Juntos cada uno por su lado

Entente independentista 8 Oriol Junqueras y Artur Mas, a la salida del despacho del 'president' en el Parlament, el pasado noviembre.

Entente independentista 8 Oriol Junqueras y Artur Mas, a la salida del despacho del 'president' en el Parlament, el pasado noviembre.

XABIER BARRENA / BARCELONA

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«Sea lo que sea lo que se lleve a cabo, tiene que ser fruto de un acuerdo y explicado con una sonrisa. No nos podemos permitir otra salida». La explicación corresponde a uno de los líderes de Junts pel Sí y se refiere a la forma que tomarán la o las listas independentistas en las elecciones generales del 20 de diciembre. La solución definitiva se tomará en los próximos días y será presentada conjuntamente por CDC y ERC con una amplia sonrisa. ¿Sincera? Difícil medirlo, pero por la apreciación de detalles cabe deducir que más de lo que los más descreídos pueden pensar entre dos partidos, es decir, dos grupos humanos, que hace menos de medio año se tiraban piedras.

«Cuando CDC y ERC se sentaron a la mesa a dilucidar la cuestión de si darle continuidad o no a Junts pel Sí en las elecciones generales, se dieron cuenta de que ambas fuerzas tenían las mismas dudas. Y hacían el mismo análisis de pros y contras», afirma esta voz de la coalición independentista.

Nace en ese momento la conclusión compartida de que «no hay una fórmula definitiva que sea mejor en todo que la otra». Por ejemplo, seguir con una especie de Junts pel Sí 2 abriría inmediatamente la puerta a que se pudieran hacer, la noche de los comicios, lecturas en clave plebiscitaria en unas elecciones, las legislativas, poco dadas a la movilización nacionalista y soberanista.

La otra opción, la de ir por separado, permitiría que una fuerza de ámbito estatal, y decir eso en Catalunya es pensar en Ciudadanos, se haga con el triunfo, por delante de CDC y ERC. Algo que también daría lugar a lecturas de corte fúnebre para el independentismo.

En Junts pel Sí consideran, sin embargo, que Ciudadanos alcanzó sus excelentes resultados precisamente por la lectura plebiscitaria y porque logró ser identificada como el voto útil del no. Sin esa clave, calculan los independentistas, parte de su voto el 27-S se diluirá en otras opciones.

También está el planteamiento de los partidos. ERC ansía una lista muy metropolitana, algo que echaron en falta en las elecciones al Parlament. Y con un perfil marcadamente social, entre otros motivos, para atraer el voto de los que escogieron la papeleta de la CUP el 27-S, y que con la no concurrencia ahora de los anticapitalistas se pueden sentir huérfanos.

Todo ello conduce a la presentación en listas separadas, pero que contengan algún elemento común que permita una lectura de conjunto. Y, en el caso de ERC, con Joan Tardà de cabeza de lista. Con experiencia en Madrid, notoriedad mediática, muy querido en el partido (tras varias citas electorales presentando independientes), de la muy metropolitana Cornellà y muy significado en las cuestiones sociales.

La candidatura de Esquerra, sin embargo, no estará exenta de personas de la sociedad civil. Circulan desde hace semanas nombres, algunos de los cuáles una fuente republicana afirma que «tarde o temprano entrará en alguna lista», pero no hay nada en firme. La solución a todo ello, como muy tarde, se conocerá el próximo 6 de noviembre, día en que expira el plazo de presentación de coaliciones, y el 16, el de las candidaturas.