LA BATALLA DE LA CAPITAL CATALANA

Ada y los lobos

LUIS MAURI / BARCELONA

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Con la campaña electoral alcanzando su ecuador, las candidaturas deshuesan y desmigajan los sondeos de opinión, los vuelven del derecho y del revés, los escrutan al trasluz en busca de un indicio, una señal, una revelación definitivos. Entonces vuelven a analizar, cotejar y evaluar las tácticas propias y las ajenas, recalibran sus mensajes y actualizan las convenientes dosis de entusiasmo, frialdad, desdén o vehemencia, según el asunto.

Es lógico, tanto trajín en los cuarteles electorales. A falta de poco más de una semana para la cita con las urnas, muchos ciudadanos no han decidido aún el sentido de su voto (casi un 26%, de acuerdo con el sonde publicado el lunes pasado por este diario). Muchas papeletas migran de un partido a otro. Las fronteras entre las distintas opciones políticas son más permeables que nunca, consecuencia del monumental cabreo que embarga a los ciudadanos, empobrecidos por la crisis y saqueados por los corruptos.

LOS MALES DE HOY

En la ciudad de Barcelona, nada está decidido de antemano. El resultado es más impredecible que en ninguna de las nueve convocatorias municipales celebradas desde 1979. Y una de las dos candidaturas a las que las encuestas otorgan más posibilidades, Barcelona en Comú, es una novedad casi absoluta. Este 'casi' viene obligado por la integración de ICV-EUiA, antigua fuerza gubernamental, en la oferta que encabeza Ada Colau, la alcaldable activista o la activista alcaldable.

Aupada por la indignación y la desafección populares hacia los partidos clásicos tras largos años de sufrimiento económico y social, Colau se ofrece para hacer frente a los grandes males de hoy (empobrecimiento de las clases populares, desigualdad social galopante, apoteosis de la corrupción) como Geraldine Chaplin/Ana enfrentaba en 1972 las principales vilezas políticas de la España franquista (el ejército, la Iglesia nacionalcatólica y la represión moral y sexual, pilares de la dictadura), en 'Ana y los lobos', de Carlos Saura, una de las muestras más significativas del cine alegórico español de los años 60 y 70.

¿INICIATIVA, DICE?

Ada/Ana se esfuerza en orillar su alianza con ICV-EUiA para mostrar la opción que encabeza como la única inmaculada, libre de responsabilidades gubernamentales en el pasado, frente a los lobos de hoy. Su pujante valoración demoscópica (el sondeo del CIS le concede la victoriaCIS y el último publicado por este diario, la segunda plaza, tras Xavier TriasXavier Trias, candidato de CiU a la relección) la ha colocado en el punto de mira de los demás candidatos.

Trias ve en Colau a la única rival capaz de desposeerle de la vara de alcalde, amén de una dirigente con la que le resultaría poco menos que imposible cocinar algún pacto después del 24-M. Esta última circunstancia no es baladí. La fragmentación electoral pronosticada por los sondeos puede poner la alcaldía en manos de aquel que demuestre una mayor capacidad de negociación y de acuerdo.

El daño que Colau le inflige al socialista Jaume Collboni es quizá el más evidente. Barcelona en Comú se lleva a capazos los votos que, decepcionados por la falta de respuestas al mazazo sufrido por las clases populares durante los años de crisis, abandonan los feudos tradicionales del PSC en la ciudad.

El candidato de ERCAlfred Bosch, también tiene motivos para sentirse perjudicado por Colau. Barcelona en Comú ha quebrado la fallida ecuación independentista que pretende que todo voto disruptivo cae en el saco del soberanismo. Y Ciutadans y su alcaldable, Carina Mejías, antigua dirigente del PP catalán, topan con una competidora de primera magnitud en el terreno de las fuerzas emergentes.

ANTAGONISTAS NETOS

El PP, con Alberto Fernández Díaz como cabeza de cartel, es quizá la única opción que puede obtener algún beneficio, siquiera de forma indirecta, de la irrupción de Ada/Ana. La alcaldable de Barcelona en Comú diezma las reservas socialistas, compite en un flanco con Ciutadans y destruye la estrategia independentista de rentabilizar en exclusiva el voto de ruptura. Además, la opción de Colau y la de Fernández Díaz no comparten ninguna zona de fricción electoral, representan a sectores con intereses y conceptos económicos y sociales antagónicos.

Como sin pactos poselectorales, permanentes u ocasionales, no parece probable que Barcelona pueda dotarse de un gobierno local estable, en esta primera mitad de la campaña ya han aflorado los primeros coqueteos, quizá de forma más abierta que en contiendas anteriores. El martes, en el debate de alcaldables organizado por Catalunya Ràdio, Trias y Bosch exhibieron una significativa sintonía. "Se lo compro todo", insistió el alcalde en referencia a las tres condiciones del candidato de ERC para fraguar posibles alianzas: "proceso nacional, progreso social y limpieza".

Trias considera que no ha de enfrentar problemas de mucho mayor calado que en el mandato que ahora termina para conservar la alcaldía, siempre que logre acabar la carrera en cabeza. Con una alianza estable con ERC y el apoyo ocasional y alternativo del PP o el PSC, o incluso el más improbable de Ada/Ana, según la condición del asunto, cree que podría dirigir la ciudad durante cuatro años más.

¿Qué política de alianzas anida en la mente de Collboni? El socialista descarta entrar en un gobierno en el que él no sea el alcalde, pero en el último año ha dado desde fuera del consistorio sobradas muestras de su talante negociador. Pudiendo dejar a Trias sin presupuesto municipal en vísperas de las elecciones, y contra el criterio de parte de su equipo, ordenó salvar las cuentas de su contrincante a cambio de incluir o mejorar diversas partidas sociales. Se trata, argumenta Collboni, de recuperar la utilidad política perdida; si uno no es útil no puede aspirar al voto de nadie.

Colau, por su parte, lo repite desde el primer día: no pactará ni con CiU, ni con el PP.

Ah, casi se queda fuera del artículo: Geraldine Chaplin/Ana sucumbía a los lobos.