DÉCIMOTERCERA JORNADA

Elecciones catalanas: El 'comando Margallo'

RAFAEL TAPOUNET

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El asteroide 'Independencia' se dirige hacia el planeta Tierra. Después de haber desatendido durante años las advertencias de los expertos más sagaces -así suele ocurrir también en las películas de catástrofes-, las autoridades han decidido finalmente tomarse en serio la amenaza. Pero tal vez ya sea tarde. Un comité de astrofísicos ha determinado que el impacto tendrá lugar el día 27 de septiembre y se localizará en el nordeste de la Península Ibérica, aunque la comunidad científica no se acaba de poner de acuerdo sobre si se producirá o no finalmente la colisión, ni sobre sus posibles consecuencias.

El presidente Mariano Rajoy ha fracasadoMariano Rajoy  en su intento de reconducir el rumbo del asteroide con el poder demiúrgico de su impasibilidad (como fracasó el rey Canuto II de Dinamarca cuando se plantó frente al Mar del Norte y le ordenó que no enviara más mareas) y ahora el Estado español ha entrado en fase de alerta Defcon 2 y ha empezado a movilizar a todos los efectivos disponibles. El Ministerio de Hacienda advierte sobra la "inviabilidad" financiera de los "bonos basura" de la Catalunya independiente. El ministro de Justicia no descarta un proceso penal contra Artur MasArtur Mas. En algunas parroquias, atendiendo a la llamada del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizaresgrupos de católicos rezan por la unidad de España. Y la dirección de RTVE invita a sus trabajadores a jurar la bandera.

PANDEMÓNIUM CONSTITUCIONAL

En este clima de pandemómium constitucional, el Ejecutivo ha puesto al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, al frente de la misión gubernamental llamada a desactivar la amenaza secesionista. Más allá del debate abierto sobre la conveniencia de que sea el responsable de la diplomacia española quien oficie de interlocutor con los representantes de lo que hoy es todavía una comunidad autónoma, Margallo es el elegido. El rescatador. El Bruce Willis que debe impedir el Armagedón catalán.

Y el hombre se ha puesto a ello. El primer reto que se le planteó ayer fue liberar a Mariano Rajoy del laberinto dialéctico en el que quedó atrapado el martes, cuando el periodista de Onda Cero Carlos Alsina le recordó que, según el artículo 11.2 de la Constitución, ni aun en caso de secesión los ciudadanos de Catalunya quedarían desposeídos de la nacionalidad española (ni, por tanto, de la europea). Obligado a salvar la cara a su atribulado jefe sin disponer de munición jurídica para ello, el titular de Exteriores tuvo un éxito solo relativo en lo que, al fin y al cabo, se antojaba como una misión imposible. "Si se aspira a una república independiente de siete millones y medio de personas, es absurdo que todos tengan la nacionalidad española. Si uno se va, se va", zanjó.

PARO DEL 37%

Los argumentos del ministro mejoraron por la noche (esto de la noche es una licencia, puesto que el programa se grabó al mediodía), en el debate que le midió con el presidente de ERC y número cinco de Junts pel Sí, Oriol Junqueras, en el plató de 8TV. El titular de Exteriores, puño de hierro en guante de seda, alternó las advertencias sobre las consecuencias económicas que tendría el 'efecto frontera' derivado de la independencia (profetizó una tasa de paro del 37%, además de un corralito financiero y fuga de depósitos) con las declaraciones de amor a Catalunya ("a mí lo que me gustaría es catalanizar España"). Y dejó caer una declaración de intenciones relevante: "Que nadie crea que votando por el sí va a tener después una mejor posición negociadora, porque no es cierto".

Junqueras, convertido por un día en el paladín de todo el soberanismo ("a nation turns its lonely eyes to you", cantaban Simon & Garfunkel), echó en cara a Margallo que no aportase "argumentos propositivos" y defendió sus posiciones con entusiasmo, apelando a la jurisprudencia internacional, a San Agustín y, sobre todo, al optimismo de la voluntad.

La peor decisión del ministro en todo el debate fue exhibir una carta que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, había enviado como respuesta a una pregunta del eurodiputado del PP Santiago Fisas sobre cuál sería la reacción de Bruselas ante una declaración unilateral de independencia del Parlament de Catalunya. Después de que se grabara el debate, la CE admitió que la versión en castellano de la misiva había sido manipulada y se le había añadido un párrafo que no aparecía en el texto original, en inglés, y que aseguraba que "la determinación del territorio de un Estado miembro está únicamente establecida por el Derecho constitucional nacional y no por una decisión de un Parlamento autonómico contraria a la Constitución de dicho Estado". La Comisión se limitó a aclarar que "la respuesta a la pregunta es la de la versión en inglés" y atribuyó el párrafo fantasma al "error" de un funcionario. Lo que no precisó es al servicio de qué administración trabaja el funcionario grafómano.

La Generalitat ha pedido una investigación. Al 'comando Margallo' se le acumula el trabajo.