Los 'nuevos' van este viernes a la Moncloa con propuestas

G. ROBLES / P. MARTÍN I. MÁRMOL / MADRID

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Que el presidente Mariano Rajoy no era partidario de incluir a Podemos y a su líder, Pablo Iglesias, en la ronda de conversaciones para perfilar la estrategia del Estado ante el desafío soberanista es incuestionable. Ahí están las fonotecas y las palabras pronunciadas por el jefe de los populares en la cadena SER el miércoles. «¿Hablaría usted también con Iglesias?», se le preguntó. «También... aunque claro, el planteamiento de Podemos está a favor de la autodeterminación y la liquidación de la soberanía nacional. Si cambian de opinión, con mucho gusto», respondió irónico el jefe del Ejecutivo. No tardó en darle la réplica el aludido, quien confirmó que quería tener cita en la Moncloa igual que los líderes del PSOE y de Ciudadanos, Pedro Sánchez Albert Rivera, respectivamente, y que «en democracia de lo que se trata es de hablar con quien tiene opinión distinta».

Además, según el entorno de Sánchez, el socialista sugirió a Rajoy durante el almuerzo que ambos compartieron que abriese el abanico en pro de un acuerdo de Estado amplio y llamase a Iglesias. Por su lado, Rivera -con quien el presidente mantuvo una conversación telefónica el jueves por la mañana para avanzar contenidos-, también se pronunció a favor de que Podemos sea convocado y, así, se vea obligado a ser «claro».

Sea lo que fuere lo que ha llevado a Rajoy a rectificar y a verse este viernes con Iglesias (la cita es a las cuatro y media de la tarde) apenas unas horas después de la reunión con Rivera, prevista para la una, el presidente va moldeando su discurso público en torno a las fuerzas que hacen falta para combatir el separatismo. Y los jefes y candidatos de los partidos emergentes, a su vez, ultiman las propuestas con las que van a presentarse este viernes ante el presidente: Iglesias llevará cinco medidas para «tender puentes» y Rivera, un proyecto de acuerdo que incluye, entre otras cosas, impulsar un cordón sanitario frente a los nacionalismos.

«Vamos a hacerle frente [al empujón al proceso independentista con llamada a la desobediencia incluida] todos juntos, todos los partidos políticos y todos los españoles, que somos más de 40 millones», recalcó el jueves por la tarde Rajoy en un mitin en Córdoba, informa Julia Camacho. «Vamos a trabajar todos juntos en favor de una España unida, una nación en la que nos unen todos los lazos posibles, vamos a defender la unidad nacional, la soberanía nacional, la igualdad de los españoles, sean quienes sean, hayan nacido donde hayan nacido», prosiguió.

PODEMOS PIDE UNA CONSULTA

El jefe del Ejecutivo aprovechó este acto electoral para preparar el terreno de las reuniones que esete viernes tiene por delante con Rivera y, lo más sorprendente, con Iglesias, a quien el propio Rajoy lleva meses asociando al «populismo», «la dictadura venezolana» y, en definitiva, a la peor opción política, según su criterio, para regir los designios de España. «Pido a todos, fuerzas políticas, sociales y a los españoles, que actuemos juntos y con inteligencia, proporcionalidad y legalidad para diferenciarnos de aquellos que no han actuado con proporcionalidad y quieren liquidar la ley [...]. Os aseguro que esto va a terminar bien», añadió desde suelo cordobés.

Mientras, el líder de Podemos terminaba de dar forma al paquete de medidas que defenderá ante Rajoy y que consisten básicamente en llegar a una serie de acuerdos que después habrá que «blindar» en la Constitución, como el que atañe al reconocimiento del derecho a decidir o al carácter plurinacional de España.

«LA NACIÓN NO ES NEGOCIABLE»

En cuanto a Rivera, ya adelantó que es partidario de presentar ya un recurso contra la resolución independentista de JxSí y la CUP, puesto que «ese documento destruye la autonomía de Catalunya», y que sus diputados se plantean pedir amparo al Tribunal Constitucional.

Asimismo, quiere un pacto a tres bandas con PP y PSOE (no cree que Podemos vaya a desear sumarse) para que «gane quien gane» el 20-D se sepa que la nación «no es negociable». En el foro ABC, solicitó garantizar que el artículo 1 de la Carta Magna es «intocable», alegando que España puede ser reformada «pero no rota», y que la Constitución es el marco para plantear cualquier cambio, «sin atajos». Junto a un compromiso específico por la «integración» en Europa, apuntó también una oferta para que Ciudadanos, populares y socialistas gobiernen «de la mano»; esto es, excluyendo cualquier acuerdo futuro por la gobernabilidad con los nacionalistas.

EL RESTO DE FUERZAS POLÍTICAS

Ante las quejas del resto de fuerzas políticas por haber sido excluidas, en un principio, del frente común antisecesionista que se está forjando, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, inició el jueves por la tarde una ronda de contactos con los portavoces de los grupos parlamentarios del Congreso. La número dos del Ejecutivo habló con la diputada de UPyD Rosa Díez, el máximo responsable de Unió Democrática de Catalunya, Josep Antoni Duran Lleida, el diputado de UPN Carlos Salvador y con el del Foro Asturias Enrique Álvarez Sostres.

También tiene previsto mantener una conversación con el dirigente de Izquierda Unida Alberto Garzón, quien el jueves mandó una carta al resto de líderes para solicitar una mesa de diálogo "sin exclusiones".