CONVULSIONES EN LA FEDERACIÓN NACIONALISTA

CiU zanja otra crisis con elogios a Duran pero sin señalar culpables

Josep Antoni Duran Lleida, Ramon Espadaler y Artur Mas, ayer, durante la reunión de la ejecutiva conjunta de CiU, en la sede de Unió.

Josep Antoni Duran Lleida, Ramon Espadaler y Artur Mas, ayer, durante la reunión de la ejecutiva conjunta de CiU, en la sede de Unió.

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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Ahora no toca. La famosa frase del 'expresident' Jordi Pujol cuando recibía preguntas incómodas va como anillo al dedo para explicar por qué Unió y CDC han decidido, una vez más, dar por zanjada otra crisis interna sin que parezca haber consecuencias. Esta vez, a cuenta del voto dividido de ambos partidos en el Congreso respecto a la toma en consideración del pacto antiyihadista entre el Gobierno del PP y el PSOE.

La reunión de la dirección de la federación fue, ayer, la primera ocasión en la que los dirigentes de ambas fuerzas se veían las caras tras el choque de la semana pasada, en el que Unió apoyó la admisión a trámite del pacto -alegando un acuerdo previo de la cúpula de CiU- mientras que los diputados de CDC -después de consultar a la dirección del partido-, se abstuvieron.

La solución de ayer es la misma que en infinitas ocasiones anteriores. «Queremos mirar hacia adelante», proclamó el secretario general de la federación y dirigente de Unió, Ramon Espadaler. «Ha sido un malentendido, mirando atrás no sumaremos», proclamó el convergente Lluís Corominas a su lado. Horas más tarde, el 'president', Artur Mas, admitió que las relaciones internas no son «una balsa de aceite», pero lo relativizó argumentando que en ningún partido lo son. Y pronosticó que cara a las elecciones autonómicas se mantendrá la unidad. «En los momentos clave en que nos lo jugábamos todo, nos hemos puesto de acuerdo», recordó el líder de CiU, conciliador, como lo fue por la mañana en la reunión, en la que se lamentó la mala imagen creada. ¿Medidas para evitar nuevos choques en Madrid?  «Lo que cambiaremos es volver a trabajar como siempre, dando plena confianza al grupo parlamentario», zanjó Espadaler.

La decisión adoptada no deja de ser algo así como un pacto salomónico. CDC acepta lanzar un mensaje de claro apoyo a Duran Lleida. Fuentes de Unió aseguran que fueron los dirigentes del partido de Artur Mas quienes tomaron la iniciativa. A cambio de este espaldarazo (nada cómodo dada la animadversión que despierta Duran en no pocos cuadros convergentes, por su reiterada posición contraria al independentismo), Convergència, ayer, en ningún momento asumió la carga del error. La decisión sobre qué falló fue muy fácil: no hubo tal decisión, en público.

«Fue un malentendido», sostuvo Corominas, lo cual se acerca bastante a la tesis convergente, pero que en ningún caso carga a Unió la responsabilidad de haber querido votar 'sí' a la toma en consideración de un pacto PP-PSOE que, según alegan en CDC, incorpora elementos graves como la cadena perpetua (bajo el eufemismo de «prisión permanente revisable») o la hipótesis de considerar terrorismo los ataques contra la unidad de España.

EN CLAVE MUNICIPAL

Pero el pegamento que ha soldado esta enésima ruptura se llama elecciones municipales. Unió y CDC no pueden permitirse encarar internamente rotos una cita en la que se juegan plazas importantes, comenzando por Barcelona, además de poder en las diputaciones. Cara a esos comicios, por cierto, Vic sigue sin tener candidato de CiU porque ambos partidos quieren encabezar la lista.

Sin embargo, la tensión es latente. Ayer Espadaler reconoció que ya existen conversaciones sobre la hoja de ruta cara a las elecciones autonómicas de septiembre. Un plan sobre el cual la dirección de Unió quiere esperar lo máximo posible a decidirse, pese a que los independentistas del partido democristiano presionan en un sentido contrario. De momento, CiU ha vuelto a imponer su tradición. Como en el rugby ante situaciones incómodas: patada a seguir. O como el proverbio: 'qui dia passa, any empeny'.