El cortejo de Iglesias a la CUP

Podemos cambia su estrategia hacia los anticapitalistas para ganar espacio en la izquierda contestataria

De izquierda a derecha, Íñigo Errejón, Mónica Oltra, Pablo Iglesias y Ada Colau, este viernes, en el mitin de Valencia.

De izquierda a derecha, Íñigo Errejón, Mónica Oltra, Pablo Iglesias y Ada Colau, este viernes, en el mitin de Valencia. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / ROGER PASCUAL / MADRID / BARCELONA

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Hay años en los que caben siglos. Una eternidad parece haber transcurrido desde que el secretario general de Podemos afeó al entonces cabeza de lista de la CUP en el Parlament su abrazo con Artur Mas en la jornada histórica de votaciones del 9-N de 2014. En aquel momento, Pablo Iglesias, subido a la cresta de la ola de las encuestas que alzaban a su partido al primer puesto, reprochó a David Fernàndez esa muestra de afecto. "No me veréis darme un abrazo ni con Rajoy ni con Mas", atizó en su mitin en la Vall d’Hebron (Barcelona).

Fernàndez respondió al envite y el dirigente podemista, bien asesorado, no le quedó más remedio que pedir disculpas vía Twitter. "Habrá diferencias y críticas entre nosotros, es normal, pero gente como tú es ejemplo y referente".

La anécdota refleja bien el devenir de una intrincada relación entre la CUP y Podemos, partidos que mantienen coincidencias en asuntos de calado, como el derecho a decidir, y comparten, también, un electorado potencial. Con todo lo que conlleva esta poderosa circunstancia.

Desde el 'desencuentro del abrazo', ambas formaciones han mostrado en público su respeto mutuo y un cierto reconocimiento por vínculos comunes. El número dos de Podemos, Íñigo Errejón, mantiene desde la etapa que vivió en Catalunya importantes amistades en el entorno de la CUP. En sus intervenciones, Iglesias muestra el más exquisito respeto por el proceso de toma de decisiones de los cuperos, ante el vértigo de decidir si sostiene o no la investidura de Mas. "Máximo respeto por los procesos de decisión de la CUP, que son impecables", sentenció Iglesias después del empate en la asamblea. Lejos de criticar la posibilidad de la investidura del líder convergente, los dirigentes podemistas prefieren no cargar contra los anticapitalistas, pese a las críticas que sí mantienen contra el 'president' en funciones.

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Sin embargo, la relación entre podemistas y cuperos es mucho más compleja de lo que subyace en una imagen o en una respuesta de 'argumentario' en una rueda de prensa. Si la CUP llega a aprobar la investidura de Mas, Podemos podría salir beneficiado por varios motivos. En primer lugar, la decisión de empoderar a Mas ahondaría en el antagonismo entre Catalunya y España, eje en el cual Podemos trata de situarse como el único "pegamento" para mantener la unidad y como adalid del entendimiento. En segundo término, el partido lila considera que el mandato de Mas sería breve y, ante un nuevo horizonte electoral, podría disputar votantes a la CUP, por la defensa del referéndum

EL FACTOR COLAU

Esta apuesta decidida por el derecho a decidir, unida a la presencia del huracán Ada Colau en unas elecciones a corto o medio plazo al frente de una confluencia de la izquierda alternativa, puede ser un factor decisivo cara al futuro. La implicación de la alcaldesa y de Barcelona en Comú, los grandes ausentes en Catalunya Sí que es Pot el 27-S, fue clave en la victoria en Catalunya en las pasadas elecciones generales, a las que la CUP no concurrió y muchos de sus votantes apostaron por En Comú Podem. Unos apoyos que la confluencia de izquierdas espera conservar, e incluso ampliar, en futuros comicios, especialmente si se agranda la división que se está generando en las filas cuperas.

Pese a que desde Catalunya Sí que es Pot se anime a los anticapitalistas para que no invistan a Mas y a que Xavier Domènech, que encabezó En Comú Podem, asegure que lamentarían que el dilema sobre la investidura se llevara delante a la CUP, en términos de lógica interna lo más conveniente para En Comú Podem podría ser justamente el tan denostado apoyo, que le permitiría ampliar la base de una coalición que aspira a profundizar en la confluencia en los próximos meses. Y pasar del abrazo de esa fraternidad que Podemos repite como un mantra al abrazo del oso.