Mas hace votos para que "la separación" con Unió sea amistosa

En una sesión de control casi monográfica sobre la crisis de CiU (solo Oriol Junqueras se ha saltado el guion para seguir en su linea social de los últimos meses), Artur Mas ha despedido con honores a los tres ‘consellers’ democristianos. De Joana Ortega, Ramon Espadaler y Josep Maria Pelegrí, Mas ha dicho que les etaba muy “agradecido” y que habían hecho un “muy buen trabajo”. El ‘president’ ha hecho votos para que la ruptura con Unió, la “separación” que él ha señalado, sea “amistosa. La buena armonía formal de Mas ha tenido eco en Espadaler, no solo titular de Interior sino también secretario general de Unió, que, también, en tono afectuoso, ha agradecido las palabras de Mas.

Eso sí. Mas ha hecho hincapié en que hay ruptura y que esta se produce por motivos “muy de fondo”, desmintiendo así lo dicho por el propio Espadaler en cuanto a que habían sido las formas, el ultimátum, el que conducían al final. Dando fe de su fama de atribuida implacabilidad, el ‘president’ ha dado entender que con el inmediato cambio de Gobierno —que ha pospuesto hasta el lunes, por no interferir con el trabajo parlamentario- él dará por digerida la crisis con Unió. El ‘president ha señalado que el cisma “no afectará al proceso, a partir de que comunique el nuevo Govern seguiremos con la hoja de ruta con normalidad”.

NO HAY VUELTA ATRÁS

La mención explícita al guion firmado con ERC y las entidades soberanistas, el origen de la crisis con Unió, ha sido uno de los mensajes soterrados con los que Mas dio a entender que no hay vuelta atrás ni espacio para el encuentro con los democristianos. Así, previamente, en respuesta a Quim Arrufat, Mas ha expicitado que desea que las elecciones del 27-S sirvan para conocer si Catalunya debe se ir hacia “su soberanía y un estado independiente”. El término que ha causado la ruptura con Unió.