La CUP dice que en ningún caso investirá al líder de Convergència

Antonio Baños y Anna Gabriel, ayer, en el Casino L'aliança del Poblenou, antes de la rueda de prensa.

Antonio Baños y Anna Gabriel, ayer, en el Casino L'aliança del Poblenou, antes de la rueda de prensa.

XABIER BARRENA / BARCELONA

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El camino de Artur Mas a la relección como president se ha empinado como si fuera uno de los míticos cols del Tour de Francia. La pérdida del 63º escaño de la coalición en favor de Sí que es Pot, avanzado ya el escrutinio en el 90%, dio al traste con la alquimia aritmética que podía conducir a Mas al Palau de la Generalitat sin que la CUP votara a favor del líder del CDC, simplemente absteniéndose. Esos 62 escaños suponen uno menos de los que suman Ciudadanos, PSC, Sí que es Pot y el PP. Por tanto, se precisarían dos votos favorables del partido asambleario, como mínimo, para investir a Mas, aunque el resto se abstengan. Y la CUP fue tajante:  «No vamos a investir a Artur Mas, porque el proceso no es él» dijo la diputada electa Anna Gabriel.

Tanto Gabriel como Antonio Baños, cabeza de cartel, respondieron con cierta contrariedad, por cansinas, según ellos, las preguntas de los medios: «Lo hemos venido diciendo durante toda la campaña. No investiremos a Mas».  Para Baños, «las elecciones de domingo sancionaron el fin del autonomismo y dieron paso a la soberanía del Parlament, y debe de visualizarse esa nueva etapa con un president que no pueda ser relacionado ni con los recortes, ni con la corrupción, ni con las privatizaciones». Algo que excluye al ahora presidente en funciones, según Baños.

Anna Gabriel recordó que el acuerdo entre Convergència y ERC para que Mas renueve como presidente de la Generalitat «no obliga a la CUP». «No somos fetichistas de Artur Mas», aseveró Gabriel.

¿SIN CDC? / ¿Significa ello que también cabe excluir a todo aquel que huela a CDC? No, repuso el sucesor de David Fernàndez, siempre que se halle un perfil convergente sin mácula en esas dos sensibles materias para la CUP. Para Baños, «es injusto para toda la gente que se ha expresado en términos claramente independentistas hablar solamente de si Mas tiene que ser el president».

La CUP tratará también de introducir nuevas costumbres, por ejemplo, en las cumbres entre partidos, que en los últimos tiempos se han caracterizado por atraer la atención de los medios. Según Gabriel su fuerza no tiene «la intención de convertir las conversaciones en un show mediático como ocurrió con el 9-N».

Otra de las condiciones que ha puesto la CUP sobre la mesa es la aprobación de un plan de choque contra la pobreza, caballo de batalla en su campaña electoral. Para ello han emplazado ya a Junts pel Sí y a Sí que es Pot a abordar la cuestión.

No es este el único puente que la CUP pretende tender con la coalición de Podemos-ICV. Según detalló Baños, el no haber alcanzado el 50% del voto, es decir, al «no haberse ganado el plebiscito» obliga a la fuerza asamblearia a renunciar a la declaración unilateral de independencia. «Sin un mandato claro hay cosas que no se pueden hacer y ahora quedan cosas por llevar a cabo igual de rompedoras, como poner en marcha un proceso de transformación constituyente», dijo el diputado electo, algo para lo que cuenta con Sí que es Pot.

Gracias a ese «proceso constituyente», apuntilló, se podría ver «hacia dónde se decantan» los votos recibidos por la lista de Lluís Rabell, en alusión a la posibilidad de que algunos de sus diputados sean partidarios de la independencia.