ELECCIONES GENERALES

La reválida catalana

CDC y ERC buscan cómo movilizar a su desmotivado electorado

Los candidatos catalanes a las elecciones generales, en el debate de EL PERIÓDICO.

Los candidatos catalanes a las elecciones generales, en el debate de EL PERIÓDICO. / periodico

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El 20-D los catalanes están llamados a las urnas por cuarta vez en un año. Podría decirse que es normal que estén hartos de campañas. La última, la de las autonómicas, fue apenas hace dos meses y la sensación de provisionalidad, con un Govern en funciones que aún no sabe si volverá a convocar otros comicios en marzo, hace temer a los partidos soberanistas que el agotamiento de su electorado se traduzca en un menor apoyo a sus siglas.

Ni Convergència (esta vez bajo el paraguas de Democràcia i Llibertat) ni ERC quieren que se interpreten las generales como una segunda vuelta del 27-S e insisten en que el proceso hacia la independencia sigue el rumbo marcado. De ahí que en estos últimos días el propio Artur Mas haya expresado su confianza en que el acuerdo con la CUP para investirle como presidente está más cerca (la asamblea del día 27 despejará la incógnita). Incluso el candidato de Democràcia i Llibertat, Francesc Homs, que se ha esforzado en enviar mensajes de calma electorado moderado -preocupado por las consecuencias de un acuerdo con la fuerza anticapitalista-, ha reducido los dardos a la CUP. Unos dardos que son inversamente proporcionales a los guiños que ERC lanza al electorado ‘cupaire’, huérfano en las generales, y cuyos votos están más que codiciados. Según los expertos demoscópicos son sufragios que se repartirán entre En Comú Podem y Esquerra. Sirva de ejemplo que el exdiputado Quim Arrufat ha confesado que si vota lo hará por los primeros mientras que su compañero David Fernàndez volverá a prestar su papeleta a los republicanos.                                                                                                                                                                                     

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Las fuerzas soberanistas confían en que Democràcia i Llibertat o ERC se hagan con el primer lugar y así su discurso quede reforzado. Otra cosa es que, después en el Congreso de los Diputados, puedan mantener la unidad de acción que han anunciado. De entrada, Homs está dispuesto a participar en una ponencia de reforma constitucional. El republicano Gabriel Rufián, por el contrario, no tiene intención ninguna de sentarse en esa mesa.

EL VOTO ANTIRAJOY

Pero los sondeos parecen apuntar que quien se alzará con la victoria en Catalunya será Podemos y, de ser así, la lectura más plausible sería que el apoyo inequívoco de Pablo Iglesias a la consulta ha calado, que el ‘efecto Colau’ existe y que los votos antiRajoy, que en otros tiempos capitalizaba el PSC, esta vez van al saco de la fuerza morada. Los socialistas, otrora granero del PSOE, estos días han pinchado en antiguos feudos como Badalona y Santa Coloma de Gramenet, y pese a que Pedro Sánchez abrió y cerrará campaña en Catalunya, la candidatura de Carme Chacón se moverá entre los 8 y los 10 diputados.                                                                    

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En buena parte su suerte está subordinada al resultado de Ciudadanos, porque ya se ha demostrado que electoramente son vasos comunicantes. Si Joan Carles Girauta logra situarse segundo o tercero se interpretará como un revés al independentismo puesto que el discurso de Albert Rivera es de todo menos conciliador con el secesionismo. Según el último sondeo del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) los catalanes cada vez se declaran más de izquierdas. Si el cero es la extrema izquierda y el 10 la extrema derecha, la media hace un año era del 4,23 mientras que ahora es del 3,8.

A menos de una semana para las elecciones lo que parece evidente es que Catalunya dará la espalda al PP y que a Mariano Rajoy no debe importarle mucho, o debe darlo por descontado, porque esta campaña solo vendrá una vez.