ENTREVISTA AL EXPRESIDENTE DEL PARLAMENTO EUROPEO Y EXMINISTRO SOCIALISTA

Josep Borrell: «La independencia no llegará porque lo diga el Parlament»

JOSE RICO / BARCELONA

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Aunque lleva tiempo apartado de la política, Josep Borrell (La Pobla de Segur, 1947) ha decidido hacer campaña con un libro, escrito junto con Joan Llorach, que intenta desmontar con cifras y documentos las «fábulas» del independentismo: 'Las cuentas y los cuentos de la independencia' (Catarata). Se confiesa hastiado replicar tantas «mentiras».

-¿Ha tenido tiempo de leer el programa electoral de Junts pel Sí?

-La verdad es que no.

-Pues los 16.000 millones de euros de beneficio que siempre ha estimado el independentismo que tendría un Estado catalán, y contra los que usted ha teorizado mucho, ahora se quedan en 11.594 millones.

-Bueno, vamos bajando. Pero convendría que se aclarasen porque el 'conseller' Andreu Mas-Colell afirmó en julio pasado que la Catalunya independiente tendría un «pequeño excedente fiscal» de entre 2.000 y 3.000 millones. Una cifra que creo que estaría más cerca de la realidad.

-¿Cómo puede haber una diferencia tan abismal?

-Yo no discuto que el déficit fiscal de Catalunya, calculado por el método de flujo monetario, sea de unos 16.000 millones de euros. Pero es completamente falso que este cálculo sea equivalente al beneficio fiscal de la independencia, porque hay que tener en cuenta los costes de crear las estructuras de un Estado.

-Junts pel Sí estima esos costes en 3.500 millones.

-¡Caramba, qué barato les sale! Solo la creación de un Ejército ya costaría más de 3.000 millones. Es una vergüenza que el Consell Assessor de la Transició Nacional no estime los gastos en Defensa, ni en representación exterior. Las estructuras de Estado costarían unos 8.000 millones.

-Pero reconocerá que el modelo de financiación perjudica a Catalunya.

-Catalunya ha mejorado mucho y está exactamente en la media de las comunidades en financiación. Otras autonomías están por debajo de la media. Es natural que Catalunya tenga déficit fiscal porque es una comunidad más rica que la media.

 

-Otro mantra contra el que usted lucha es que con la independencia se podrían subir las pensiones.

-No tiene ningún fundamento. Los independentistas alegan que habría un superávit de 20.000 millones porque las cotizaciones de los trabajadores catalanes son mayores que las pensiones que se pagan a los jubilados que viven en Catalunya. Pero no tienen en cuenta que muchos pensionistas cotizaron en Catalunya pero cobran su pensión fuera de ella.

-Usted ha admitido que un Estado catalán tendría más recursos.

-Es evidente que sin déficit fiscal, esos 2.000 o 3.000 millones estarían a disposición de la Generalitat. Pero Catalunya tendría que crear las estructuras de Estado y al salir de la UE las relaciones comerciales con España cambiarían radicalmente. La economía catalana sufriría un 'shock' que reduciría su balanza fiscal.

 

-Un sector del independentismo sí reconoce que un Estado catalán pasaría por unos primeros años de dificultades económicas, pero que a largo plazo sería viable.

-Eso dependería de muchos factores, entre otros de la capacidad de gestión del gobierno. Y si algo han demostrado los políticos nacionalistas es tener una capacidad de gestión desastrosa. Lo que es seguro es que Catalunya tendría como mucho 3.000 millones más que ahora. La independencia no se justifica por razones económicas.

-Junts pel Sí dice que el paro bajaría al crearse estructuras de Estado.

-Sí, y perderíamos muchos más por la contracción económica que se produciría. Tendríamos más funcionarios y menos gente trabajando en la economía productiva.

-Los independentistas confían en que la UE acabará forzando una negociación entre los gobiernos catalán y español. ¿Lo ve plausible?

-Esto es como hablar con una pared. El Comité de las Regiones de la UE aprobó una resolución que decía: 'Si una región de un Estado miembro llegase a ser un Estado independiente, tendría que pedir la adhesión y ser aprobada por unanimidad'. ¿Cómo se les tiene que decir más claro? Eso demuestra la enorme fábula que se está explicando. Catalunya no será independiente porque lo diga el Parlament, será independiente el día que los otros estados la reconozcan. Y una independencia declarada a las bravas no la reconocería nadie.

-Si esa «fábula» es tan fácil de desmontar con cifras, ¿se equivocan los partidos no independentistas al no entrar en este debate?

-Por supuesto. Es una gran pena que ningún partido, empezando por el PSC, haya refutado tantas falsedades. Los independentistas son unos creadores de agravios. ¿Cómo nos han podido explicar la historia de que si fuéramos alemanes no tendríamos déficit fiscal porque la Constitución limitaría la solidaridad? En el libro reproducimos una carta del embajador alemán negándolo, pero Oriol Junqueras lo sigue diciendo. Repugna a la inteligencia. ¿Por qué han hecho comulgar a la sociedad catalana con ruedas de molino?

-Contéstese usted mismo.

-Porque en Catalunya hay una hegemonía cultural y mediática que hace difícil remar a contracorriente. Ha habido una abdicación de funciones de intelectuales, medios de comunicación y partidos. Y los empresarios han callado mucho porque tienen miedo de perder clientela. Han hablado cuando le han visto las orejas al lobo. Si en un país se escucha el mismo relato cada día sin que nadie lleve la contraria, la gente al final se lo traga.

-¿Un cambio en la Moncloa serviría para reconducir la situación?

-Al menos permitiría un diálogo que hasta ahora no ha tenido lugar. Pero una parte de la sociedad catalana ya se ha desconectado psicológicamente de España, y le da igual lo que le cueste la independencia.

-¿Y España sería viable sin Catalunya? ¿Lo ha calculado?

-Sí, pero quedaría muy reducida desde el punto de vista económico. Pero no porque dejaría de «robar» a los catalanes, sino porque las consecuencias de una independencia siempre son negativas para todos.