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Antonio de Lacy :«¿Por qué no convertir Barcelona en la capital mundial de la salud?»

Jefe del Servicio de Cirugía Gastrointestinal del Hospital Clínic

El cirujano Antonio de Lacy opina que "un porcentaje del dinero del Mobile World Congress o de los que vienen a operarse debe ir al desfavorecido"

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NÚRIA NAVARRO / BARCELONA

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Es el Messi de las técnicas de cirugía gastrointestinal mínimamente invasivas. Es decir: mientras el argentino hace regates prodigiosos, el doctor De Lacy extrae una vesícula por la boca o un riñón por la vagina. Le rinden culto en todo el globo, pero su central de operaciones está en el Clínic, en Barcelona, la ciudad que quiere que sea un referente mundial.

-¿Barcelona es un buen sitio para acabar en una mesa de operaciones?

-Es la capital de la medicina en España. Madrid está a años luz de la estructura organizativa en investigación e innovación.

-Algún tejido malo tendrá. Aplique el bisturí.

-Preferiría no emplearlo, porque ya sabe que soy un crítico del recorte.

-En sanidad son tendencia.

-Yo los vivo mal. Pero creo que tienen vías de solución.

-¿Municipal?

-Llegaremos a eso. Lo primero es escuchar al profesional y hacerle partícipe de lo que significan los recortes. Si participa del problema, no utiliza un instrumento de peor calidad en un paciente, pero tampoco malgasta. Y segundo, todo el mundo considera que la sanidad debe ser gratuita, y no puede ser gratuita.

-Es un logro de la democracia.

-Lo que sugiero es que la gente que pueda pagar, que pague un poco. La que no pueda, que pague cero. Y en caso de dudas, que no pague. En algún momento eso se habrá de plantear y dejémonos de cosas políticas. Yo creo en Robin Hood: el que tenga dinero y venga a operarse aquí, que dé dinero y goce de un régimen fiscal especial.

-Sabe que eso levanta ampollas.

-Soy terriblemente optimista. También creo que la mejor forma de ahorro es aumentar los ingresos. El Clínic ha puesto en marcha mecanismos para conseguir colaboraciones con la empresa privada, y tenemos mecenas como Pere Mir, que ha dado en tres años entre 300.000 y 400.000 euros solo para nuevos materiales, o Esther Koplowitz, que aportó la friolera de 15 millones de euros. Los beneficios son inmediatos para todos.

-Huele a antesala de privatización.

-Yo estoy al 100% en desacuerdo con privatizar la sanidad. Solo digo que la ciudad tiene que dar las máximas facilidades para que la sanidad sea una fuente de ingresos.

-Usted es un ferviente promotor del -turismo sanitario.

La marca Barcelona existe y es muy potente. ¿Ha ayudado el Barça? ¡Una barbaridad! Pues la parte médica también puede hacerlo. ¿Por qué no poner anuncios médicos en el aeropuerto? ¿Por qué no convertir Barcelona en la capital mundial de la salud? En este sentido, Xavier Trias tiene un magnífico discurso de la ciudad. Habla de las smart cities y de que la salud es mucho más que operarse; es correr por la Diagonal y respirar, comer bien y tener cultura.

-Un voto para CiU.

-Yo creo más en las personas que en los partidos.

-¿Eso qué significa?

-Me identificaba con CiU, pero no acabo de entender qué es lo que está pasando dentro. Verá, si yo tuviese 20 años, o menos conocimiento, seguramente votaría a Barcelona en Comú. Encarna la protesta. Su explosión obedece a que dice lo que la gente quiere oír. Pero detrás, ¿qué?

-Abriga usted una extraña mezcla ideológica.

-Yo soy liberal como mi antepasado el general Luis de Lacy, que acabó fusilado. Y he oído que, en estos momentos, la diferencia entre la izquierda y la derecha es el 5% de la economía. Una lo dedica a bienes sociales y la otra, a hacer carreteras. ¿No sería igual si pusiéramos a un gestor bien pagado al frente y que la ciudad funcionara como una empresa?

-Usted dirá.

-Yo me atrevería a decir que funcionaría. Lo único que mi corazón de izquierdas me dicta claramente - y es el concepto más liberal del mundo- es que tiene que haber igualdad de oportunidades.

-No las hay. El índice de pobreza de Barcelona es del 18,3%.

-¡Eso es bien verdad! Los políticos tendrían que preguntar más a quienes viven en ese lado negro de la ciudad. Es más -y se lo digo a todos los candidatos-, deben buscar la manera de que un porcentaje de los 436 millones de euros que se dejan los 100.000 participantes en el Mobile World Congress, o del dinero que atraemos de los enfermos que vienen a operarse aquí, vaya directamente al sector más desfavorecido de la ciudad. Por ley.

-La tasa De Lacy.-(Ríe) Si hiciéramos eso, a lo mejor nos copiaban en muchas ciudades. El que llegue a la alcaldía tiene que incluir esa tasa de ayuda. Y si no lo cumple, ¡al quirófano y sin anestesia!

-Le veo aparcando el mono azul y subiendo a la tribuna.

-Yo no creo en el político profesional. Pero si de lo que se trata es de ayudar a conseguir que la sanidad y la educación sean universales de verdad, acabar con los recortes e imponer la tasa para los desfavorecidos, perdería un ratito en dar unas cuántas ideas más.

-¿Se imagina el ayuntamiento llevado como un quirófano?

-Una vez, ante una pregunta similar, contesté de la siguiente manera: «No sé si sería maravilloso o espantoso». Las libertades quedarían bloqueadas. Seguimos protocolos estrictos, poco democráticos. Y la sociedad necesita una dosis de juerga y descontrol, de lo contrario creo que habría que inventar los juegos del hambre.