ELECCIONES GENERALES

La cruz del Senado

El sistema de elección dispara los votos nulos en la Cámara alta, que el 20-D registró casi dos millones de apoyos a los partidos menos que el Congreso

Una mujer cierra el sobre antes de votar en un colegio electoral de Valencia.

Una mujer cierra el sobre antes de votar en un colegio electoral de Valencia. / periodico

ROGER PASCUAL / BARCELONA

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Pese a que PP no llega a la mayoría en el Congreso ni sumando sus votos a los de Ciudadanos sí que la mantiene en el Senado, donde gana todas las elecciones desde hace 19 años. Pese a haber obtenido 12 senadores menos que en el 2011, sus 124 escaños (sumados a los 21 que ya tiene) le permite superar holgadamante la barrera de los 133 y sacar más del doble que el PSOE (48). Ahora puede paralizar, por ejemplo, reformas como la de la Constitución. ¿A qué se debe esta diferencia entre las votaciones en el Congreso y el Senado? Entre otras razones, a que entre abstenciones, nulos y votos en blanco, hubo casi dos millones de apoyos menos (1.846.486) que en la Cámara baja. 

"El Senado es una institución que está percibida como que no sirve para nada. Aunque en un escenario excepcional como el que podríamos tener en esta legislatura podría tener un papel más destacado. Que la gente, pese a ir a votar, vote menos en el Senado que en el Congreso es porque no les interesa ni la conciben como útil", asegura Lluís Orriols, doctor en ciencias políticas por la Universidad de Oxford y profesor en la Carlos III de Madrid. Pero el hecho de que en estas elecciones, como en el 2011, haya casi 600.000 votos nulos más al Congreso que en el Senado evidencia un problema técnico. "Si la diferencia de voto se mantiene estable entre elecciones es por una cuestión de dificultad técnica. La forma de voto al Senado es distinta, con las crucecitas puede generar problemas -reconoce-. Querer que los ciudadanos tengan más capacidad de elección también hace las votaciones más complicadas. Si fuera un órgano políticamente relevante, como el Senado americano, aprenderíamos a hacerlo. Seguiría habiendo muchos más errores, pero la diferencia sería menor". 

EL LÍO DE LAS CRUCECITAS

Esta situación se produce cada cuatro años. La gente llega al colegio electoral con las ideas más o menos claras de a quién quiere elegir para el Congreso. La papeleta blanca no suele dar problemas. Solo es cuestión de meterla, con más o menos gracia, en el sobre. El drama llega cuando toca coger la salmón. Aunque lo hayan hecho en otras ocasiones, muchos electores no se acuerdan de que el sistema de elección para el Senado es distinto y que hay que marcar con una cruz a tres senadores. Y ahí empieza el 'show'. Que si no tengo 'boli', que si solo hay uno y me da reparo pedirlo o hacer cola hasta que me lo dejen. Que si la posibilidad de hacer un plato combinado electoral me sobrepasa. Total, que muchos desisten. Así se entendería, más allá de los de los que creen que el Senado no sirve para nada, por qué hubo 482.080 personas que votaron en el Congreso pero no en el Senado o por qué hay 790.547 votos más en blanco. 

TERRITORIO POPULAR DESDE 1996

Que lo de las crucecitas es un lío lo demuestra sobre todo que el número de votos nulos sube en el Senado hasta los 800.853573.859 más que en el Congreso. Los votantes del PP son los que lo tienen más claro. Ni inventos ni mandangas. Tres cruces en la misma lista y listos. Esto explica, entre otros factores (como por ejemplo que el número de senadores por provincia sean fijos y no en función de la población), por qué los populares han ganado todas las elecciones al Senado desde 1996.