La 'start up' del soberanismo

Independentismo social-liberal y transparencia son los ejes de Demòcrates de Catalunya, el partido que aspira a fagocitar a Unió

Los miembros de Demòcrates de Catalunya Assumpció Laïlla, Elena Ribera, Núria de Gispert y Antoni Castellà.

Los miembros de Demòcrates de Catalunya Assumpció Laïlla, Elena Ribera, Núria de Gispert y Antoni Castellà. / periodico

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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La política catalana ofrece en los últimos meses vivencias que eran impensables tiempo atrás. La ruptura de CiU, hecho sin duda histórico, ha venido acompañada de la ruptura interna de Unió. La escisión dio pie, hace una semana, al congreso fundacional de Demòcrates de Catalunya (DC), un partido que se autodefine como social-liberal y socialcristiano y que tiene una indisimulada meta: comerse el espacio de Unió y ocupar el centro derecha moderno del catalanismo independentista.

La escisión fue un hecho el día en que por un escaso margen de votos, la consulta interna en Unió avaló la tesis no independentista de la cúpula de Josep Antoni Duran Lleida. La división interna viene de muchos meses atrás. Y el exdirigente democristiano y exresponsable de Universitats del Govern Antoni Castellà se ha rodeado en la nueva singladura de nombres de peso como la expresidenta del Parlament Núria de Gispert, el histórico expresidente de la Cámara y exconseller Joan Rigol, así como diputados como la que fue portavoz adjunta de CiU Mercè Jou.

SIN MILITANTES

Así hasta más de 1800 "voluntarios", que no militantes. Sus referencias: los partidos estadounidenses, cuya actividad entre elecciones es escasa y que no fijan una militancia estricta. DC tiene voluntarios. Se organiza en dirección colegiada, con un mínimo de dos portavoces y con listas abiertas para escoger sus cargos y candidatos. Se financia sin créditos bancarios y opta por el micromecenazgo por ejemplo para el congreso fundacional de Cornellà. Su objetivo es evidente: aparecer como la antítesis de Unió, partido de cuya dirección reniegan de forma incluso agria, como lo demuestran numerosas declaraciones de De Gispert sobre su antigua formación política, que la dio de baja de militancia. La hija del histórico de Unió Manuel Carrasco, fusilado por el franquismo, ha exigido al partido de Duran que deje de usar el nombre de su padre como referente de UDC.

PRIMERAS DECISIONES

Con todo, las primeras decisiones de Demòcrates no son del agrado unánime de los "voluntarios". Por ejemplo, ir en coalición con Convergencia en las elecciones generales incluso antes de constituirse como DC. El 20% no avaló dicha coalición en la consulta interna. Consulta en la que votaron apenas la mitad de los nuevos adscritos al partido. DC ha condicionado la apuesta con Convergència a un código ético de los candidatos. Y a lograr posiciones destacadas en la lista. Una condición esta última que suena a las habituales y tradicionales negociaciones de los partidos clásicos, en luchas de poder internas. Demòcrates alega que se trata de un pacto puntual y muy condicionado. Este domingo, los miembros del partido aprobaron con el 79% de los votos (y una participación del 30%) la lista conjunta con CDC bajo las siglas de Democràcia i Llibertat.

FUTURO

La opción de futuro de DC es pescar en las revueltas aguas de la política tradicional en general y del bloque soberanista de centro liberal en particular. En el primer caso, presentando su cara más moderna, subrayando que tres de cada 10 de sus "voluntarios" no proceden de Unió y por tanto abrazando la tan deseada transversalidad. En el segundo, jugando a situarse como espacio de cierta utilidad en un espacio político que vive un cierto desconcierto, el espacio del centro derecha catalanista. Con todo, en DC sostienen que la suya no es una apuesta por ser ellos los abanderados sino que, como buena 'stard up', están abiertos a alianzas, pactos y negocios compartidos con otros nuevos actores. Solo el tiempo dirá si este nuevo partido acaba confluyendo o subsumido en otras operaciones de calado, o logra fortalecer su propia plaza. Y si se presenta como "nueva política" o es visto como un apéndice movido por el ansia de negociar puestos en listas electorales al lado de partidos más grandes.