EL RETO YIHADISTA

Las libretas del peluquero

El líder del grupo llenó decenas de libretas de proclamas yihadistas y diseñó una bomba

Dibujo en una de las libretas de Sáez.

Dibujo en una de las libretas de Sáez.

M. N / A. B / J. A. / BARCELONA

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Con letra pequeña y clara, pero apretando mucho las letras para ocupar el menor espacio posible y que pudieran entrar el mayor número de pensamientos y propuestas, Antonio Sáez Martín, el peluqueroel presunto líder de la célula, rellenó varias agendas y libretas. Son notas que reflejan la radicalización exprés que este peluquero de Sabadell sufrió en menos de dos meses, tras su conversión al Islam, en octubre del 2012. Unos textos que evidencian un trabajo colosal de documentación y de justificación doctrinal del terrorismo.

Esas libretas y diarios aparecieron en el registro en su domicilio y en el resto de viviendas de los otros diez detenidos por los Mossos d'Esquadra. Un material que los investigadores ha analizado e interpretado y que pone en evidencia el fanatismo de una célula que estaba dispuesta a atentar en Catalunya y que había empezado a experimentar con explosivos caseros.

Las casas de todos los detenidos albergaban estantes llenos de bibliografía dedicada a la justificación de la yihad y sorprende que en casa de Rida Hazem se encontrara también mucho material relacionado con ETA. Incluso guardaba los últimos comunicados de la organización terrorista.

Pero son las anotaciones de Antonio Sáez, considerado por los Mossos como el líder de la célula, las que centran la atención de los investigadores. Su trabajo de estudio y reflexión ocupaban cualquier espacio en blanco. Tarjetas de tren en las que dibujaba el anagrama de DAESH, o puntualizaciones a pie de página o entre líneas de las decenas de copias del Corán en castellano que guardaba con mimo en su domicilio.

En una libreta Oxford, sus 48 hojas presentan anotaciones por las dos caras. En alguna coversación telefónica, él mismo reconoce que si esa libreta cayera alguna vez en manos de la policía tendría «serios problemas» para justificar determinadas reflexiones sobre la conveniencia de la yihad.

Según el mosso infiltrado, Sáez planteó al resto de la célula la posibilidad de secuestrar a una directora de banco, pedir un rescate y con este financiar un atentado. En otra ocasión, comentó la posibilidad de secuestrar a alguna persona, vestirla con un mono naranja -igual que los ejecutados por el Estado Islámico- y grabar su decapitación.

En su casa, los Mossos encontraron un papel manuscrito a doble cara en el que detalla el proceso de fabricación de dos tipos distintos de artefactos explosivos. Un segundo artefacto debería quedar camuflado en una botella de champán. A Antonio Sáez le interesa «sobremanera la posibilidad de crear objetos bomba de apariencia inocua para destruir infraestructuras importantes», escriben los Mossos.

Otro de los dibujos realizado a mano presenta un diagrama del sistema de montaje de un explosivo. Proyectos que están pendientes de un informe de la Unidad de Explosivos, los Tedax, de los Mossos para medir hasta que punto hubieran funcionado esos artefactos.

LOS EXPLOSIVOS

Para los investigadores no hay duda de que el peluquero llegó a experimentar con material para comprabar la eficacia de los artefactos caseros que planeaba. Y de hecho, en uno de los informes elaborados por el agente infiltrado, este escribe que Sáez ha puesto en conocimiento del resto del grupo sus avances en esa materia.

También guardaba reportajes publicados en este diario sobre la yihad. «Mi misión es convertirme en un buen musulmán y hacer lo que sea necesario para llegar hasta el fin», escribió el peluquero.