Artur Mas eleva los ataques al "statu quo" por la campaña "del miedo"
Los tres 'tenores' políticos de Junts pel Sí (el tridente, según les describen en algún mitin) dedicaron este lunes una rueda de prensa íntegra a combatir lo que han definido ya como la "campaña del miedo", es decir, las advertencias del Gobierno de España, de dirigentes de la UE, de los grandes bancos, de algunos líderes internacionales, del Banco de España, así como de organizaciones empresariales, sobre los efectos de una declaración unilateral de independencia.
Que Oriol Junqueras responda con contundencia a estos poderes o incluso que lo haga también el exeurodiputado de ICV Raül Romeva, no es una sorpresa. Que Artur Mas lleve cuatro días clamando contra el "statu quo" y acusando a estos poderes de tratar de "tontitos" a los catalanes, es más significativo. En respuesta a las declaraciones del presidente del Banco de España, Luis María Linde, Mas insinuó la posibilidad de que Catalunya no asuma su parte de la deuda en caso de que no se llegue a un acuerdo. "No hay más remedio que ponerse de acuerdo. El precio de no ponerse de acuerdo es impagable, de entrada para España. España no podría soportar un no acuerdo", afirmó.
En el DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) de Junts pel Sí, el miedo a las turbulencias de una secesión no pactada está en el número 1 de la columna de las Amenazas. Ante ello la receta sigue pasando por tratar de ofrecer seguridad y también poesía. "Convicción, seguridad y esperanza", en palabras de Mas. El 'president', de forma solemne, pidió ayer "formalmente a toda la gente de Catalunya que no se dejen arrastrar por esta estrategia del miedo que solo persigue mantener el statu quo de toda la gente que tienen poder y no quieren perder ni sillas ni poder". Y exigió a los poderes económicos que sean "neutrales" ante las elecciones. Lo afirmó pocos días después de celebrar el pronunciamiento de las cámaras de comercio y de 15 patronales a favor del derecho a decidir en Barcelona.
LAS DIFERENCIAS INTERNAS
Dicho lo cual, admitió diferencias internas a la hora de responder a los bancos. Le quitó hierro llamándolo "modulación de un mitin", la que llevó a Carme Forcadell y a Romeva a abrir la puerta de salida a los bancos de Catalunya: "En lo que estamos de acuerdo todos es en que la economía catalana es potente, interesante para todos los sectores económicos ¿De verdad se irá el Banco de Santander, de la primer economía de España? ¿Se irá el Popular, el BBVA, que acaba de comprar Catalunya Bank?". Mas obvió las referencias críticas que Junqueras, Romeva o Forcadell han lanzado hacia estas entidades por su responsabilidad en la crisis, en los desahucios o en la venta de las preferentes. Junqueras tomó la palabra para subrayar que si alguno de estos bancos se va, otro extranjero ocuparán su lugar.
Romeva también denunció la campaña del miedo frente a los "argumentos y razones" de su lista. Lo que sí reconoció son discrepancias con CDC en asuntos como Barcelona WorldCDC , la política agrícola o el mercado laboral. "Pese a todas estas diferencias que son evidentes hay un trámite que hemos de hacer juntos, una parte del proceso: dotarnos de las herramientas" de un Estado.
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