CUARTO ANIVERSARIO DEL FIN DE LA VIOLENCIA

Desarme en 'stand by'

El proceso para la entrega de armas por parte de ETA sigue bloqueado pese a la labor de los mediadores internacionales y la comisión de verificación

Miembros de ETA entregan parte de su arsenal a los observadores intenacionales, en febrero del 2014.

Miembros de ETA entregan parte de su arsenal a los observadores intenacionales, en febrero del 2014. / AFP

AITOR UBARRETXENA / SAN SEBASTIÁN

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Los mediadores internacionales siguen desarrollando su labor, aunque en los últimos cuatro años apenas hayan registrado avances. Basta decir que los tres logros que el Grupo Internacional de Contacto recoge en su último informe son el cese de la violencia por parte de ETA, la opción de que Francia haga cambios en política penitenciaria y la propuesta de convivencia que se vio obligada a retirar propuesta de convivencia la expresidenta del PP vasco Arantza Quiroga. En cuatro años, nada más.

La Comisión Internacional de Verificación, por su lado, sigue realizando gestiones de forma discreta, pero tras la penosa escenificación del primer gesto de desarme de ETA, en febrero del 2014, ha optado por el mutismo. Ante este panorama, y vista la incapacidad de ETA para implicar a Francia y España en un proceso de desarme, es el Gobierno vasco el que se ofrece para desencallar la situación. Su propuesta consiste en facilitar un desarme unilateral y verificable, sin riesgos para los activistas que participen en el proceso. Para ello se crearía un "comité de desarme", compuesto por representantes de la sociedad, instituciones vascas y organizaciones internacionales, que sería el que recibiría la lista con la ubicación de los almacenamientos de armas y explosivos.

MADRID COMO INTERLOCUTOR

Sin embargo, los desprecios de ETA a esta vía también han enfriado la disposición del Ejecutivo del PNV. La banda prefiere a Madrid como interlocutor y confía en hallar un Gobierno más receptivo tras las elecciones generales. Con un punto de despecho, el Gabinete de Iñigo Urkullu recuerda a ETA, tras cada detención de activistas, que no es descartable un final estrictamente policial.

Lo que sí ha cambiado en estos cuatro años es la percepción social respecto a la violencia. Los sondeos certifican que el rechazo a ETA está en máximos históricos en Euskadi, mientras la izquierda aberzale está realizando pronunciamientos sin precedentes. Semanas atrás, el presidente de SortuHasier Arraiz, escribió que "la violencia es el peor camino". Y en varios pronunciamientos públicos ha afirmado: "Si alguien pretende reabrir el ciclo violento, nos tendrá enfrente".

GESTOS INÉDITOS

Todos los partidos han admitido que estas palabras son un avance, pero insuficiente porque no incluyen un reconocimiento de la ilegitimidad del terrorismo y del daño injusto que ETA causó. El principal reto político en Euskadi ha sido favorecer la reconciliación a través del consenso entre todas las fuerzas. Y ya son habituales gestos antes impensables, como la presencia de Bildu en actos de homenaje a víctimas de ETA.