COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN EN EL PARLAMENT

Las incógnitas del 'caso Camarga' continúan abiertas

RAFA JULVE / JOSE RICO / BARCELONA

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Pocos bares ofrecen precios tan asequibles como el del Parlament. Un café: 69 céntimos. Una Coca-Cola de botella: 95 céntimos. Menú del día: 9,16 euros. Lo que no tienen son palomitas. Una pena, porque ayer se hubieran hartado de vender el tamaño gigante mientras en la comisión del fraude fiscal y la corrupción se acumulaban las contradicciones entre Alicia Sánchez-Camacho y María Victoria Álvarez, examante de Jordi Pujol Ferrusola.

El capítulo del día estaba basado en el 'caso Camarga', en la  conversación que ambas comparecientes mantuvieron el 7 de julio del 2010 y cuya grabación a cargo de la agencia Método 3 derivó en un escándalo político tras salir a la luz. La presidenta del PPC defendió que no sabía que se las estaba espiando, alegó que no denunció las revelaciones de Álvarez sobre los tejemanejes de Pujol júnior porque eran «vaguedades» y negó tener fiscales o policías «de confianza», como dijo a su compañera de comida. Los diputados de todos los partidos, salvo el suyo (y el PSC, que no hizo sangre), evidenciaron que no se la creen. Y se ratificaron cuando la expareja del primogénito afirmó en la sesión vespertina que Camacho y José Zaragoza, exsecretario de organización de los socialistas catalanes, decidieron, «en un ratito de ocio relajado», grabar el encuentro. Como en muchas películas de suspense, la incógnita sigue abierta.

«CIRCO MEDIÁTICO»

La comparecencia de Camacho superó las cuatro horas -lo que obligó a aplazar al lunes el turno de Zaragoza y Francisco Marco, director de Método 3- y quedó lejos de desactivar el «circo mediático» que ella misma criticó. Sobre todo, porque los grupos y la protagonista convirtieron la sala de grupos en un sainete. Y es que cuando un diputado llega al Parlament, se le entrega un móvil y un 'misal' (libro que contiene el Estatut, la Constitución y el reglamento de la Cámara). El ventilador lo trae de casa. Camacho, por ejemplo, abrió su intervención erigiéndose en víctima del serial y acusando al resto de crear una «cortina de humo» para tapar el fin de la comisión: «averiguar el origen de la fortuna multimillonaria de los Pujol». A esa sentencia le dio rango de titular al decirla en catalán y castellano, para las teles de fuera de Catalunya.

Se sintió cómoda la dirigente popular durante los primeros minutos, pero Carlos Carrizosa (Ciutadans) e Isabel Vallet (CUP) la pusieron en un brete al afearle que llegara a «un pacto» con Método 3 para zanjar el caso por la vía civil, y que renunciara a seguir investigando por la penal para llegar «al final». Camacho alegó que no hubo «acuerdo», sino que Método 3 reconoció las culpas y aceptó pagar los 80.000 euros que pedía ella en la demanda, y defendió que no siguió por la vía penal porque veía «desproporcionadas» las penas que se imputaban. «Yo ya estoy satisfecha», dijo, pese a que no ha quedado claro quién encargó la grabación y quién la difundió.

FALTA DE PRUEBAS

Antes de ello, Oriol Amorós (ERC) lanzó otra pregunta clave: ¿por qué Camacho no denunció lo que le explicó Álvarez sobre Pujol júnior? La presidenta del PPC se escudó en que no tenía pruebas que ratificaran la veracidad y recordó que el director de la Oficina Antifrau de Catalunya, Daniel de Alfonso, y el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz desecharon el relato.

Camacho también comentó que se reunió con sus abogados para saber si tenía que ir a la fiscalía a denunciar. «Me dijeron que eran vaguedades». De  nuevo con el ventilador, la presidenta del PPC recordó que el resto de partidos también saben «muchas cosas» y no las llevan a la fiscalía. Mucho más activa que en otras jornadas, cuando solo se ha dedicado a desprestigiar la comisión, la diputada de CiU Meritxell Borràs le replicó con la misma moneda. Le acusó de actuar «como una correa de transmisión de las alcantarillas del Estado» y hurgó en aquel «fiscal de confianza» que Camacho le dice a Álvarez en La Camarga que tiene.

La líder del PPC le vino a responder que aquello era una forma de hablar y que ante un delito de violencia sexista como el que le explicaba la ex de Pujol júnior, ella se propuso buscar a quien hiciera falta para ayudar. Pero ni con eso obtuvo complicidades con Álvarez. En su papel de hacha de dos bocas, la examante del primogénito afirmó que todo lo que explicó en La Camarga sobre su exnovio «es cierto», incluido aquel viaje en que llevó «más de 400.000 euros» de Andorra a Madrid. Acusó al padre del clan de ser quien lo controlaba todo, y metió en el ajo del espionaje político a los nacionalistas, implicando incluso a Antifrau por haber filtrado 'e-mails' suyos.

Pero, sobre todo, dio su título para la película, 'Vicky, Alicia, Zaragoza', al denunciar que, tras atar cabos, ha visto que la líder del PPC y el diputado del PSC en el Congreso se aliaron para encargar la grabación y obtener rédito político. Sí pareció coincidir con Camacho al asegurar ambas que la grabación que se escuchó en el Parlament está «manipulada y editada». Pero ni por esas. La líder popular lo dijo para defender que «se han cambiado frases de sitio». En cambio, Álvarez lo hizo para asegurar que la dirigente del PPC dijo cosas que perjudican a altos cargos de su partido y que no aparecen en el CD de marras. También avisó de que en unos días probará que los fondos que los Pujol ocultaron en Andorra proceden de Banca Catalana. Es decir... Continuará.