Miquel Martí, empresario del sector digital: "Jugamos en la misma liga que Nueva York, pero nos saca puntos"

Barcelona, 1970. Licenciado en Ingeniería Industrial por la UPC y máster en Administración de Empresas por Esade. Dirige Barcelona Tech City, un "ecosistema" de emprendedores de comercio electrónico. Fue director de Desarrollo de Negocio en Biocat.

«Jugamos en la misma liga que Nueva York, pero nos saca puntos»_MEDIA_1

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NÚRIA NAVARRO / BARCELONA

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Turismo aparte, el sector digital es el motor turbo de la economía de Barcelona. 6.000 millones de euros factura. Y ahí está Miquel Martí, pilotando Barcelona Tech City, un «ecosistema» que agrupa a casi 200 empresas de tecnología internet y mobile como LetsBonus, Privalia, Groupalia, Anuntis, eDreams, Trovit, Softonic y Ulabox. Para todas ellas la marca Barcelona es pura gasolina, dice.

-«Barcelona: sol, mar y start-ups». Así nos define el Financial Times.

-No es mala definición, pero huimos de esas etiquetas.

-No jugamos en la misma liga de Nueva York, Londres o Berlín, ¿no?

-Jugamos en la misma liga, pero ellas nos sacan muchos puntos de ventaja. El ejemplo más claro de que con voluntad y estructura se puede crecer es Nueva York, que hace cinco años tenía un ecosistema tecnológico latente y, a través de las políticas del alcalde Michael Bloomberg, se ha convertido en un referente mundial.

-¿Qué as se sacó Bloomberg?

-Creó el NY City's Digital Roadmap (Progress and Innovation), logrando que el sector privado y el público se alinearan para impulsar al digital.

-¿Otea a alguien con su apresto?

-¿Un multimillonario con tanta iniciativa y que crea en el retorno a la sociedad? Lo que sí sé es que la mayoría de candidatos están muy por la labor. Y los que lo están menos, los que priorizan lo social sobre lo económico, si conocen el impacto de contratación y la textura democrática del comercio electrónico, lo estarán.

-¿Los políticos entienden de veras lo que ustedes tienen entre manos?

-¡Totalmente! Sus preocupaciones, claro, se centran más en la ocupación y en que podamos ser motor de cambio de sectores más tradicionales. Pero todos están interesados en ir más allá del modelo de turismo. Somos un factor de reinvención de la ciudad.

-Desde ese caldero, ¿qué condimentos piden al futuro alcalde?

-Uno, que la capitalidad del Mobile World Congress siga aquí más allá del 2018. Dos, que facilite que la inversión venga y se quede. Y tres, que las universidades sean capaces de atraer el talento que necesitan las empresas. Hay que orientar la formación a la contratación. Por ejemplo, Tomás Diago, de Softonic, planteó una idea en su proyecto de final de carrera, la puso en práctica y la extendió por todo el mundo.

-Pena que los beneficios del Mobile no lleguen a la mayoría.

-No estoy de acuerdo. De la capitalidad del móvil ha surgido el programa del ayuntamiento Mobilitzat Mòbil, en el que unos 70 chicos que dejaron los estudios fueron formados, estuvieron en empresas y más de la mitad han decidido volver a estudiar. Y los grandes inversores vienen a conocer las grandes empresas, pero también las pequeñas. En definitiva, contratas a gente, recaudas impuestos, atraes iniciativas de fuera. Acaba beneficiando a todos.

-A su ecosistema empresarial le dio el empujón Barcelona Activa.

-En marzo del 2013.

-Pues ha sufrido un recorte de presupuesto salvaje. ¿Mala política?

-Desconozco en qué partidas. En nuestro caso, hoy la ayuda del ayuntamiento es pequeñísima. Nos hemos ocupado de ganar partners que creyeran en el proyecto: Mobile World Capital, CaixaBank, Deloitte, Esade, Rousaud Costas Duran...

-Conclusión: importa más un business angel que un edil.

-Lo que necesita el sector es financiación, y un paraguas público que acompañe es importante. Los modelos que funcionan en Nueva York, Londres y Berlín son los de colaboración público-privada. Pero en el sur de Europa no hay referente. Donde más nos cuesta competir es en temas de fiscalidad y regulaciones.

-¿No se lo ponen fácil?

-Somos intensivos en conocimiento no en ladrillo, y a la hora de que los bancos analicen riesgos, saltan todas las alarmas. Necesitamos un marco legal y fiscal ajustado a la tipología de nuestras empresas.

-¿Y no jugar con el tema de la independencia?

-Lo que nos importa a todos es la economía. Y según la New York Academy of Science, en el futuro lo que contarán serán las grandes ciudades-estado. Y no hablo de territorio, sino de concepto. El concepto Barcelona es uno de los valores que debemos tener en la cabeza.

-Votar, votan.

-Sí. Aunque diría que, en conjunto, somos un modelo apolítico.

-Pero, ¿más de CiU? ¿C's? ¿PP?

-Habrá de todo. Trias nos ha dicho a través de Twitter: «Sois muy importantes para la ciudad». Pero el apoyó a la emprendeduría empezó en la época socialista, y ha continuado. Ponen servicios comunes, te acompañan, te promocionan fuera. Para que esto funcione tiene que haber liderazgo privado con apoyo público. No podemos caer en lo contrario, en que las políticas públicas pasen por delante.

-¿De Colau, ni mención?

-No tengo una valoración hecha. Cuando se crea una distancia entre los que tienen más dinero y los que tienen menos surgen posturas populistas que tienden a señalar a buenos y malos. Hemos de contribuir entre todos a que la clase media no desaparezca. Hay que traspasar discursos políticos y ser más humanos.

-¿Qué virtudes humanas debería copiarles el inquilino de la Casa Gran?

-La perseverancia, la resistencia al fracaso, la valentía, la capacidad de conectar con el talento y la voluntad de ir desde Barcelona al mundo.