incluso simpatizantes de Podemos, que consideran que llevarse al bebé al Congreso es solo un "postureo" que traslada la imagen de que las mujeres deben llevarse a sus hijos al lugar de trabajo. 

Bescansa defiende un modelo de maternidad "de apego", en la que el vínculo de la madre con el niño es especialmente estrecho, pero que hace mucho más compleja la reincorporación al trabajo y, en todo caso, evidencia que la conciliación del entorno laboral con el familar sigue siendo una utopía en la mayoría de los casos.