La teoría de la conspiración (política) toma el Congreso

El presidente del Congreso, Jesús Posada, pronuncia su discurso en el acto institucional del Día de la Constitución, junto a Mariano Rajoy y los presidentes del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, y del Supremo, Carlos Lesmes.

El presidente del Congreso, Jesús Posada, pronuncia su discurso en el acto institucional del Día de la Constitución, junto a Mariano Rajoy y los presidentes del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, y del Supremo, Carlos Lesmes. / JUAN MANUEL PRATS

GEMMA ROBLES / JUAN RUIZ SIERRA / IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Los candidatos principales a las elecciones generales del 20-D tienen una teoría de la conspiración política en la cabeza. Cada uno la suya, aunque algunos comparten matices, como hoy ha quedado en evidencia en los tradicionales corrillos de políticos y periodistas en el Congreso, donde se ha celebrado el 37º aniversario de la Constitución. A saber: Mariano Rajoy teme, o dice temer, que si el socialista Pedro Sánchez logra quedar en segundo puesto trate de formar un tripartito con Ciudadanos Podemos, aislando al PP. Obvia así que Sánchez, en su intervención en el foro Primera Plan@ de EL PERIÓDICO dijo realmente el viernes que tendería la mano a estas fuerzas políticas para alcanzar un acuerdo poselectoral, pero solo si lograba "un voto" más que la candidatura popular.

"Lleva habiendo operaciones desde 1978", ha respondido Rajoy con ironía cuando, además de por lo del supuesto tripartito, se le ha interrogado sobre la posibilidad de que alguien pida su cabeza a cambio de darle la investidura a otro político (o política) del PP.

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En lo que atañe a la 'medalla de plata' electoral, el jefe de los conservadores ha asegurado que lo ve "todo abierto" en estos momentos, aunque ha incidido en que se considera claramente ganador. Rajoy ha saludado al líder de Podemos, Pablo Iglesias, le ha subido la moral con un "¡oye, que vais muy bien!," y ha cambiado impresiones sobre lo fácil o difícil que resulta intervenir en un programa como 'La calle pregunta', de La Sexta (al que el presidente acudió la víspera), donde es interrogado por ciudadanos.

MANIOBRAS DEMOSCÓPICAS EN LA OSCURIDAD

Sánchez, por su parte, cree que la trampa que a él le afecta está en las encuestas. Arremete contra la que tiene una muestra más amplia, la del CIS de la semana pasada, que considera que ha sido "manipulada" por el Gobierno. Claro que si otorgara crédito a los sondeos, el candidato socialista a la Moncloa probablemente caería en el abatimiento, porque la mayor parte coincide en que el PP va en cabeza y aumenta su distancia sobre el resto, mientras Ciudadanos amenaza con arrebatar la segunda plaza del PSOE, que supuestamente pierde apoyos semana a semana, mientras Podemos sigue rearmándose electoralmente.

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Pero esa no es la percepción del líder de la oposición y su entorno más cercano. Este domingo, en el Congreso, uno de sus principales colaboradores ha señalado que ahora mismo, atendiendo a los resultados de las elecciones autonómicas y municipales de mayo y a los datos en bruto de los estudios demoscópicos, ve a los socialistas como "primera fuerza". O sea, la conspiración, en este caso, está en unas encuestas que Sánchez ha dicho que piensa revertir a través de la movilización de los indecisos: son el 41,6% de los votantes, señala el CIS, y la mayor parte de ellos tiene en el PSOE una de sus opciones.

LAS CONDICIONES DEL APOYO

Ha habido más. Iglesias. En su charla informal con la prensa, ha sostenido que la "remontada" de Podemos respecto a los augurios de las encuestas es ya una realidad y, por si faltaban elementos 'conspiranoicos' en el ambiente, ha dado a entender que él se cree lo que algunos medios han dado en llamar la 'Operación Menina' (con gran enojo de la Moncloa por los términos elegidos, que consideran insultantes). La 'Operación Menina' es esto: según Iglesias, recogiendo la versión de terceros, Rivera tiene la intención de condicionar un futuro apoyo a un nuevo Gobierno del PP a que sea la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, y no Rajoy, quien reclame la confianza de la Cámara para poder llegar a la Moncloa.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Pablo Iglesias","position":"CaNDIDATO DE PODEMOS","text":"\"Albert Rivera ha dicho que no har\u00eda presidente a Rajoy; habr\u00eda que preguntarle si har\u00eda presidenta a S\u00e1enz de Santamar\u00eda\""}}

Para despejar dudas (o para aumentarlas, dependiendo del cristal con el que se mire el asunto), Rivera ha aprovechado su corrillo con los periodistas para señalar que él también ve una operación en marcha en la que estarían implicados PP y PSOE, cuyo objetivo sería colocar a Pedro Sánchez contra viento y marea en el segundo escalón electoral, sacando de ahí como sea a Ciudadanos. El dirigente catalán llamaba a esta maniobra 'Salvar al soldado Sánchez'.

EL CLAVE SEGUNDO PUESTO

Según su tesis, "alguien" del PP ha caído en que no se puede pedir al líder de la oposición, suponiendo que sea el propio Rivera, que apoye además a un Gobierno popular en minoría, porque sería 'antinatura'. Siempre según la lectura del candidato de Ciudadanos, a los populares les interesa empujar a Rivera a un tercer puesto para dejar sobre sus hombros la responsabilidad de garantizar la gobernabilidad de España, mientras que a los socialistas les beneficia esta situación porque el propio Sánchez podría estar en peligro dentro de su partido si no consigue, como mínimo, colocarse el 20-D por detrás de Rajoy.

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En este contexto, el candidato de Ciudadanos ha querido hacer hincapié en los siguientes compromisos: que él no apoyará una investidura ni de Rajoy ni de Sánchez, y que tampoco tratará de formar gobierno si no es el más votado. En ese caso (él está seguro de que será como mínimo el segundo), será jefe de la oposición y tratará de impulsar legislación "aún con el Ejecutivo en contra", a través de la búsqueda de acuerdos con otros grupos.

¿Entonces? Como mucho está dispuesto, si no gana, a "pensar" en la abstención en la investidura de otro y, para los que han ido más lejos con la teoría de la conspiración, ha sentenciado que en ningún caso hará a Santamaría presidenta en esta legislatura ni exigirá ninguna condición, mucho menos la cabeza de Rajoy, porque no le piensa apoyar y por tanto entiende que no tiene derecho a reclamos.