LA JORNADA ELECTORAL

La gran votación

NEUS TOMÀS / BARCELONA

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Cinco millones y medio de catalanes tienen este domingo en sus manos decidir el futuro de Catalunya. Tras la campaña más intensa (y tensa) de las que se recuerdan, por fin llegó el 27-S. Son las elecciones más importantes desde la restauración de la democracia y eso se ha notado tanto en la vehemencia de los discursos, a menudo con apelaciones al miedo, como por la presencia poco habitual de dirigentes estatales, empezando por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que nunca se había implicado tanto en unos comicios catalanas. Otra cosa es que el rédito de sus intervenciones acaben en otro saco, el de Ciutadans, si las encuestas esta vez no se equivocan.

Sea cual sea el resultado final, nadie discute que todas las fuerzas han acabado planteando su estrategia como si de unas plebiscitarias se tratara. Los partidos han actuado dando por hecho que hoy se vota en un referéndum, por más que algunos se hayan pasado 15 días diciendo que no lo es (y de hecho desde el punto de vista legal son unas autonómicas). Pero no solo los candidatos se han movido entre el  y el no (este último con una gama de matices). También lo han hecho los empresarios (en un sentido u otro) y, en un gesto inédito, se han mojado públicamente los banqueros, con un comunicado en contra de la independencia que sirve para calibrar la trascendencia de la jornada de hoy. Tanto el aviso de la banca como la respuesta acuñada por el candidato de la CUP, Antonio Baños, de «bon vent i banca nova», asumida por la mayor parte de los rostros visibles de Junts pel Sí, empezando por su cabeza de lista, Raül Romeva, a buen seguro que habrán influido de alguna manera en más de un votante.

¿Una campaña decisiva?

Cuando Artur Mas convocó las elecciones tuvo en cuenta que el pistoletazo de salida de la campaña sería otra manifestación masiva y pacífica y por la cual el president se llevó una reprimenda de la Junta Electoral por considerar que la valoración que había hecho de la Diada en tanto que jefe del Ejecutivo había sido electoralista.

Hace tres años, la participación fue muy alta (67,7%), tres puntos más que en las elecciones de 1984, cuando Jordi Pujol obtuvo su primera mayoría absoluta. Y, teniendo en cuenta que esta vez el voto por correo ha aumentado en un 56%, es más que probable que se supere la cifra del 2012. La Generalitat se quejó ayer de nuevo de las dificultades que existen para votar desde el extranjero, unas trabas que han hecho que algunos residentes en otros países al final no hayan podido enviar la papeleta.

Los expertos en demoscopia atribuyen tradicionalmente una mayor abstención a los electores próximos al bloque no independentista. Se calcula que en esta ocasión hay más de medio millón de catalanes que en los sondeos se han declarado como indecisos. De ahí que la afluencia a las urnas que haya entre este colectivo se considere clave para el resultado final, esto es, para decidir si la mayoría soberanista se hace con la victoria (sumando Junts pel Sí y la CUP) o si las aspiraciones independentistas embarrancan. En la provincia de Barcelona hay en juego 85 escaños.

Todas las candidaturas han dedicado gran parte de sus esfuerzos a multiplicar los actos en el área metropolitana para intentar despertar a los electores que tradicionalmente se quedan en casa cuando se trata de unas autonómicas.

También en Tarragona, donde se eligen 18 diputados, es donde tienen depositadas sus esperanzas los contrarios a la secesión para intentar frenar a Junts pel Sí y la CUP.

Expectación 

Otra de las dudas es si, en caso de una victoria del bloque independentista, esta será solo en escaños, o en diputados y votos. Para forzar (o intentarlo) una negociación con el Gobierno central, el actual o el que se configure tras las elecciones de diciembre, y enviar un mensaje a la comunidad internacional parece imprescindible que la victoria sea tanto en escaños como en sufragios.

De los 550 periodistas que hay acreditados para seguir la jornada electoral, 180 son de medios internacionales. El rotativo francés Le Figaro se preguntaba en la portada si Catalunya dirá adiós a España. En principio este domingo deberíamos tener la respuesta. O al menos intuirla.