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Subir al museo con piolet

El domingo Trias se fue a Montjuïc para insistir en la ya vieja idea de la montaña de los museos. El MNAC lleva días con el acceso principal cerrado y sus visitantes de excursión para llegar

La entrada del MNAC el sábado por la tarde, durante el inicio de la Nit dels Museus.

La entrada del MNAC el sábado por la tarde, durante el inicio de la Nit dels Museus.

Natàlia Farré

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El domingo Xavier Trias subió a Montjuïc para insistir en la idea de convertir el espacio en la montaña de los museos. Eso quiere decir reurbanizar la zona, ceder los pabellones Victoria Eugenia y Alfonso XIII, ahora utilizados por la Fira, para usos museísticos y crear un polo cultural entre el MNAC, CaixaForum y el Pabellón Mies van der Rohe. La idea lleva dos años sobre la mesa. O sea, ninguna novedad. Ni siquiera la que todo el mundo espera: ¿qué uso quiere dar el ayuntamiento a dichos pabellones? Ni una palabra. La Generalitat apuesta por crear allí un Museu Nacional de Fotografia. El MNAC por crecer. El consistorio insinuó, en su día, dedicar un centro al pintor Sean Scully. No hubo quórum, por supuesto, y la vía irlandesa parece olvidada. Sin concreción cultural, no hay proyecto urbanístico que valga. Seguiremos a la espera.

El domingo Trias subió a Montjuïc. A los pies del MNAC. Y lo hizo por su acceso principal. Al igual que Moisés consiguió abrir las aguas del Mar Rojo para que pasara el pueblo judío, Trias, que por algo es alcalde en funciones, consiguió abrir la avenida de Maria Cristina, cerrada por la celebración del Salón del Automóvil, para que él y la prensa accedieran a los pies de la Font Màgica. Unos afortunados. El resto de la humanidad, turistas incluidos, lleva los 12 días del salón -la celebración más montaje y desmontaje- buscando el acceso alternativo al MNAC. Es difícil. O se van de excursión por la calle de Lleida o no hay entrada que valga desde la plaza de España. El resultado: 7.000 visitantes menos respecto a los mismos días del 2014.

Bus en medio de la nada

El domingo Trias subió a Montjuïc. No consta que lo hiciera el sábado por la noche para asistir a la Nit dels Museus. Pero sin su credencial de alcalde lo hubiera tenido complicado para llegar al MNAC. Además del acceso cerrado por Salón del Automóvil había concierto de Melendi en el Sant Jordi. Ni entrada directa al museo ni una plaza de aparcamiento en toda la montaña. Al final, la broma que Miquel Roca, presidente del MNAC, hizo el día de su presentación en enero del 2012 -algo así como que había que convencer al público de que no era necesario coger el piolet para llegar al museo- va a dejar de ser lo que era, una broma.

De acuerdo, el Salón del Automóvil se celebra una vez cada dos años. Pero es que el resto del tiempo la accesibilidad al MNAC no es mucho mejor. Sin L-2 a la vista y con una parada de autobús, la más cercana, en medio de la nada no resulta muy fácil salir del museo las oscuras tardes de invierno, por no hablar de las oscuras tardes de invierno que además son lluviosas. Así que reurbanizar el espacio, convertir la zona en un polo cultural -al estilo del barrio de los museos en Berlín o Viena- y bajar la entrada del MNAC hasta la Font Màgica es una gran solución. Pero se antoja lenta. Mientras, estaría bien no optar por el silencio administrativo por aquello de que la Administración de referencia del MNAC es la Generalitat. ¿Lo es? Sí. Pero el entorno, la seguridad, el acceso, el edificio y parte de la colección es municipal. Y el concejal de Cultura, Jaume Ciurana, es vicepresidente de su patronato.

La suerte del Met

Pese a que el Met (Metropolitan de Nueva York) se financia, como todos los museos del modelo anglosajón, con aportaciones privadas y cuenta con un endowment (una especie de ahorros para contingencias al margen de su presupuesto ordinario) que suma algún millón de dólares, el municipio contribuye con un 10% a los fondos del centro. ¿Altruismo? No. Conciencia de ubicación. O dicho de otra manera: la alcaldía de Nueva York es consciente del atractivo del museo para su municipio y asume que se levanta en un parque público. De aquí la generosidad. En el 2013, año en que los recortes del ministerio se ensañaron con Barcelona, el ayuntamiento, que contaba con recursos, subió sus aportaciones a algunos centros de la ciudad. No al MNAC que perdió el millón del Estado y 388.000 euros municipales. Ahí queda dicho.